En 2020 un virus tambaleó los cimientos de una economía que se postraba bajo la cómoda sombrilla del turismo de sol y playa. El Archipiélago se vació de visitantes, los hoteles se convirtieron en desiertos y en las grandes avenidas, otrora abarrotadas, el único sonido que quedó fue el del viento. En medio de una vorágine de incertidumbre y desesperanza, la ciencia apretó los botones necesarios para recuperar la normalidad hurtada por la pandemia. Cuatro años después, más de 70 empresas en las Islas han decidido aprovechar el despertar de la ciencia emprendiendo proyectos de I+D y abriendo las puertas a la ansiada diversificación económica que tanto urge a las Islas.
Quienes se han sumado al carro de la inversión privada en ciencia ven claro que la irrupción del coronavirus resultó ser un punto de inflexión para facilitar este incipiente boom de la I+D en Canarias. «Ha habido un cambio de chip», asegura José Manuel Rodríguez, CEO de la empresa tinerfeña Wooptix. Los datos lo confirman. Entre 2019 y 2023 el gasto de las empresas canarias en estas actividades ha crecido un 58% -consiguiendo elevar el gasto en ciencia hasta el pico más alto de la historia de Canarias-, se han creado casi 650 empleos nuevos en I+D y se han triplicado las empresas de más de medio millón de euros cuya actividad principal es la investigación.
Rodríguez ha experimentado el cambio desde dentro y en tiempo real. El investigador de la Universidad de La Laguna (ULL) fue uno de los primeros que se lanzó al vacío para predicar en el desierto empresa científica canaria cuando aún nadie se atrevía a hacerlo. En 2016 creó desde cero Wooptix, una spin-off de la ULL que surgió de una investigación muy prometedora llevada a cabo en los propios laboratorios de la Academia.
«Estaba convencido de que solo publicar no llevaba a ningún lado y decidí transferir ese conocimiento a la sociedad», rememora. La horma de su zapato ha sido una tecnología de imagen única que permite medir la luz en su totalidad y que ha llamado la atención de empresas tan punteras como Intel, Tokyo Electron o el Grupo Mondragon. Y aunque seis años después empieza a recoger los frutos de su empeño por financiar la I+D desde la empresa, no esconde que «ha sido todo un desafío» hacerlo desde Canarias.
De las 71 empresas que se dedican a I+D en Canarias, 13 han despuntado y conseguido facturar más de medio millón de euros el último año
La lejanía de las Islas del resto del continente es uno de los mayores hándicaps a los que se enfrentan todas las empresas en Canarias. El físico e ingeniero Juan Pedro Calderón, alma mater de Agnos PCB, sabía que emprender en Canarias no sería fácil, pero fue realmente consciente de ello hasta que quiso enviar la máquina que su compañía había desarrollado a una de las grandes multinacionales que habían invertido en su producto. «No encontrábamos servicios de mensajería que lo trasladaran hasta Francia a un precio y en un tiempo razonable», rememora Calderón. Tras recurrir a varios servicios públicos, como Correos, el empresario acabó por ceder la responsabilidad del transporte a otra empresa privada.
Captación de talento
Otro problema de la distancia a la que se separa a Canarias del continente son las dificultades para captar talento. «Estamos lejos de todo y competimos por las personas, necesitamos poder ofrecer salarios que permitan pugnar por este talento y la inflación no está ayudando», revela Rodríguez. Y a las dificultades intrínsecas de la propia idiosincrasia de las Islas, se suma la batalla feroz por el talento que se está librando en todo el planeta. «Tenemos a ingenieros trabajando desde su casa en La Laguna para Silicon Valley y no tenemos capacidad para captarlos aquí porque no les podemos ofrecer esos salarios», argumenta Rodríguez.
Canarias intenta compensar la distancia con una batería de golosos incentivos fiscales, un variado y consolidado ecosistema científico público -con universidades y centros de investigación punteros-, una buena red de infraestructuras aéreas capaces de conectar en cuestión de horas a Canarias el resto del mundo y unas condiciones de vida envidiables.
Son estas condiciones las que han propiciado que en los últimos cuatro años una incipiente «hornada» de investigadores con visión de negocio se haya instalado en el Archipiélago pese a resultar un verdadero erial. Porque pese a que muchas empresas se han montado en el carro de la I+D en los últimos años, son 71 las que permanecen registradas como empresas cuya actividad principal es la I+D -para el resto es una actividad complementaria-.
