El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener los tipos de interés de referencia de la zona euro sin cambios por tercera reunión consecutiva. El tipo principal, así, seguirá en el 4,5% (el nivel más alto desde mayo de 2001), mientras que la facilidad de depósito (el interés con que remunera el dinero que guarda a los bancos, el más relevante en el actual contexto) se quedará en su máximo histórico del 4%. Lo contrario hubiera sido una sorpresa: los inversores y los analistas lo daban por descontado. Están más pendientes de los mensajes que pueda lanzar su presidenta, Christine Lagarde, sobre el inicio del ciclo de bajadas del precio del dinero que se espera que comience a lo largo de este año y que lleva rebajando los tipos del mercado -como el euríbor– desde finales del año pasado.
«La información más reciente ha confirmado en líneas generales la anterior valoración sobre las perspectivas de inflación a medio plazo. Al margen de un efecto de base alcista sobre la inflación general relacionado con la energía, la tendencia a la baja de la inflación subyacente ha continuado y las subidas anteriores de los tipos de interés siguen transmitiéndose con fuerza a las condiciones de financiación. Las restrictivas condiciones de financiación están frenando la demanda, lo que está ayudando a reducir la inflación», ha argumentado la institución.
Desde que los subió por última vez el pasado septiembre, el BCE viene insistiendo en que los tipos oficiales «están en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán de forma sustancial al objetivo» de inflación (2% a medio plazo), un mensaje en el que ha insistido este jueves. La gran pregunta es cuándo comenzará a bajarlos. Lagarde fijó la semana pasada por primera vez un plazo, el verano. Es decir, más tarde de lo que esperaba el mercado (primavera). Y además, con matices: no se trata de un compromiso, es solo «probable», y dependerá de que no se produzcan sorpresas negativas en la senda a la baja de la inflación por factores como los salarios, los márgenes empresariales, los precios de la energía y las cadenas de suministro mundiales.
Antes de que Lagarde se pronunciase la semana pasada, el consenso de los inversores esperaba que el BCE comenzase a bajar los tipos en abril y los rebajase cinco veces en 1,4 puntos a lo largo del año, hasta reducirlos al 2% en 2025. Sin embargo, el banco central viene advirtiendo en las últimas semanas de que las previsiones que presentó en diciembre de que la inflación baje hasta su objetivo del 2% el año que viene llevan implícitos tres recortes este año de 0,75 puntos. Pese a las palabras de Lagarde de la semana pasada, algunos analistas siguen pensando que comenzará a rebajar el precio del dinero en abril, pero un número creciente se inclina ahora por pensar que lo hará en junio.
Factores clave
La rebaja de tipos depende de que la inflación de la eurozona siga bajando. El BCE quiere estar seguro de que el crecimiento de los salarios no lo amenaza (tendrá más datos entre abril y junio sobre la renegociación de los sueldos) y de que los beneficios empresariales son capaces de absorber dicha subida sin repercutirla a sus clientes. También es clave que el coste de la energía y las cadenas mundiales de suministros no vuelven a causar tensiones en los precios a consecuencia de los diferentes conflictos geopolíticos actuales.
Un tercer factor es la propia expectativa del mercado de que el banco central comience a bajar tipos en primavera. «No ayuda a nuestra lucha contra la inflación si la anticipación es tal que es demasiado alta en comparación con lo que es probable que suceda», ha advertido Lagarde. La crítica implícita en este comentario es que los tipos del mercado -como el euríbor- están bajando por dicha expectativa de que la autoridad monetaria comience a reducir en primavera el precio oficial del dinero, lo que suaviza las condiciones de la financiación de la zona euro y, con ello, dificulta la lucha contra la inflación, a ojos del BCE.
Frente a ello, la evolución de la economía podría obligarle a adelantar sus planes. El PIB de la zona euro cayó un 0,1% en el tercer trimestre del año pasado respecto a los tres meses anteriores y el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ya ha adelantado que los indicadores adelantados apuntan a que la actividad se contrajo también en el cuarto trimestre, con lo que la unión monetaria habría entrado en recesión. En marzo, el banco central revisará sus previsiones sobre la economía y el PIB: si constata un deterioro notable frente a diciembre, podría adelantar la rebaja de tipos, o al menos eso espera parte del mercado.
Efectos
La expectativa de que el BCE comience a rebajar los tipos oficiales ha provocado que el euríbor se reduzca desde el 4,16% de octubre al 3,679% de diciembre. Ello ha provocado que las cuotas de las hipotecas a tipo variable con revisión semestral ya hayan comenzado a bajar y, de continuar la tendencia, las de revisión anual lo harán en los próximos meses. El tipo medio de las nuevas hipotecas contratadas en diciembre, por su parte, también bajó el mes pasado del 3,86% al 3,79%.
El interés medio de los nuevos depósitos, paralelamente, sigue subiendo poco a poco (del 2,44% al 2,57%), ya que los bancos comenzaron a aumentar su remuneración más tarde. Estas tendencias deberían proseguir si el banco central baja los tipos, pero el proceso será más o menos rápido en función de cuándo comience el banco central a rebajar el precio del dinero y a qué ritmo lo haga.