La primera encuesta del CIS sobre la percepción social de la igualdad entre hombres y mujeres ha dejado, como titular más impactante, que el 44% de los hombres creen que se ha llegado «tan lejos en la promoción de la igualdad que ahora se les está discriminando». Aunque otros datos del sondeo muestran que los avances hacia la paridad están asentados y son compartidos mayoritariamente, esa pregunta y el porcentaje de respuesta ha despertado la polémica.
Miedo a perder «sus privilegios», fallos de pedagogía, guerra política y porno, cuatro factores tras la ola de neomachismo
Un análisis pormenorizado de los datos muestra que la mayoría de los varones que piensan así son votantes de derecha, pero también los hay de partidos de izquierdas y que el grueso son jóvenes de entre 16 y 24 años. Pero, ¿por qué está calando especialmente en las nuevas generaciones los discursos antifeministas y en qué, en concreto, se sienten discriminados? Cuatro especialistas del ámbito académico, educativo y de las organizaciones de mujeres analizan para El Periódico de Catalunya, del Grupo Prensa Ibérica, la encuesta, las percepciones sociales y dan respuesta a esta pregunta.
La mayoría de varones que denuncian sentirse «discriminados» son votantes de derechas y jóvenes de 16 y 24 años
En primer lugar, precisa Teo Pardo, profesor y educador sexual, que la «promoción de la igualdad haya llegado tan lejos que ahora discrimina a los hombres» no es una frase «que digan los encuestados» a motu proprio, sino que es una pregunta que hace el CIS en el marco de las «distintas opiniones” sociales que hay en torno a esta cuestión. «Es una pregunta tendenciosa y que hace el juego a la ultraderecha», opina Pardo.
De hecho, son varios los especialistas que han expresado su rechazo a la inclusión y la formulación de esta pregunta. En cualquier caso, más allá de si la pregunta es o no acertada, el problema de fondo, apunta Pardo, es que el alto porcentaje de apoyo demuestra que hay una «reacción neomachista» que él lleva percibiendo, desde hace tiempo, en sus clases a chavales entre 12 y 16 años y que han detectado antes otros sondeos.
El apoyo al discurso antifeminista no ha sorprendido a quienes trabajan en las aulas ni a los especialistas en igualdad
El apoyo al discurso antifeminista de un sector de los hombres y, particularmente de los jóvenes, no ha sorprendido, por tanto, a quienes trabajan a diario en las aulas ni a los especialistas en igualdad.
Ni es algo nuevo. «A lo largo de los últimos 200 años, a cada ola del feminismo ha seguido una ola del patriarcado», que ahora se manifiesta con discursos en contra de la ley del solo sí es sí, la ley de violencia de género o la ley trans, apunta Pau Crespo, criminólogo y director del Máster en Intervención en Violencia de Género.
“Muchos hombres se han sumado al camino de la igualdad pero una parte importante es reticente a renunciar a los privilegios»
Crespo subraya que “muchos hombres se han sumado al camino de la igualdad pero una parte importante, como demuestra el sondeo, es reticente a renunciar a los privilegios que les otorgaban las posiciones de dominio y de poder sobre las mujeres”. “Y a medida que avanzamos a un modelo de igualdad, las renuncias se hacen más visibles”, añade.
Los privilegios
El feminismo ha alcanzado «un empuje mundial» a través del MeToo, que en España se reflejó en la histórica y masiva manifestación y huelga del 2018, por lo que «los hombres ven que ya no están en la impunidad y están perdiendo privilegios y la reacción consiste en decir que ‘se ha ido demasiado lejos y ahora nosotros somos las víctimas’”, añade Marina Subirats, socióloga y directora del Instituto de la Mujer de 1993 a 1996.
Por último, Marisa Soleto, jurista y directora de la Fundación Mujeres, indica que el dato del 44% contrario a la igualdad pone de manifiesto que la persistencia de los estereotipos de género todavía es una «asignatura pendiente«, sobre todo entre los jóvenes, lo cual es «muy preocupante»”.
«La derecha ha sabido capitalizar un malestar en los jóvenes que en el ámbito educativo no estamos pudiendo contrarrestar»
No obstante, apunta Pardo, la «reacción neomachista» no está generada por los jóvenes, sino por «partidos, medios y esferas de poder” que han sabido orquestar una campaña, sobre todo a través de las redes, que ha calado entre los jóvenes que tienen «malestares reales», como la precariedad, el racismo o familias con altas cargas de trabajo. «Con mucho dinero y medios, la derecha ha sabido capitalizar ese malestar mientras el ámbito educativo y los movimientos de justicia social no estamos pudiendo contrarrestarlo».
A ello se suma, según Pau Crespo, que el 90% de los jóvenes están formando su identidad sexual a través de la pornografía, «que choca» con la ley sí es sí y con los avances sociales al exhibir poder y violencia sexual sobre las mujeres.
Las discriminaciones
Las ‘discriminaciones’ de las que suelen quejarse los hombres que simpatizan con los discursos que escuchan a influencers o en la llamada manosfera, en referencia a las comunidades virtuales misóginas, hacen referencia a que las cuotas dejan a hombres preparados fuera de algunos puestos o a que ‘se ha llegado tan lejos’ que ahora cualquier mujer te puede acusar de agresión sexual y vas a la cárcel. Ambos argumentos «falaces», según los expertos.
Además, ha llamado la atención que el 32% de las mujeres apoyen que ahora se discrimina a los varones. Son, sobre todo, personas de mediana edad que votan a la derecha, religiosas y «que probablemente piensan que si reconocen que los hombres dominan, vean tambalearse su propia relación», apunta Subirats.
La ola antifeminista ha sido alimentada por la derecha y la manosfera, pero la izquierda u feminismo también debería hacer «autocrítica«, añaden los especialistas consultados.
Feminismo y lucha partidista
«Uno de los fallos -explica Subirats- es la división en el feminismo, que es un clásico en los movimientos sociales que se extienden pero que, en este caso, ha contribuido a que se piense que el feminismo es un caos». A ello hay que añadir, señala la socióloga, que «la lucha contra el feminismo forma parte de la política actual».
El feminismo se ha convertido en la munición de la confrontación entre derecha e izquierda, pero también en «una lucha en la izquierda por ver quién lidera el movimiento, lo que también origina contradiscursos que calan», interpreta Pardo.
A este respecto, Pedro Sánchez señaló durante la campaña electoral que tenía «amigos de 40 y 50 años» que en la pasada legislatura se sintieron «incómodos» con los discursos «desde la confrontación» que, a su juicio, realizó Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad.
«Hay margen de mejora a la hora de realizar políticas que desmonten los estereotipos»
Pero «un fenómeno así no se genera en cuatro años ni se resuelve en cuatro años», apunta Soleto respecto a la gestión de Montero. La directora de la Fundación Mujeres, añade, no obstante, que los datos de la encuesta demuestran que «hay margen de mejora» a la hora de realizar políticas que desmonten «los estereotipos» y que es un «problema social que tiene que ser abordado».
A este respecto, especialistas como Teo Pardo proponen «mejorar el trabajo con la masculinidad, dejar de hacer talleres con los jóvenes en los que estos se sienten señalados por violencias que no han cometido y darles herramientas para analizar críticamente lo que ven en las redes».