Más de medio millón
De ellas, 13 han conseguido repuntar y facturar más de medio millón de euros al año en los últimos ejercicios, y como ejemplo de ello se encuentran Arquimea Research Center, Orfan Biotech (ambas en Tenerife), KWS Semillas y Adventis Pharma (asentadas en Gran Canaria). Por otra parte, 25 congregan un capital -el dinero aportado por sus socios- de más de medio millón, resultando en una lista también se unen empresas como Wooptix o Ancor Tecnología Canaria.
La cifra de empresas que despuntan dedicándose a hacer ciencia, aunque modesta, supone un hito sin precedentes para el Archipiélago. De hecho, hace menos de diez años hubiera sido impensable que el Archipiélago lograra estas cifras. En 2015 fueron cinco las únicas empresas que congregaron un capital de más de 500.000 euros y cuatro de ellas eran de titularidad pública.
La lejanía de las Islas del resto del continente es uno de los mayores hándicaps a los que se enfrentan todas las empresas en Canarias
Arquimea Research Center se ha convertido en uno de los gigantes de la investigación en Canarias. La empresa llegó a las Islas tras el estallido de la pandemia, en 2020, como filial científica de su nodo en Madrid con un único propósito: desarrollar proyectos científicos de distintas áreas. Y así lo ha hecho durante los últimos tres años, logrando un crecimiento exponencial que ha repercutido tanto en las cuentas de la empresa como en su tamaño. Para Arquimea el poder beneficiarse de las ventajas fiscales de las Islas fue indispensable a la hora de tomar la decisión de implantarse en Canarias.
El hecho de que las empresas están conociendo y beneficiándose de los incentivos económicos que ofrece el Archipiélago se ve de forma directa en la petición de Informes Motivados para las deducciones fiscales por actividades de I+D+i en Canarias. Los últimos datos actualizados por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades -que datan del año 2021- muestran las empresas isleñas solicitaron 313 informes motivados para recuperar parte de la inversión realizada en ciencia e innovación, un 37% más que en 2020 y el séxtuple que hace apenas un lustro.
Ese año las empresas realizaron o programaron una inversión de 143 millones de euros en actividades de ciencia e innovación. Del total, 81,75 millones se destinaron a actividades puramente científicas y 62,06 millones a la innovación tecnológica. Con esta productividad, Canarias se convirtió en la quinta comunidad en la que más empresas de I+D+i se acogen a este proceso para acogerse a los incentivos fiscales de las Islas.
Pero aunque son muchas las empresas que pugnan por estas bonificaciones, no todas ellas acaban recurriendo a los incentivos fiscales. Agnos PCB se asentó en Canarias tras el estallido de la pandemia y decidió no hacerlo. «Es un tema personal, no quiero depender de ello», afirma Calderón. Pese a que el pujante negocio aterrizó en Canarias en 2021, la idea rondaba la mente de Calderón tiempo antes. «En mis viajes por el extranjero me encontré con muchos canarios que habían tenido que emigrar y soñaban con volver, aunque lo veían imposible», revela Calderón.
Tras montar varias empresas en el extranjero, Calderón regresó a las Islas y empezó a comercializar un software capaz de descubrir los fallos de las placas base y de microchips en cuestión de segundos. «Lo que una persona tarda en hacer en una mañana, nuestro instrumento lo hace en tres segundos», revela. Con esa tecnología, que ya utilizan grandes empresas como Apple, Intel o Bosch, ha conseguido consolidar una plantilla de hasta 40 trabajadores.
Pero si algo agradecen las empresas es que en Canarias exista un completo ecosistema científico desde la academia y los centros de investigación que no solo permiten captar talento de altas capacidades, también establecer vías de colaboración continuas y enfocar la investigación hacia los problemas de la sociedad canaria. Un ejemplo es la empresa Singular Aircraft, asentada en Gran Canaria, que ha creado un dron en forma de avión que colabora con la ULPGC y la Plocan en distintos proyectos de investigación, dando servicios que las universidades y centros de investigación necesitan y, en definitiva, para facilitarles su labor.
