La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha anunciado que el Gobierno activará un proceso de consulta con todos los actores del sector energético para llevar a cabo un despliegue «ordenado» de las energías renovables que repercuta en beneficio de los territorios.
En concreto, la idea es impulsar los objetivos de generación renovable hasta un 81% para 2030, acorde con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), cuya actualización Riberaconfía en tener aprobado en los «próximos meses».
Este es uno de los anuncios que la vicepresidenta ha hecho durante su comparecencia en el Congreso para detallar las líneas generales de su departamento en esta legislatura.
En su opinión, el impulso a las renovables requiere de una visión «ordenada y justa», de modo que se vele por que en el territorio las cosas «se hagan bien» y estas renovables aseguren una «adecuada redistribución de los beneficios».
Por eso, el Ejecutivo planea reunirse con los diferentes actores implicados en la industria para identificar las mejores «prácticas y cautelas» para conciliar los distintos objetivos en un despliegue «ordenado» de energías renovables. Así, se combinaría la zonificación y acceso a beneficios por parte de los territorios con mejoras y capacidad de gestión de la integración renovable.
Y es que, Teresa Ribera ha remarcado que en el año 2023, por primera vez, el 50% de la generación de electricidad procedía de fuentes renovables. «Evidentemente es el primer año. No será el último, sino todo lo contrario. Será cada vez más frecuente y en un porcentaje mayor», ha vaticinado la vicepresidenta.
En este auge de las renovables, la energía eólica lideró el mix de generación, mientras que el carbón cayó a mínimos históricos. De su lado, la fotovoltaica está «a punto» de alcanzar la generación procedente de ciclos combinados.
«Somos el segundo país en Europa en energía eólica y el octavo en capacidad renovable a nivel mundial«, ha explicado Teresa Ribera, que ha asegurado que la transición energética está «firmemente arraigada en España por tener una regulación «bien definida» y un conjunto «fantástico» de condiciones, ventajas geográficas, en términos de infraestructura y habilidades profesionales y corporativas.
Asimismo, ha destacado que el año pasado concluyó también con los precios más bajos en el mercado eléctrico en comparación con el resto de los países vecinos, a excepción de los países nórdicos.
Pero no es el único desafío que el Ministerio se ha puesto en la legislatura. La ministra ha asegurado que también se pretende activar la energía eólica marina, que cuenta con una ordenación del espacio marítimo que identifica cuáles son las zonas que puedan resultar más adecuadas. «Falta ahora culminar la regulación garantista y activar las palancas necesarias para desarrollar esta tecnología», ha señalado Teresa Ribera.
Sumado a esto, la vicepresidenta ha recordado que el Gobierno también pretende recuperar la Comisión Nacional de Energía (CNE) como herramienta «fundamental» para reforzar la transición energética y acompañar a los consumidores que más lo necesitan en sus hogares o en su movilidad.
«Es una herramienta clave contra la emergencia climática y un instrumento de eficacia comprobada en la transformación de nuestro modelo productivo. Tiene un potencial enorme para ayudarnos», ha defendido Ribera.