Donald Trump ha ganado las primarias de Nuevo Hampshire, según la proyección que ha realizado la agencia AP a las ocho de la tarde hora local (dos de la madrugada en España), justo cuando han cerrado los últimos centros de voto y cuando solo se había contado el 17% de los votos. En ese momento Nikki Haley, la única rival de peso que queda en la carrera republicana para intentar lograr la nominación para las presidenciales de noviembre, iba casi nueve puntos por detrás de Trump.

La distancia entre ambos es menor de la que habían anticipado las encuestas, y eso va a servir a Haley para reforzar sus argumentos de no tirar la toalla aún y seguir en la lucha, presentándose como una alternativa al antiguo mandatario.Y ya horas antes de que se cerraran los colegios de voto Haley recordaba que «esto es una maratón, no es un esprint”.

Esa contundencia de la que fuera gobernadora de Carolina del Sur y embajadora ante Naciones Unidas es puesta a prueba por el aire de inevitabilidad que rodea a Trump, especialmente después de su arrolladora victoria en los caucus de Iowa, donde se impuso por más de 30 puntos de ventaja sobre el segundo mejor posicionado, Ron DeSantis (que el domingó abandonó la carrera). Ningún candidato republicano que se haya presentado a primarias sin ocupar en ese momento el Despacho Oval y que haya ganado Iowa y Nuevo Hampshire se ha quedado sin la nominación.

Trump, arrollador

El expresidente, que se llevará la mayoría de los 22 delegados que se reparten de forma proporcional, ha llegado a esta carrera con una fortaleza inusitada y una campaña perfectamente engrasada que está explotando a la perfección la información sobre sus bases y sobre potenciales votantes cosechada desde que entró en la arena política en 2015. Tiene a su parte del electorado entregada, haciendo horas de cola en el frío para intentar entrar a sus mítines y actos, alineada con sus teorías de fraude electoral en 2020 y sus acusaciones de que sus problemas legales son una «persecución política». En Nuevo Hampshire se ha beneficiado también de los votos que han quedado huérfanos de DeSantis. Y vuelve a ver cómo el partido cierra filas a su alrededor.

El lunes, en la víspera de la votación, lo subrayaba participando en un acto donde le acompañaron tres de los rivales que le retaron en estas primarias: Vivek Ramaswamy, el senador Tim Scott y el gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum. En ese acto, uno de los asistentes gritó pidiendo 12 años de presidencia (el máximo legal en EEUU son ocho). Y Trump replicó con sorna: “No lo digas muy alto. Sabes que les encanta llamarme fascista”.

«Elecciones, no coronaciones»

Pese al aparentemente imparable empuje de Trump, y pese a que en los estados con las próximas citas de primarias y caucus Haley tiene peores perspectivas que en Nuevo Hampshire, el empeño por seguir adelante lo reiteraba también en un memorando este martes la jefa de campaña de la candidata, Betsy Ankney, que usaba también varias de las frases a las que últimamente recurre Haley: “Tenemos elecciones, no coronaciones”, “cerca del 50% del país quiere una alternativa a Trump y el 75% quiere una alternativa al duelo entre Trump y Joe Biden”.

Ankney trataba también de romper la narrativa dominante sobre el difícil camino en las próximas citas que tiene Haley, incluyendo la próxima importante el 24 de febrero en Carolina del Sur, donde Trump lleva 30 puntos de ventaja en los sondeos a la antigua gobernadora. Recordaba que en esa cita cualquiera puede votar si no ha votado antes en las primarias demócratas.

Ankney también decía que el «supermartes» del 5 de marzo, cuando votan 16 estados y territorios, tiene “terreno fértil” para Haley, con 11 de las 16 elecciones con elecciones abiertas o semiabiertas. “Hasta entonces respiren hondo”, escribía. “Un mes en política es toda una vida. Vemos la democracia en acción, dejamos que la gente tenga su voz, es como se supone que debe funcionar”.