Hace tiempo que dejó de ser un problema de conocimiento. Hoy es más una cuestión de empatía y entorno. No faltan dosis de cierta contaminación política heredada de tiempos pretéritos, que aún dificultan el proceso. En el País Vasco actual el euskera no es una lengua extraña para la inmensa mayoría de los jóvenes y ni para muchos de los adultos que se incorporan desde hace años al mercado laboral. No en vano, desde hace décadas la apuesta lingüística mayoritaria de las familias vascas para escolarizar a sus hijos es el ‘modelo D’, íntegramente en euskera. A ello se suma el apoyo, impulso y refuerzo con el que cuenta en la sociedad vasca y el respaldo económico de las instituciones públicas, que no escatiman medios para promocionarlo. Pero los datos no mienten: el euskera se conoce mucho más que hace unos años pero su utilización está aún muy lejos de acercarse a su ratio de conocimiento. Una diferencia que se detecta entre los adultos pero también entre los más jóvenes, mucho más euskaldunizados.
Es la gran frustración con la que el lehendakari Iñigo Urkullu culminará sus doce años al frente del Gobierno vasco. Desde que accedió al Ejecutivo el impulso al euskera y a que su uso se incrementara, a que ganara espacio en la sociedad vasca, ha sido una de sus prioridades. Sin embargo, revertir esta paradoja fotografía lingüística no parece fácil. Según la última encuesta sociolingüística del Gobierno vasco apenas el 36% de la población vasca es vascoparlante. Supone doce puntos más que hace tres décadas. Si se pone el foco en la población más joven, entre 16 y 24 años, ese porcentaje se dispara hasta el 74,5%, es decir, tres de cada cuatro se consideran euskaldunes.
La fractura aparece cuando se les pregunta por su uso. Sólo el 33,5% de los jóvenes asegura que utiliza el euskera tanto o más que el castellano en su vida diaria. Y si la cuestión se amplía al conjunto de la población, el porcentaje cae al 21%.
Tras el regreso de la democracia, el País Vasco pasó años en los que la necesidad de resucitar la lengua, –tras la dictadura en la que estuvo prohibido– fue una prioridad. En muchos casos la administración lo hizo elevando los niveles de exigencia para el acceso a la función pública y algunos sectores de la sociedad estableciendo diferencias y consideraciones políticas entre quienes lo hablaban y quienes no. El impulso de las políticas de promoción lingüística en busca de la normalización del euskera en muchos sectores menos euskaldunizados provocó rechazo y en no pocos, lejos de acercarles a la lengua les ahuyentó. A todo ello se ha sumado más recientemente una progresiva globalización y avance tecnológico y audiovisual en el que el euskera se ha quedado relegado, cuando no ausente, y que ha impedido que esté presente en muchos ámbitos.
Ganar espacio para el euskera
Con la llegada de Urkullu en 2012, los sucesivos sondeos pusieron el foco en la necesidad de revertir esa resistencia a hablar y emplear con naturalidad el euskera en la calle, en el trabajo, en el ocio o en la relación con la Administración pública. En los últimos años el Gobierno Urkullu se ha dedicado a desbrozar las resistencias y apostar por una mayor “flexibilidad” en la defensa y demanda del euskera, intentar acercarlo de modo más amable a los entornos castellanohablantes o impulsar iniciativas que susciten mayor empatía y acercamiento natural hacia el idioma. Medidas para terminar con los ‘muros’ entre castellanohablantes y vascoparlantes, en especial en los territorios menos euskaldunes, como los entornos urbanos de Vizcaya o Álava.
Ambito laboral. La última de las apuestas del Ejecutivo ha sido la laboral. El Gobierno Urkullu organizó esta semana un congreso para analizar la utilidad y el valor del empleo de las lenguas en la actividad laboral. Un evento que intentó mostrar el valor que trabajar en euskera puede tener para las empresas vascas.En las tres últimas décadas apenas medio millar de empresas en Euskadi han puesto en marcha planes de uso y normalización del euskera en su actividad interna. La Administración ha incentivado con la concesión de certificados que reconocen el uso laboral del euskera, los certificados ‘Bikain’. Desde su creación hace 16 años apenas se han emitido 400 certificados. En 2020 creo un programa para ofrecer formación a empresas, trabajadores o impulsar la matriculación en euskera en los grados de Formación Profesional, todo en aras a incrementar la consideración del euskera como lengua de relación laboral.
