«Hay un tema que me preocupa y no sé como se puede resolver», se arrancó ayer Carmen Riu, la conciencia más sincera entre el empresariado turístico. «Es el de la ciudadanía».
«Mucha veces he pensado que no somos valientes, los gobiernos, – continúo la consejera delegada de RIU- por no hacer «un referéndum: queremos turistas, no los queremos…». «No sé cómo se podría dar información de qué supone económicamente una reducción de un 10 o un 20 % de los visitantes en determinadas comunidades saturadas». Su razonamiento, en su intervención en un coloquio en el que también participó la presidente Margalida Prohens, ayer en el Foro Exceltur, en Madrid, apela a que si no se llega a ese punto «estamos con mucha ciudadanía en contra» del turismo. Este fue uno de las grandes quejas de los empresarios, entre ellos el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Jorge Maricha. Dijo sentirse «como un preso» por tener que defender al sector por la poca querencia de la población «cuando en quince años no se ha crecido en camas», mientras ha sido al contrario en el alquiler vacacional.
«Yo no sé cual sería el sistema para hacer esta pregunta» a los ciudadanos, reconoció por su parte Carmen Riu. A renglón seguido sostuvo que «en determinadas comunidades no podemos crecer más». Otra de las reivindicaciones de la hotelera, cuya sede está en Platja de Palma, fue para las zonas maduras. «En muchas partes de España dan penita». «Ha sido una vergüenza que no haya habido un Perte (proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica) turístico. Defendió las reformas hechas en los hoteles. «Pero luego sales a la calle y te encuentras con unas infraestructuras vergonzosas». La mallorquina abogó porque administración y hoteleros mejoren las deficiencias. «Este es el gran fallo en este país: zonas maduras, las llamamos así porque somos condescendientes», para no recurrir a «adjetivos calificativos no tan bonitos».