Descartado Ron DeSantis para la pelea contra Donald Trump por la nominación republicana de cara a las elecciones de noviembre, Nikki Haley se ha quedado como única esperanza del sector del GOP (Grand Old Party) que sigue viendo con enorme recelo la figura y las actitudes del expresidente.
Haley, de origen hindú, ha sido la gran sorpresa de la precampaña: activa en los debates, sin renegar de su pasado en la administración Trump, pero consciente de que las diferencias con su rival son las mismas que la hicieron dejar el cargo de embajadora de los EEUU ante la ONU en 2018. La exgobernadora de Carolina del Sur ha sido la única que ha conseguido establecer algo parecido a una alternativa.
No deja de ser curioso si tenemos en cuenta que su nombre aparecía casi como una nota al pie dentro de la copiosa lista de candidatos republicanos. De entrada, ahí estaba DeSantis como gran némesis de Trump: la historia del hijo pródigo que se rebela contra el padre, le desafía en el estado donde reside (Florida) y devuelve al GOP a los valores conservadores, tradicionalistas y religiosos que marcaron las épocas de Reagan y Bush.
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Los grandes resultados de DeSantis en las legislativas de 2022, junto al pobre desempeño de los candidatos promocionados por el movimiento MAGA (Make America Great Again), le colocaban ante la oportunidad soñada.
Si a eso le sumamos los múltiples escándalos judiciales que persiguen a Trump y el hecho de que las encuestas le daban mejores resultados en un enfrentamiento directo con Biden, es difícil entender que la candidatura de DeSantis se haya diluido como un azucarillo. Es de suponer que lo volveremos a ver en 2028, pero a saber qué queda del país para entonces.
Junto a DeSantis, destacaba el carismático Chris Christie, exgobernador de Nueva Jersey y enemigo feroz del trumpismo. También se ganó su espacio mediático el empresario Vivek Ramaswamy, que quiso utilizar la carta del outsider como la utilizó Trump en 2016 y ha acabado pidiendo el voto para el neoyorquino.
Partiendo casi de la nada, pero con un estilo directo y sin complejos, Haley ha conseguido despertar el interés del votante republicano que no cree en amaños ni en personalismos y que repudia las alianzas internacionales que tejió Trump durante su administración.
¿Conseguirá Haley dar batalla?
Eso no quiere decir que el duelo parta en igualdad de condiciones. No lo hace. Trump ganó las elecciones presidenciales de 2016 perdiendo el voto popular, perdió las de 2020 y en medio se estrelló en las legislativas de 2018 y casi lleva al Partido Republicano al desastre en las de 2022.
Pese a todo, su arrolladora figura parece seguir pudiendo con todo lo que se cruza en su camino. Sus valores de aceptación nacional son los mejores en años y las últimas encuestas le colocan unos cinco puntos por delante de Biden en el voto popular, lo que supondría un auténtico paseo en el voto electoral que determina al próximo presidente.
Sin ir más lejos, Trump viene de arrasar en los caucus de Iowa, consiguiendo el mejor resultado de la historia para un candidato republicano en la oposición. Haley, por su parte, ni siquiera consiguió ser la segunda candidata más votada, quedando por detrás de DeSantis y a 32 puntos porcentuales del expresidente.
La duda, por lo tanto, al menos ahora mismo, no es si Haley puede derrotar a Trump, sino si puede conseguir que la carrera sea más o menos apretada y de esa manera demostrar que el GOP va más allá del movimiento MAGA y sus siniestros inspiradores.
Para ello, Haley cuenta con dos factores que invitan al optimismo dentro de una situación electoral claramente compleja: los resultados de Iowa, al ser los primeros, siempre se sobredimensionan, pero hay mucho que matizar. De entrada, no es una elección abierta en todo el estado, sino por pequeñas reuniones casi vecinales (caucus) que eligen sus delegados de forma proporcional.
Los resultados, además, no siempre reflejan el sentir del resto del país: en 2016, por ejemplo, el vencedor fue Marco Rubio y todo el mundo se lanzó a darle como favorito para la nominación. El favoritismo le duró una semana.
Dicho esto, un mal resultado en New Hampshire, aunque también reparta una cantidad ínfima de delegados, sí sería muy preocupante para Haley. Su candidatura aspira a recoger el voto anti-Trump que han ido dejando sus oponentes retirados, aunque lo cierto es que todos —incluso DeSantis— han respaldado al expresidente con la excepción de Christie, que a su vez se niega, pese a todo, a apoyar a Haley.
Los disparatados lapsus de Trump
De momento, las encuestas son una incógnita porque no han podido recoger aún el movimiento de votantes de los candidatos retirados. Según el portal Fivethirtyeight, la gran referencia electoral a nivel estadístico, Trump parte con una ventaja inicial de catorce puntos (50% frente al 36% de Haley).
En 2016, el empresario neoyorquino se llevó en New Hampshire su primera gran victoria como candidato, con el 35,23%, veinte puntos más que el segundo, John Kasich. Si Haley es capaz de rondar el 40%, demostrará que es una alternativa fiable con todo lo que eso conlleva: más apoyos, más dinero, más anuncios, más espacio en medios…
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Tal vez por ello, en los últimos días, la candidata ha doblado sus ataques contra Trump, haciéndolos más personales. “No es el de 2016”, declaró en una charla en referencia a la supuesta fragilidad mental de su adversario. “Me acusa de no haber defendido el Capitolio el 6 de enero cuando yo no estaba ni en Washington, dice que le ganó a Obama las elecciones cuando nunca compitió contra él…”.
El propio equipo del expresidente tuvo que reconocer este lunes que Trump la había confundido con Nancy Pelosi, la octogenaria congresista demócrata, un error realmente asombroso.
Haley fue más allá y pidió que no se dejara el futuro de Estados Unidos en las manos de una persona con síntomas de senilidad. Es exactamente la misma táctica que utiliza Trump continuamente contra Biden. El expresidente cumplirá 78 años el próximo 14 de junio, lo que le convertiría en el presidente electo de más edad de la historia, unos meses por delante de Joe Biden, que aún tenía 77 cuando ganó las elecciones de noviembre de 2020 (cumplió los 78 apenas unos días después).
Como era de esperar, la campaña de Biden no ha tardado en recoger las declaraciones de Haley y juntarlas en un vídeo publicitario. Las mismas encuestas que daban a DeSantis un mejor resultado contra Biden le dan también la victoria a Haley en un supuesto enfrentamiento con el actual presidente.
Sin embargo, en el Partido Demócrata intuyen que su rival será el mismo que en las dos últimas convocatorias. Por ello, toda la munición que les pueda aportar Haley si la campaña republicana se alarga será más que bienvenida en unas elecciones que pueden ser clave para el futuro del país… y el de sus aliados.
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