A media tarde los canales de comunicación del PSPV enviaron una fotografía de la delegación completa de los socialistas valencianos en A Coruña. Antes, Alejandro Soler y otros dirigentes del círculo próximo del dirigente de la provincia de Alicante se apuntaron en la cena que tendría lugar esa noche con todos los representantes de la federación —excepto Ximo Puigque cenó con Pedro Sánchez y el resto de líderes territoriales—, en total, más de 70 personas. Sin embargo, los dos actos de unidad quedaron en puro simbolismo porque a efectos prácticos, el PSPV acabó la segunda jornada de la convención abocado a las primarias para llevar a cabo su renovación interna. 

«No hay novedades», «calma chicha» o «sin movimientos» fueron algunos de los mensajes enviados por parte de representantes de la delegación de los socialistas valencianos. En ningún caso se referían a los debates que estaban teniendo lugar en los distintos foros organizados por el partido para actualizar el ideario del PSOE —es el motivo formal de la convocatoria— sino a posibles negociaciones entre los tres aspirantes a liderar el partido, los que han sonado hasta ahora: Carlos Fernández Bielsa, Alejandro Soler y Diana Morant. 

Precisamente esa falta de «movimientos» es la que aboca a la federación valenciana, la segunda con más militantes de España, a una batalla interna en dos partes: una primera, con tres actores, los tres mencionados que continúan con sus intenciones de dar un paso adelante para ponerse al frente del partido, y una segunda con los dos que consigan agrupar más apoyo. Según los estatutos del Partido Socialista, los procesos de primarias son a dos vueltas si hay más de dos candidatos en liza. De hecho, los haya o no, a la hora de elaborar el calendario hasta el congreso, se han de fijar dos fechas para votar. 

Más del 50% de apoyos 

Y aunque solo hay segunda vuelta si tras la primera votación ninguno de los candidatos logra más del 50% de los apoyos, la apuesta de los tres aspirantes parece concitar los suficientes números como para impedir un triunfo a la primera de cualquiera de los otros dos. Al menos, a priori, porque, como señalan fuentes conocedoras del partido, «las horas son muy largas» ante un proceso interno y una vez se dé el pistoletazo de inicio, las negociaciones se acelerarán y nadie descarta pactos. 

Pero eso será a partir del lunes, una vez se fijen los plazos hasta el congreso extraordinario. Del encuentro de los socialistas en Galicia, lo más destacado hasta la fecha es que el PSPV saldrá como entró. La puesta de escena de Bielsa al inicio de la convención contiene también un mensaje a Ferraz: una forma de decirle con hechos que no lo busque para convencerlo de que se aparte de empezar, porque en este momento de la partida de ajedrez está más que decidido a pulsar el botón de inicio de las jugadas. 

El movimiento del comienzo, una forma también de sacar cabeza ante los dos aspirantes que han concentrado más protagonismo en las semanas previas, no salió todo lo bien que el alcalde de Mislata esperaba —dos de los nombres que incluyó en el equipo para la renovación del partido se desmarcaron de la propuesta y recibió críticas del resto de candidaturas—, pero no lo echa para atrás en su intención de liderar la federación valenciana y marcar un cambio de rumbo. Eso sí, el traspiés ha llevado a retocar alguna estrategia. 

Tras la tormenta vivida el viernes, todos los mensajes de ayer fueron de tranquilidad, rebajando la intensidad de los acontecimientos. Y de sostenimiento de las posiciones. Los entornos de los tres posibles aspirantes así lo dejaban claro. Queda por ver si Pedro Sánchez interviene personalmente en las próximas horas, antes del fin de las jornadas gallegas, pero se antoja complicado.

 

La agenda del presidente del Gobierno y líder del PSOE era más bien acotada en la convención: llegó ayer tarde y hoy estará centrado en Galicia y las elecciones autonómicas, con un gran acto para finalizar, además de la celebración de un Comité Federal y una ejecutiva, donde habrá cambios con la entrada de los ministros que no estaban en la dirección y que, a nivel valenciano, obligarán a cambiar de área a Arcadi España. No obstante, todo es posible. 

Gestos de Ferraz

Pese a la ausencia de Sánchez, Ferraz fue dejando ayer algunos mensajes en clave orgánica del PSPV. Fueron gestos silenciosos, pero significativos. Así, durante la mañana la organización del partido sentó a Diana Morant entre José Luis Rodríguez Zapatero y la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, y muy cerca del hombre que conduce el día a día de la formación, Santos Cerdan, un lugar con cierto pedigrí interno. 

Por la tarde, la ministra dejó claras, sin verbalizarlas literalmente, sus intenciones de futuro y en el panel dedicado a Igualdad cargó con dureza contra las políticas del Gobierno valenciano de Carlos Mazón, contra quien ha incrementado sus intervenciones en las últimas fechas. Es la manera que ha tenido hasta la fecha de demostrar que quiere ser la líder de la oposición más pronto que tarde. En los próximos días, la expresión de sus intenciones deberán ser más claras porque, pese a que en su entorno confían en su triunfo en unas hipotéticas primarias, tendrá que, como mínimo, emplearse a fondo.