La aportación privada a la I+D por parte de las empresas es vital para el crecimiento y supervivencia del sector científico en Canarias
Singular Aircraft y Arquimea son, a su vez, algunas de las empresas canarias que han logrado hacerse con proyectos del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación de España (CDTI) -una de las ayudas a la transferencia más complicadas de conseguir debido a sus requisitos-. «Gracias a su calidad han logrado incrementar estas ayudas a Canarias», revela Javier Franco, director de la Agencia Canaria de Investigación (Aciisi).
De Canarias a Europa
La aparición de estas empresas en el ecosistema científico canario ya ha tenido impacto en la imagen que el Archipiélago proyecta al resto de Europa. Así lo pone de relieve el último Informe Regional de Innovación Europea de 2023, en el que Canarias sale mucho mejor parada que en informes previos.
En concreto, el Archipiélago se posicionó como una de las regiones con más crecimiento e incluso fue incluida en el grupo «innovador emergente». Este marcador regional, que evalúa a los territorios europeos según las habilidades digitales de la población, el empleo en sectores tecnológicos o el gasto público y privado en I+D, ha colocado a Canarias en el puesto 208 de las 236 regiones de la Unión Europea que analiza.
La aportación de las empresas es vital para el crecimiento y supervivencia del sector científico. Los investigadores canarios han sido a menudo muy críticos con la escasa inversión del Archipiélago en I+D. No en vano, apenas representa el 0,55% del PIB a precios corrientes (271 millones de euros en 2022, según los últimos datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística). Sin embargo, lo cierto es que la inversión pública, ejecutada por el Gobierno de Canarias y universidades, no dista demasiado de la de otras comunidades autónomas.
La hoja de ruta del Gobierno de Canarias pasa por concretar los proyectos estratégicos de las Islas y en actualizar la Ley de la Ciencia
No en vano, la Administración pública canaria revirtió en 2022 un 0,19% de su PIB en actividades de I+D. El Archipiélago fue así la sexta comunidad con mayor gasto público en actividades científicas y tecnológicas, situándose incluso algo por encima de la media nacional, que se encuentra en un 0,18%. El gasto de las universidades, por su parte, es equivalente a un 0,21% del PIB canario, apenas 10 décimas por debajo de la media nacional (0,33%).
Donde sí existe una diferencia notable es en el capital que aportan las empresas. Antes de la pandemia, estos negocios apenas invertirán 40 millones en actividades científicas, lo que respondía a un 18% del total de la inversión y un 0,08% del PIB. Tras el paso del coronavirus, el gasto en actividades de I+D supera los 70 millones de euros, lo que supone un 25% de la tarta de la ciencia en Canarias.
Y aunque la situación ha mejorado, dista mucho de ser una cifra ideal, pues la contribución privada a la ciencia apenas supone un 0,14% del PIB. Una cifra que, además, se aleja de forma abismal de la media de inversión privada que ejecutan el resto de las comunidades autónomas, que se sitúa en un 0,6%. Las regiones con mejores resultados en ciencia -País Vasco, Navarra, Cataluña y Madrid- cuentan con una inversión privada que oscila entre el 1,69% y 1,18% con respecto a sus respectivos PIB.
Y es que pese al esfuerzo que ha puesto Canarias en potenciar el tejido productivo, no es más que la semilla de un sector que no ha llegado a germinar. «Se ha dado la vuelta a la tortilla, pero no es oro todo lo que reluce», critica José Manuel Rodríguez. Él mismo ha sufrido en sus carnes las trabas burocráticas que en algunos casos se ciernen sobre los investigadores que deciden emprender. «Desde el punto de vista legal España sigue sin entender la situación», revela.
El investigador recuerda que, tal y como plantea la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), las excedencias de los profesores que se dediquen a establecer una empresa de base tecnológica solo pueden durar cinco años. «Por lo tanto, a mi me tocará reincorporarme este año», explica. Sin embargo, añade que cuando estos permisos se otorgan para ejercer cargos políticos son indefinidos. «Es un sin sentido», insiste.
Conscientes de la necesidad de promover la inversión privada en I+D, el Gobierno de Canarias está tratando de crear las condiciones adecuadas tanto para facilitar la aparición de nuevas empresas como para captar nuevas inversiones en los proyectos de más importancia para el Archipiélago. Así lo resume el director de la Agencia Canaria de Investigación (Aciisi), quien afirma estar buscando la manera de «tender puentes» entre los centros de investigación, universidades y empresas para crear un ecosistema científico más fuerte.
