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El Gobierno responde a la elección de Villarino entre la «sorpresa» y el temor a que tensione la relación con Moncloa

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La trayectoria de Jaime Alfonsín al frente de la Casa del Rey no podía prolongarse mucho más. Con 67 años —68 el 18 de agosto— y casi 30 al servicio de Felipe VI, primero como Príncipe y luego como jefe del Estado, estaba claro que su relevo llegaría pronto. Pero la elección de Camilo Villarino Marzo, diplomático de carrera de 59 años —60 en abril—, sí que ha «sorprendido» al Gobierno. La apuesta de Felipe VI por el director de Gabinete del Alto Representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad, Josep Borrell, desconcertó al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Y, a partir de ahí, las sensaciones no son uniformes. En el equipo del presidente hay quienes no esperan cambios en las relaciones con la Zarzuela porque Villarino no tiene «adscripción ideológica» y ha trabajado de manera leal del lado de distintos ministros —del PP y del PSOE—, y quienes en cambio sí entienden que su perfil «conservador» puede tensar el diálogo entre las dos instituciones. Porque puede que busque defender la autonomía de la Corona, porque puede que intente «dar la batalla» frente a Gobierno.

El camino que marque Villarino (Zaragoza, 1964), en realidad, está por escribir. El relevo de Alfonsín por Villarino como nuevo jefe de la Casa del Rey se producirá, según informó en un comunicado la Zarzuela el viernes, a lo largo del mes de febrero. Alfonsín, mientras, seguirá cerca del Monarca porque le nombrará consejero privado, para prestarle «el asesoramiento que requiera» y desempeñe las funciones «que le encomiende».

En la Zarzuela indican que aunque la designación es una potestad del Rey, este es «muy cuidadoso» y consultó al Gobierno

Según el artículo 65.2 de la Constitución, es el Rey quien «nombra y releva libremente a los miembros civiles y militares de su Casa». Es decir, que se trata de una competencia exclusivamente suya. Pero el nombramiento de Villarino como jefe de su Casa —un cargo que tiene rango de ministro— fue consultado al Gobierno, según aseguran fuentes de la Zarzuela. En la institución recuerdan que «todos los actos» del jefe del Estado necesitan del refrendo constitucional del Ejecutivo, «y el Rey es muy cuidadoso y respetuoso en todos sus actos«.

La elección de Villarino, no obstante, causó «sorpresa» en el Ejecutivo, según manifestaban a este diario distintos miembros del Consejo de Ministros. Algunas fuentes en el Gobierno advierten a renglón seguido de que la promoción del que todavía es director de Gabinete de Borrell puede ser, a la larga, problemática. Relatan que con Alfonsín, aunque haya podido haber desencuentros, la relación se ha mantenido sin sobresaltos. Pero con el próximo jefe de la Casa, de perfil «conservador«, tienen la impresión —e incluso la convicción— estas mismas fuentes de que puede querer imponer su criterio, aunque «sin llegar al choque institucional» y frontal con el Gobierno. Es decir, que puede ser más belicoso, «dar la batalla».

La relación de la Moncloa con la Jefatura del Estado es constante y forzosa, según prescribe la Constitución. Todos los actos del Rey, en efecto, son refrendados por el Gobierno. Sus propios discursos son visados por el Gobierno. Un ejemplo reciente: la contundente defensa que Felipe VI hizo el pasado 11 de enero de la necesidad de reconocimiento del Estado palestino se acoplaba perfectamente con el mensaje que Sánchez y sus ministros vienen repitiendo desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás.

La polémica de la entrega de despachos de 2020

El Gobierno también da su visto bueno a los actos a los que acude o no el Monarca. En 2020, el Ejecutivo reconoció que había vetado la presencia del Rey en Barcelona en la entrega de despachos a la promoción de nuevos jueces porque había «razones» que «desaconsejaban» su presencia. Operaban razones de «convivencia», argumentó en aquel momento el entonces ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, por la inminencia de la sentencia de inhabilitación de Quim Torra y la cercanía del tercer aniversario del referéndum ilegal del 1-O.

La relación de la Moncloa y la Zarzuela es constante y forzosa. El Ejecutivo visa los discursos del jefe del Estado y aprueba sus actos públicos

Otros miembros del Ejecutivo, sin embargo, no creen que pueda haber fricciones con Villarino. Es un diplomático «sin adscripción ideológica«, aseguran. Precisamente el hecho de que sea un alto funcionario que ha trabajado para ministros de PP y PSOE ha sido puesto en valor por la Zarzuela. Villarino fue director de Gabinete de cuatro ministros de Exteriores, desde junio de 2017 hasta julio de 2021: primero del último jefe de la diplomacia de Mariano Rajoy, Alfonso Dastis, luego del socialista Josep Borrell, a este le sucedió de manera interina, durante mes y medio, hasta la conformación del nuevo Gobierno de coalición, Margarita Robles, y finalmente Arancha González Laya. Villarino llegó a estar imputado por la entrada en España, en abril de 2021, del líder saharaui Brahim Ghali, pero la causa quedó finalmente archivada por falta de indicios de delito.

El Ejecutivo llegó a pedir el plácet para su designación como embajador en Moscú, pero el sucesor de Laya, José Manuel Albares, paralizó la solicitud en agosto de 2021, y Villarino recaló, en marzo del año siguiente, en el Servicio Europeo de Acción Exterior de la UE, de donde Borrell le repescó en octubre de 2022 para nombrarlo director de su Gabinete. Quienes han trabajado con él señalan que no tuvieron «problema» alguno con él. Pero otros sin embargo sostienen que el hecho de que haya sido ayudante de ministros de Sánchez no quiere decir en absoluto que su corazón lata al compás de los socialistas.

El rey Felipe VI, el pasado 12 de diciembre de 2023. EUROPA PRESS REPORTAJES

Sánchez ha sido preguntado en los últimos años en muchas ocasiones por las relaciones con la Corona, y siempre ha defendido públicamente a Felipe VI y su respeto de sus funciones constitucionales y sus decisiones. Lo hacía por contraposición con el rey emérito, que fue investigado por la Fiscalía por sus presuntos negocios turbios, aunque ninguna de esas pesquisas acabó siendo judicializada por prescripción de los supuestos delitos y porque parte de ellos tenían la cobertura de la inviolabilidad con la que la Carta Magna protege al Monarca. El pasado 27 de diciembre, el presidente fue inquirido por el discurso de Nochebuena del jefe del Estado, que la derecha leyó como una soterrada validación de sus críticas a la amnistía, y él respondió que los socialistas se vieron «reflejados» en su alocución.

Villarino es diplomático de carrera desde 1989 y capitán en la reserva destinado en la UME

Villarino es diplomático de carrera desde octubre de 1989, con categoría de ministro plenipotenciario, y además es capitán en la reserva voluntaria del Ejército de Tierra, actualmente destinado en el Cuartel General de la Unidad Militar de Emergencias. Un mix en su currículum «como de los que ya no existen», reconocen en el Ejecutivo. En febrero arranca su nueva andadura profesional, ahora en la Casa del Rey y muchos ojos estarán puestos en él tras la larga carrera de Alfonsín al lado de Felipe VI. Entre ellos, los del Gobierno.

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