Las talas en el entorno de la estación de la madrileña estación de Atocha se han convertido en el enésimo choque contra el Gobierno en Madrid. Ahora el Ayuntamiento, dirigido por el popular José Luis Martínez Almeida, asegura en boca del delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, que «las 247 talas de la estación de Atocha no se van a dar, salvo que la vicepresidenta diga que está de acuerdo». Una cuestión que ha sido respondida por la titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, instando al alcalde a que acepte reunirse para trabajar en la zona: «Sigo a la espera de que aceptes mi invitación para trabajar juntos. Ni podas agresivas ni talas injustificadas con soluciones alternativas. Más vale cortar el tráfico en un carril que ver caer árboles maduros que tardaremos décadas en recuperar».

Y es que en el entorno de la estación se ubican dos proyectos que tal y como están planteados suponen con talar buena parte de la zona. El primero de ellos es la nueva estación de Atocha, que ampliará sus andenes con una segunda terminal para descongestionar el tráfico ferroviario y que evite, por ejemplo, que los trenes con destino Valencia sean desviados a Chamartín por un túnel que conecta ambas estaciones y que cruza la ciudad de Madrid de norte a sur. El segundo es la ampliación de la Línea 11 que acomete la Comunidad de Madrid y que es noticia estos días por las talas en el Parque de Comillas, Madrid Río, Jardines de Palestina, Atocha y Conde de Casal. ¿Dónde está la diferencia de las talas? En la justificación de las mismas.

Mientras que las primeras, las que pide el Ministerio de Transportes a través de Adif, son inevitables por la complejidad del proyecto, varias de las que realiza la Comunidad de Madrid se realizan para no cortar el tráfico. Es decir, arrasar con una acera para permitir que los camiones saquen tierra y evitar así que se interrumpa el tráfico rodado. Esta decisión ha motivado, por ejemplo, que incluso se modifique la ubicación de estaciones para cortar un parque, como el de Arganzuela en Madrid Río, en vez de interrumpir durante unos meses el tráfico en una calle cercana. En los Jardines de Palestina, contiguos a la estación de Palos de la Frontera, se arrasará con el parque para instalar una subestación eléctrica que podía ser ubicada en otras partes del recorrido de la línea sin que afectara a los árboles.

Una cuestión que lleva meses generando tensión política entre ambas administraciones. La respuesta de Carabante llega tras la carta que la misma ministra envió al alcalde hace unos días pidiendo que «se paralicen» las talas en el Paisaje de la Luz y que «se replanteen conforme a los principios de preservación y restablecimiento de los ecosistemas y la biodiversidad». Almeida tiró de ironía a la petición del Gobierno y aseguró que «a partir de ahora cualquier tala que solicite el Gobierno de España en la ciudad de Madrid, como en la estación de Atocha» se la iba «a comunicar previamente» para que le dé «su opinión».

Pese a todo, Transición Ecológica sigue esperando tras varias peticiones para reunirse con Almeida. Este pasado jueves, Teresa Ribera, se ofrecía a pasear con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, para abordar la tala de árboles en la capital española. «A ver si logramos ir a la Plaza de Santa Ana con árboles que no se toquen, al Paseo del Prado o si él lo prefiere al Wanda Metropolitano (actualmente Cívitas Metropolitano), no tengo inconveniente. Hablando se entiende la gente«, señalaba insistiendo en que «la gente lo que necesita es ver a las administraciones trabajando y resolviendo problemas y no insultándose o provocando» como ocurre, a su juicio, «en demasiadas ocasiones».

Ribera envió una carta a Almeida en la que instaba al alcalde de Madrid a paralizar la tala de arbolado por «quebrantar la tutela y protección del patrimonio cultural de la ciudad» ya que «tiene consecuencias negativas frente a los efectos del cambio climático para el bienestar de los ciudadanos». La tala de árboles en la ciudad de Madrid es un tema que, según indicó, tiene a la ministra «disgustadísima» ya que, en sus palabras, los árboles «son fundamentales» en los entornos urbanos y «no es posible sustituir un árbol maduro con una dificultad para ser trasplantado por árboles pequeños y jóvenes» algo que es «especialmente dramático» en zonas donde es difícil garantizar un crecimiento rápido de estos árboles.