Deporte escolar. Es uno de los frentes de actuación más recientes. En julio de 2021 se aprobó un ‘Plan de Fomento del euskera en el deporte’ para el periodo 2021-2024. Su objetivo es que los niños y niñas, junto con sus entrenadores y los árbitros que participan en el deporte escolar, se relacionen en euskera. Se ofrece formación a preparadores y árbitros de algunos de los deportes con más inscritos, como el fútbol, el rugby y el baloncesto. Además, se llevan a cabo acciones de concienciación con los clubes para que empleen esta lengua. También se han puesto en marcha campañas de fomento de la euskaldunización del deporte con el lema ‘Euskara biotzetik ezpainetara’ (‘El euskera, del corazón a los labios’).
Ocio juvenil. Incidir en los más jóvenes es la principal vía con la que se quiere elevar el uso normalizado. Los más jóvenes registran niveles de conocimiento del idioma mucho más elevados, en gran medida por la escolarización en euskera. El Ejecutivo vasco lleva años instando a las instituciones forales y municipales a promover actividades e iniciativas de ocio en la que la lengua de relación sea el euskera. Así, el objetivo de ganar espacios para “vivir en euskera” forma parte de los planes de impulso que incluyen acciones como una mayor oferta de colonias de verano o campamentos. Este próximo verano se pondrá en marcha una apuesta experimental que pasa por organizar campamentos en los que convivirán jóvenes de Euskadi, Navarra y el País Vasco francés y en los que el euskera y sus dialectos serán la lengua de relación y fomentar el “apego” a la lengua, el objetivo.
Tecnología. Ganar espacios en el ámbito tecnológico es otro de los pasos que se ha incentivado en los últimos años. La ausencia del euskera en redes y plataformas dificulta la idea de poder “vivir en euskera” que persigue el Gobierno vasco. Por ello, además de financiar proyectos tecnológicos para euskaldunizar algunas de las aplicaciones más extendidas, también se ha impulsado a través de la televisión pública vasca la primera plataforma audiovisual en euskera. Presentado como una suerte de ‘Netflix’ en euskera, la plataforma ‘Primeran’ de EiTB se puso en marcha el pasado mes de septiembre con el objetivo de abrir una “ventana digital al mundo” en euskera. En ella se han incluido más de 3.000 productos audiovisuales y contenidos en euskera.
Administración pública. La aprobación de una nueva ley municipal fue otro intento por ampliar la presencia del euskera en el día a día de la ciudadanía y favorecer su empleo en la relación con la administración más cercana. En la norma se estableció que un consistorio podría acordar emplear el euskera como lengua de relación prioritario. El Tribunal Constitucional anuló el precepto por considerar que se daba preferencia a una de las dos lenguas cooficiales, lo que suponía un desequilibrio “injustificado y desproporcionado”.
Por otro lado, hace años que en la sanidad pública vasca también se ha abierto la puerta para que los ciudadanos que lo deseen puedan solicitar una atención preferente en euskera. Actualmente representan alrededor del 15% del total de usuarios de la sanidad pública vasca, alrededor de 330.000 personas. La cifra ha ido en aumento. En 2017 apenas superaba los 113.000.
Euskaraldia. Es una iniciativa que aspira a normalizar el uso del euskera, incluso en los niveles iniciales. Esta iniciativa que se celebra cada dos años, invita a la ciudadanía a mostrar una disposición a la escucha, en el caso de no conocer la lengua, y a la enseñanza, en caso de hacerlo. De forma voluntaria, los ciudadanos que participan se comprometen durante once días a actuar como ‘belarriprest’, aquellos dispuestos a escuchar e intentar hablar en euskera aunque sea de modo básico, o como ‘ahobizi’, para mostrar una actitud de cercanía y encuentro con quien está comenzando a aprender el idioma.
Plan de Acción para el Fomento del Euskera 2024-2034. Será el legado que deje Urkullu a su sucesor. El programa, a punto de ser presentado, plantea acciones para la próxima década para crear “un ecosistema más euskaldun” que impulse el euskera desde todos los frentes: tecnológico, deportivo, educativo, social, laboral o incluso desde el ámbito del consumo. A comienzos de este curso político Urkullu lo presentó como una herramienta para avanzar hacia un uso “normalizado y natural” del euskera. Recordó que las instituciones son responsables de “mantenerlo vivo” y hacerlo pervivir con vitalidad para futuras generaciones.
Justicia. Es uno de los campos más retrasados en la oferta de servicios en euskera. Actualmente en el País Vasco no es posible celebrar un juicio de modo integral en euskera. Desde la Judicatura y desde la propia consejería se asegura que se trabaja y avanza para que se pueda brindar esta posibilidad. Precisamente la demora en esta cuestión y las recientes sentencias en contra de algunos procesos de oferta pública de empleo por los requisitos de euskera que incluían, han enfrentado a colectivos públicos y sociales de impulso al euskera con la Justicia. Incluso se promovió una marcha en contra de lo que se tildó de una actitud “eskaráfoba” de los magistrados.
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