La libertad de expresión brilla por su ausencia en el canal de internet dirigido por Pablo Iglesias, que ha fulminado de pantalla a Sergio Gregori, presentador de la tertulia política de mediodía (y con el que fundó el proyecto), al que ha ido apartando poco a poco y finalmente relegado a tareas de redacción bajo supervisión, tras mostrarse crítico con la deriva radical e intransigente del líder emérito de Podemos.
El periodista, joven pero con abultada experiencia en proyectos audiovisuales, conoció al efímero vicepresidente del primer gobierno de Pedro Sánchez cuando ejercía plenamente el liderazgo de su partido. Le concedió una entrevista en Furor TV y de ahí comenzaron una relación profesional que culminó con el nacimiento de Canal Red, en el que no están permitidas las críticas a Podemos, sus decisiones ni a ninguno de sus integrantes, salvo casos muy aislados y en un tono muy tibio.
Tampoco se ve bien en este medio que a los representantes del partido se le hagan preguntas mínimamente incómodas, como en ocasiones ha hecho Sergio Gregori, que siempre ha podido bordear con educación y mano izquierda ese férreo control ideológico del canal de Youtube que de manera directa ejerce Pablo Iglesias, hasta el punto de controlar escaletas y dictar comentarios y preguntas que se deben lanzar en los programas en directo.
Sergio Gregori comenzó a ser relegado la pasada primavera, en el momento de máximo ruido de Podemos contra Sumar, cuando fue obligado a dejar de dirigir ‘El tablero’ y fue forzado a compartir la presentación del mismo, quedando relegado a tan solo dos días a la semana. Era un primer aviso para que corrigiera «su actitud».
Sin embargo, el periodista siguió reivindicando su libertad y una manera de dirigir y moderar la tertulia desde la profesionalidad periodística y el equilibrio de voces y opiniones, sin considerarse parte de la estructura de Podemos que de facto supone este proyecto. El pasado lunes, tras un comentario crítico hacia ciertos movimientos del canal, fue apartado del programa de manera fulminante.
Concretamente, Gregori compartió una opinión de Juan Carlos Monedero, fundador del partido morado, en la que señalaba la radical deriva ideológica de Canal Red. «Es un órgano muy podemita y eso no es bueno ni para Canal Red ni para Podemos. No es bueno para Canal Red porque circunscribe mucho su influencia y no es bueno para Podemos porque no termina de liberarse de esa contundente opinión de convencidos que expresa siempre. O compartes 100% lo que ahí se expresa o te conviertes en sospechoso», aseguró.
«Un tipo como Jiménez Losantos habla para la derecha, no para el PP. Canal Red tiene que despodemizarse. Y Podemos tiene que descanalizarse», remató. Compartir esta opinión de Monedero ha provocado una ola de acoso y odio contra Sergio Gregori en el seno de la empresa, que se ha trasladado a las redes sociales desde hace varios días. Un acoso organizado por las cuentas compartidas que controlan los afines más radicales a Pablo Igledias.
Según la información a la que ha tenido acceso YOTELE, Gregori no ha sido despedido de Canal Red pero sí completamente relegado a funciones de redactor de base, algo sorprendente siendo él uno de sus fundadores. En sus actuales funciones, el periodista no puede aparecer en pantalla de ninguna manera, ya que también ha sido apartado de las conexiones en directo que solía realizar desde el Congreso. Básicamente, desde hace una semana se dedica a escribir textos para la web, viéndose obligado a acatar las órdenes de una coordinadora de Iglesias y sin poder elegir los temas ni opinar sobre ellos.
Las fuentes internas consultadas aseguran que en Canal Red reina la tensión y el ambiente es completamente irrespirable. Se asegura que la intención de Pablo Iglesias es minar la moral de Sergio Gregori hasta desgastarle por completo y que él se marche por propia voluntad.
Esta situación ha llegado a las redes sociales, donde diferentes internautas califican lo que está ocurriendo con Sergio Gregori como un caso claro de mobbing laboral tras haber expresado sus desavenencias con la dirección.