Para la vicepresidenta tercera del Gobierno, la «gran polémica» fue que el Ayuntamiento de Madrid «prefiriera talar una arboleda madura a cortar durante un año la circulación al tráfico en una calle lateral», por lo que ha pedido a Almeida que explique si existen o no alternativas a esta tala de árboles. Respecto a las declaraciones del dirigente madrileño sobre la sensibilidad de la ministra con los árboles que tala el Ayuntamiento pero no con los que tala el Gobierno en Madrid, Ribera puntializaba que había trasladado al alcalde que no tiene «problema en hablar de todo porque se trata de analizar si existen o no alternativas y motivar por qué se hacen o no se hacen». «Me gustaría sentarme con él para hacer una valoración sobre si necesitamos una normativa básica para la protección del árbol urbano», concluía.

Los árboles de izquierda y derecha

Lo cierto es que el Ayuntamiento lleva meses hablando de estos temas solo cuando tiene micrófonos y cámaras delante. El argumentario han sido «los árboles de izquierdas y derechas». Es decir, tratar de deslizar que el Ayuntamiento sufre el desamparo del Gobierno al recibir críticas por sus talas, con la convivencia de las asociaciones ecologistas y vecinales, pero que no ocurre lo mismo cuando se trata de las que realiza el Ejecutivo Central.

Para ello, siempre recuerdan las 247 talas que pide Adif y que contemplan la pérdida de acacias, olmos y tilos de la calle Méndez Álvaro, así como plátanos de sombra ubicados en la calle Comercio y en la avenida Ciudad de Barcelona. De hecho, este verano deslizaban que los situados en la avenida Ciudad de Barcelona número 2 están incluidos en el Catálogo de Parques Históricos y Jardines de Interés con Nivel de Protección 3, según la información aportada por Ecologistas en Acción, quienes han tenido acceso al informe de afecciones de las obras de Adif.

Misma ubicación en la que este lunes se han comenzado a talar los Jardines de Jimena Quirós, donde el Ayuntamiento ha concedido quince  autorizaciones de tala mayor, con la misma protección y con alternativa a la tala. Además, la Comunidad de Madrid ha negociado con las asociaciones vecinales reducir las 33 autorizaciones de tala para salvar quince. Una cuestión que debe decidir ahora el Ayuntamiento, que debe autorizar el corte de tráfico que supone mantener esos árboles. La reunión será esta semana, pero de momento Borja Carabante ha contestado que las cifras actuales son «estimaciones», pues sus autorizaciones de talas «se basan en el proyecto». «Luego, si se puede reducir la afección, pues lo haremos, por supuesto», aseveraba.

¿Y la Unesco?

Parte del entorno de la estación de Atocha está protegido por la Unesco al ser declarada Patrimonio Mundial en 2021. Por ello, el Ministerio de Cultura, uno de los encargados de defender las directrices operativas de la convención de Patrimonio Mundial de la Unesco en España, enviaba una carta tanto a Ayuso como Almeida recordando que según la normativa de la Unesco, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid deberían haber dado aviso, a través del Ministerio de Cultura, de cualquier obra que se produzca dentro del espacio declarado Patrimonio Mundial y conocido como Paisaje de la Luz. Según esta misiva, las directivas obligan a realizar un informe de impacto patrimonial previo al proyecto, que no se han hecho y que permiten que el Comité de Patrimonio Mundial pueda proponer alternativas y medidas para mitigar el daño que en el caso que atañe a las obras son los árboles.

El Ministerio de Cultura ha tratado de tenerlo en tres ocasiones. Una en octubre, otra en diciembre y otra hace dos semanas cuando se enteraron de que la tala en esta zona estaba prevista para esa semana gracias a los medios de comunicación. El Ayuntamiento contestó en octubre sin aclarar mucho. La Comunidad de Madrid ni siquiera ha respondido.

Este martes, eldiario.es ha entrevistado a Juan Andrés Perelló, exembajador de España en la Unesco. “Debemos ser conscientes de las obligaciones contraídas. El alcalde de Madrid sabe que hasta el cambio de un bordillo implica contar con el permiso de la Unesco”, ha indicado sobre las obras. “No basta con informes o permisos del servicio municipal de Urbanismo. No cuesta nada elevar un trámite de consulta al Centro de Patrimonio Mundial de Unesco y evitar que la declaración se ponga en riesgo. Porque claro que se puede poner en riesgo”, añadía recordando lo complicadas que fueron las negociaciones para incluir la zona en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Y recuerda que España tuvo que conseguir el visto bueno de 20 de los 21 países que forman Comité para que Noruega se abriera también a respaldar también la candidatura española, ya que el país nórdico abogaba por cumplir con el informe técnico desfavorable. Así, insiste en lo “especialmente cuidadosas” que deben ser las administraciones madrileñas para no perder la preciada insignia.