De más a menos, el líder de la Euroliga impide la remontada griega para recuperar el sabor del triunfo
El Real Madrid venció (90-85) este jueves al Olympiacos en la jornada 23 de la Euroliga celebrada en el WiZink Center, con mucho más sufrimiento de lo que apuntaba un 52-30 al descanso, aunque la reedición de la última final no podía decepcionar.
Los de Chus Mateo tuvieron que sudar en la segunda parte ante un rival experto en volver a los partidos. El cuadro griego llegó muy vivo a los últimos minutos, pero una racha de Dzanan Musa, máximo anotador de los locales con 20 puntos, permitió que el líder recupere el sabor de la victoria en su holgada posición (20-3).
En los planes del Madrid no entraba una segunda derrota europea seguida, tras del Mónaco, y desde el primer cuarto mandó con calidad ante su público. Facundo Campazzo lideró un inicio brillante, 17 de valoración en el parcial inaugural, de problemas visitantes (30-11). Los blancos metieron casi todo de tres y dominaron por dentro.
Mientras, a Canaan le superó el argentino en la dirección y por dentro mandó Vincent Poirier ante las bajas en los griegos de Nikola Milutinov y Moustapha Fall. El Olympiacos se sentó sin dar una asistencia en 10 minutos y pese a mejorar, algo que no era difícil, se fue al descanso con un duro 52-30 en contra.
El 2 de 15 en triples mantuvo lejos a los visitantes ante un Madrid que, todo lo contrario, metió 8 de 11 y siguió marcando el ritmo de juego desde el rebote. Sin embargo, los de Georgios Bartzokas dieron la vuelta a la tortilla con un Papanikolau inmenso, autor de 25 puntos, y poco a poco, igualando cada faceta en la que habían sido inferiores, sobre todo moviendo el balón en ataque.
Con 68-55, el campeón de Europa el pasado curso a costa de los de El Pireo aún entró con el partido en su mano al último acto, pero la remontada visitante siguió tomando forma. El WiZink Center terminó jugándose su condición de invicto en Europa con un apretado final que alivió Musa, con dos entradas a canasta decisivas.
Porier hizo también su último servicio con un tapón descomunal y Campazzo a su vez terminó como empezó, agarrando balones calientes mientras el Olympiacos se quedaba a medias. El último finalista no tuvo su pequeña venganza y dejó en el aire su posición en el ‘Top 6’. El campeón se salió con la suya una vez más en su Palacio (11-0) encontrando su musa a tiempo: la de sangre fría bosnia.