«Alta tensión diplomática con Argentina«, dijo este sábado el diario bogotano El Tiempo después de que el presidente ultraderechista Javier Milei embistiera contra su colega Gustavo Petro en términos inusitados. «Es un comunista asesino que está hundiendo a Colombia«. Milei lanzó su diatriba durante una entrevista con la periodista de CNN Patricia Janiot. Las palabras no se demoraron en ser respondida por Petro. «Los que nos atacan no tienen ni idea qué es comunismo ni socialismo«. El exguerrillero del M-19 añadió: «el socialismo es el modo de producción a través del cual el Estado es dueño de los medios de producción y eso no es lo que estamos buscando nosotros. Nosotros creemos y queremos que los medios de producción estén en manos del pueblo, no del Estado». La revista Semana recordó que entre ambos jefes de Estado existe algo más que una enemistad ideológica.
En junio de 2022, el anarco capitalista aterrizó en la capital colombiana para «dar la pelea contra la izquierda en todos los lugares del mundo«. Por entonces, Petro se aprestaba a disputar la segunda vuelta presidencial contra el conservador Rafael Hernández y el emergente diputado argentino decidió que su cruzada doctrinaria debía también hacerse sentir en Bogotá. «No dejen que los zurdos les roben la libertad», dijo pero la suerte electoral ya estaba echada.
Petro, por su parte, llamó en noviembre pasado a los argentinos a darle la espalda en las urnas al ultraderechista porque el triunfo de Milei significaba el retorno de la «barbarie» que ese país había experimentado décadas antes. Y por eso pidió el voto para el peronista Sergio Massa.
Ambos presidentes coincidieron días atrás en Davos, donde llegaron con mensajes políticos antagónicos. Una nueva prueba, según Semana, de que «no se pueden ni ver«.
Un estilo retórico
Milei eligió a Petro como blanco como parte de un estilo retórico que ya había alcanzado al brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, quien se abstuvo de participar en la toma de posesión del argentino, y al mismo papa Francisco, calificado de «maligno» por el anarco capitalista al promover la justicia social. Milei lo visitará el 12 de febrero en el Vaticano para dar una prueba más de que, a veces, sus palabras pueden acomodarse con facilidad a las circunstancias, olvidándose de antiguas ofensas. También sucedió con Patricia Bullrich. La llamó «terrorista» y «asesina» por su viejo pasado insurgente, en los años setenta, cuando competían por la presidencia, en octubre pasado. Luego la ungió ministra de Defensa.
Esta vez, la incontinencia verbal de Milei ha tenido efectos diplomáticos porque el Palacio Nariño llamó a consultas al embajador Camilo Romero. El ministerio de Exteriores calificó a su vez el dicho de Milei de irrespetuoso e irresponsable al vulnerar «los profundos lazos de amistad, entendimiento y cooperación que históricamente han unido a Colombia y Argentina».
Sus palabras fueron rechazadas por la Cancillería colombiana. En un duro comunicado, el Gobierno indicó que lo dicho por el jefe de Estado argentino «atenta contra la honra del primer mandatario, quien ha sido elegido de manera democrática y legítima». Por otro lado, señaló que la expresión de Milei desconoce y vulnera «los profundos lazos de amistad, entendimiento y cooperación que históricamente han unido a Colombia y Argentina, y que se han reforzado a lo largo de dos siglos».
El presidente del Congreso, el senador Iván Name, a quien no le han faltado roces con Petro, esta vez se alineó con el Gobierno y rechazó «enérgicamente» las expresiones del argentino. «Milei es un hipócrita. Mientras hoy le solicita a nuestro Gobierno beneplácito para su nuevo embajador en Colombia, llama asesino al presidente Gustavo Petro. Podemos pensar distinto, pero la región y la hermandad histórica de nuestros pueblos deben estar por encima de las diferencias», señaló en tanto el embajador Romero antes de abandonar Buenos Aires.
El otro trasfondo
El intercambio de palabras entre los presidentes tiene otro trasfondo. Milei ha propuesto en su ambiciosa Ley Ómnibus eliminar la gratuidad que beneficia a los latinoamericanos que estudian en las universidades argentinas. Una medida de esa naturaleza afectaría solamente a 20.000 colombianos. «Triste para América Latina«, reaccionó Petro, a fines de diciembre. «Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. El neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, no puede responder a los problemas actuales de la humanidad».