«Si algún día los fascistas me hicieran daño, algún atentado, dejo en manos de ustedes hacer lo que tengan que hacer para reponer la justicia y la paz de Venezuela, activen la furia bolivariana». El presidente Nicolás Maduro aprovechó el nuevo aniversario de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958, para poner en el centro de la discusión política con la oposición su propia seguridad personal y lanzar una nueva ofensiva contra parte de sus adversarios. Maduro salió a respaldar al fiscal general, Tarek William Saab, después de arrestar 32 personas, entre civiles y militares, por la participación en cinco presuntos intentos de magnicidio, cada uno de ellos de nombre incógnito: Alta Conspiración, Caso Espionaje Guasdualito, Caso La Gaviota, Caso Fortunato y Brazalete blanco.
La disputa territorial con Guayana y los «tambores de guerra» salieron de escena. En el centro volvió a ubicarse la fantasmática figura del conspirador internacional. Durante un acto en el centro de Caracas, Maduro volvió a señalar a Estados Unidos – con cuyo Gobierno negocia el levantamiento de sanciones económicas— de los planes no solo en su contra sino el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y el gobernador del estado de Táchira, Freddy Bernal. «Oligarcas, fascistas, se arrepentirían por mil años los apellidos. Amo la vida, al pueblo, a mi patria, pero estoy obligado a prepararlos a ustedes, porque cinco veces trataron de matarme. Pero nada me va a detener, voy a seguir en la calle, y para que les arda: voy a seguir gobernando este país con el pueblo venezolano», dijo.
Mientras Maduro arengaba a sus seguidores, la Plataforma Unitaria opositora exigía que se defina la fecha para las elecciones presidenciales que deben realizarse este año. A su vez, respaldaron a la candidata María Corina Machado, quien todavía no tiene el aval de las autoridades judiciales. Para la oposición, Venezuela vive una instancia similar a la de 1958. Existen «suficientes razones para retomar el espíritu y los propósitos que desembocaron en ese acontecimiento histórico, cuya motivación se repite en la actualidad, en términos de un mayor desafío que va más allá de sustituir la dictadura por la democracia como sistema político».
La reacción de Machado
Machado también tuvo su propio acto. «Nadie nos saca de esta ruta electoral (…) Quiera o no quiera Nicolás Maduro, con el pueblo venezolano los vamos a obligar a medirse, así que pongan la fecha de una vez a este proceso electoral», dijo en otra zona de la capital. Según la dirigente de derechas, quien ganó de manera contundente la primaria opositora de octubre, el madurismo se encuentra en una situación de «profunda debilidad» y como perdió «su base social», lo que le queda es amenazar, perseguir y «crear supuestas conspiraciones».
Dudas en el horizonte
Si bien el presidente aseguró este mismo martes que “llueva o truene” se realizará la contienda electoral, la hoja de ruta de ese complejo proceso y la habilitación de Machado siguen estando en el limbo. En virtud de las negociaciones con la oposición, el Palacio de Miraflores se comprometió a crear las condiciones para que se celebre una elección libre y con la presencia de observadores internacionales.
Semanas atrás, fueron liberados varios presos políticos. A su vez, Washington permitió el retorno a Caracas del empresario colombiano Alex Saab, a quien la justicia norteamericana había extraditado de Cabo Verde por considerarlo testaferro de Maduro, entre otros cargos. Saab aterrizó en la capital venezolana después de que fueran liberados por la justicia de ese país los ex boinas verdes Luke Denaman y Airan Berry, acusados de haber participado en mayo de 2020 de una fallida incursión armada en favor del entonces «presidente encargado», Juan Guaidó.
Estos gestos fueron entendidos como un paso hacia adelante en la construcción de un escenario electoral a tono con los últimos acuerdos. En este contexto se conoció la ofensiva del fiscal general. Tarek William Saab dijo que se «han intentado» llevar a cabo «cinco acciones violentas» con el apoyo de «la CIA, la DEA y el Ejército colombiano«. Padrino López participó este martes de una ceremonia en la que se degradaron a los militares involucrados en estas supuestas acciones y que han sido calificados de «traidores». El ministerio de Defensa no informó cuántos militares han sido sancionados.
Nuevos hostigamientos
La avanzada del fiscal general tiene su correlato en un llamado a las estructuras para estatales de salir en defensa del madurismo. La llamada «furia bolivariana» ha sido convocada para «enfrentar cualquier intentona terrorista y golpista«, de acuerdo con la propia definición del presidente. Se trata de un operativo de seguridad e inteligencia de carácter «cívico, militar y policial». La principal autoridad de la Asamblea Nacional (AN, Congreso) y jefe de la delegación oficial en las negociaciones con la oposición, Jorge Rodríguez, justificó su funcionamiento. «El pueblo va a insistir en estar en las calles junto al presidente Maduro hasta que se logre fortalecer nuestra independencia y soberanía». Para la vicepresidenta Delcy Rodríguez, la «furia bolivariana» se ha puesto en marcha a los efectos de que «los poderes internacionales sepan que el pueblo venezolano sabe cómo responder a sus provocaciones». Machado denunció que fueron destruidos varios locales de su fuerza política. «Maduro se ha convertido en un candidato de represor».
El subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols, dijo estar «profundamente preocupado por las recientes acciones contra la oposición y la sociedad civil en Venezuela basadas en acusaciones sin fundamento». El funcionario subrayó que «la hoja de ruta electoral de Barbados exige una cultura de tolerancia y coexistencia política, así como una igualdad de condiciones para todos los partidos políticos».