Cai Milio lleva casi 100 años en pie. Es un bar-tienda ubicado en Oviñana, parroquia del concejo de Cudillero, con poco más de 500 habitantes. Alfonso Ruisánchez está al frente. Es ya la tercera generación. Fue su abuelo, Emilio Gutiérrez, el que lo puso en pie a su vuelta de Cuba donde aprendió el oficio.
Alfonso ha contado en COPE que lo que sabe «lo mamó» de su madre, pegado a su mandil desde que era un retaco. En aquella época, recuerda, «se vendía de todo». Desde artículos de pesca hasta ferretería, panadería o alimentación. Además era el punto de reunión de los parroquianos, donde se hablaba de la actualidad de la zona o se comentaban las últimas noticias y se socializaba.
Ruisánchez reconoce que «los tiempos han cambiado» y que no le ha quedado más remedio que «reinventarse». Ahora la gente compra los productos de alimentación en los hipermercados y el móvil ha sustituido a las charlas. Así que, además de alimentación, ofrece servicio de estanco, restaurante y sobre todo cafetería, que deja mucho más dinero.
Eso sí, Cai Milio sigue siendo centro de reunión para todos los asuntos relacionados con el pueblo y Alfonso hace las veces de guía turístico si es necesario. Y el horario de apertura es extenso; sobre todo los domingos, cuando los hipermercados cierran.
Le da mucha pena que cada vez queden menos establecimientos de este tipo en toda España. En su caso, con 52 años, la jubilación todavía está lejos, pero no tiene claro que una cuarta generación de la familia siga con el negocio. Los hijos -cuenta- han estudiado, tienen su vida fuera de Asturias y duda que regresen algún día. La disyuntiva será cierre o traspaso.
De momento, sigue al pie de la barra y con la idea de celebrar el centenario del bar-tienda el año que viene. Será con un libro que está escribiendo su hermano, maestro jubilado. No solo hablará de la interesante historia de Cai Milio, si no que será la historia de un país, de cómo se comerciaba, de cómo se compraba y se vendía el género y de cuanto han cambiado los tiempos.
Jorge Uría, catedrático de Historia: «Tendrán que adaptarse a los tiempos si quieren sobrevivir»
Como Cai Milio, cada vez hay menos ejemplos. En 2004, año en el que se realizó el último estudio oficial sobre estos establecimientos en Asturias, había 351. Pero Jorge Uría, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Oviedo que lleva tiempo estudiando la importancia de los bares-tienda, calcula que han cerrado la mitad.
- Left6:No existe configuración de publicidad para el slot solicitado
Jorge Uría ha explicado, en COPE, que históricamente son lugares donde la gente acudía a comprar abastos y también de reunión. Se intercambian noticias, informaciones de interés comunitario, se creaban redes de solidaridad… Por ahí pasaba la vida cotidiana de una localidad. Pero no es optimista. El futuro lo ve negro.
Señala que hay administraciones, como la de Castilla y León, que priman mediante subvenciones este tipo de locales. Pero opina que «cuando se acude a un sistema de apoyo externo, al final se ralentizan las corrientes generales que, en este caso, son de abandono de la actividad».
Apunta Uría que las funciones que antes convergían en los bares-tienda ahora se cubren de otras formas. La gente ya tiene frigoríficos y congeladores en sus casas, compra en hipermercados y para enterarse de lo que ocurre ahora está el WhatsApp.
Señala que cada vez son más bares y menos tiendas y casi un espacio casi etnográfico. La solución estaría, en su opinión, en que los bares-tienda se reinventen y podría ser estimulando redes asociativas o facilitando locales para que funcionen de otra manera.
Con el paso del tiempo los antiguos establecimientos se fueron rodeando de funciones nuevas y ahora habrá que hacer lo mismo, adaptarse a los tiempos.