Una investigación ha descubierto que la dopamina es la que hace que nos sintamos atraídos por nuestra pareja y que forma parte del sustrato biológico que está detrás de la pasión que experimentamos cuando nos enamoramos. También puede ayudar a superar el mal de amores.

Un equipo de investigadores ha descubierto el papel clave que juega el neurotransmisor dopamina en la generación de la pasión por nuestra pareja, así como en la estabilización de las relaciones monógamas.

La dopamina, el neurotransmisor más importante del sistema nervioso central de los mamíferos, tiene un papel ampliamente reconocido en la recompensa y la motivación, pero se desconoce cómo se puede utilizar para explicar comportamientos sociales. La nueva investigación aclara esta duda.

El estudio, publicado en la revista Current Biology, se basa en el análisis del comportamiento y la actividad cerebral de los topillos de la pradera (también llamados campañoles), unos pequeños roedores que, al igual que los humanos, forman vínculos de pareja duraderos y cuidan de sus crías en común.

Sensores diminutos

Los científicos, liderados por Anne Pierce de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, utilizaron sensores diminutos para medir la cantidad de dopamina que se liberaba en el núcleo accumbens, una región del cerebro que forma parte del sistema de recompensa, cuando los topillos intentaban reunirse con sus parejas en una habitación contigua.

Para ello, los animales tenían que presionar una palanca para abrir una puerta o trepar por una valla. Los resultados mostraron que, mientras los roedores realizaban estas acciones, su cerebro se inundaba de dopamina, lo que les proporcionaba una sensación de placer y motivación.

Este efecto se mantenía incluso después de que los roedores se reencontraran con sus parejas y se acicalaran y acurrucaran con ellas.

Refuerzo positivo

En cambio, cuando los investigadores colocaron en la habitación contigua a otro roedor del sexo opuesto (que no era su pareja) o comida, el cerebro de los animales también liberaba dopamina, pero en menor cantidad.

Esto sugiere que la dopamina actúa como un refuerzo positivo que favorece la preferencia por la pareja establecida y la fidelidad.

No sólo es realmente importante para motivarnos a buscar a nuestra pareja, sino que en realidad hay más dopamina fluyendo a través de nuestro centro de recompensa cuando estamos con nuestra pareja que cuando estamos con un extraño.

Partiendo de la base de que estos resultados son extrapolables a los humanos, los investigadores consideran que ciertas personas dejan una impresión química única en nuestro cerebro cuando nos enamoramos. Esa impresión química hace que mantengamos estos vínculos con el tiempo, así como explica por qué queremos estar con algunas personas más que con otras.

También la oxitocina

Además, los autores del estudio observaron que la dopamina también modulaba la actividad de la oxitocina, otra hormona implicada en el vínculo afectivo y el apego.

Según los investigadores, estos hallazgos podrían ayudar a comprender mejor los mecanismos neuronales que subyacen al amor romántico y a las relaciones monógamas en los humanos, así como a desarrollar posibles tratamientos para trastornos como la adicción al sexo o la falta de deseo sexual.

También ayudarían a gestionar mejor el sufrimiento por un amor no correspondido: la disminución de dopamina en el cerebro podría reducir naturalmente la angustia sentimental, señalan los investigadores.

Asimismo, el estudio podría arrojar luz sobre por qué el amor puede disminuir con el tiempo y cómo se puede reavivar la pasión en una pareja. La química cerebral es la clave del amor humano.

Referencia

Nucleus accumbens dopamine release reflects the selective nature of pair bonds. Anne F. Pierce et al. Current Biology, January 12, 2024. DOI:https://doi.org/10.1016/j.cub.2023.12.041