«Uno de nuestros empeños está en definir los proyectos tractor que tiene el Archipiélago para incentivas patentes e innovaciones, así como inversiones privadas», resalta Franco. Entre esas áreas a potenciar -y que quedarán definidas en la RIS 3 extendida- están el turismo, la economía azul, la salud y el bienestar, el sector aeroespacial y la digitalización. En este útimo punto, Canarias está trabajando por impulsar el sector del microchip. «Hay que definir bien la estrategia», insiste Franco, ya que «sin ese tejido empresarial no será posible» que la ciencia en Canarias siga creciendo.
La Administración pública canaria revirtió el 0,19% de su PIB en actividades científicas, lo que sitúa a las Islas por encima de la media
El director de la Agencia de Investigación también tiene claro que el Archipiélago tiene que avanzar en la gobernanza de la ciencia y en facilitar que el ecosistema sea lo suficientemente amable como para ser atractivo, tanto para la ciencia pública como para la privada. «En nuestra hoja de ruta hay dos apuestas claras: actualizar la Ley de la Ciencia de Canarias, dada que la vigente data de 2001; y crear un Plan Canario de Ciencia», revela. «Para nosotros este es un paso fundamental», insiste.
Canarias está, por primera vez en su historia, en el camino para hacer realidad lo que hasta hace pocos años parecía un sueño utópico. La ansiada diversificación económica se empieza a concretar en sectores estratégicos más allá del turismo y la I+D, con su empleo de calidad y su crecimiento exponencial, está ganando un lugar en el podio.
Hacer ciencia a coste cero
Hacer ciencia en Canarias puede salir a precio de coste. Gracias al Régimen Económico y Fiscal (REF) de las Islas, un proyecto científico financiado por una empresa asentada en el Archipiélago goza de unas golosas deducciones con las que se puede investigar sin necesidad de obtener resultados y recibir a cambio prácticamente todo el dinero invertido.
Las empresas que se acogen al REF tienen «derecho» a deducirse entre un 28 y hasta un 90% del coste de las actividades de I+D+i que realicen durante el año. Este incentivo es muy similar a la que pueden obtener las producciones cinematográficas en las Islas, dado que ambas provienen de una bonificación nacional que tiene como objetivo animar a las empresas a invertir en este tipo de actividades para potenciar el sector.
El Estado en principio, permite deducirse el 25% de las actividades de I+D que realicen las empresas en España. Sin embargo, Canarias al estar afectada por el REF, puede incrementar esos incentivos en un 20%. Por tanto, si las actividades de I+D se pueden deducir un 25% en España, en Canarias esta deducción puede llegar a ser del 45%.
Además, son varios los elementos sujetos a acogerse a los beneficios de este incentivo, entre los que se encuentran el gasto de personal o cla ompra de materiales. De esta manera, las deducciones se pueden sumar hasta alcanzar el 100% de la inversión y, en algunos casos, pueden incluso superar ese porcentaje, por lo que la empresa podría ganar dinero. Por ejemplo, si una compañía invierte 100.000 euros en un equipo de científicos que realice un proyecto de investigación, podrá deducir en su Impuesto de Sociedades el 45% correspondiente a la actividades de I+D y el 37% de las nóminas de sus científicos. Esto supondría, por tanto, un 82% de la inversión inicial.
Los únicos requisitos para acogerse a estas ayudas son hacer ciencia -es decir, que los proyectos cuenten con una metodología adecuada- y llevarla a cabo desde Canarias. No en vano el objetivo final de todos estos incentivos es generar empleo en las Islas y crear un caldo de cultivo para promover el ecosistema investigador. Esto significa, a su vez, que las empresas pueden realizar inversiones arriesgadassin perder dinero. Además, hay vías para solicitar, el abono en efectivo de lo que se ha invertido con una cuota máxima de tres millones de euros.
Cada vez son más las empresas que deciden acogerse a esta fórmula de inversión y aprovecharla, sin embargo, aún son muchos los que desconocen este elemento tributario isleño o fallan a la hora de justificar la inversión en actividades de I+D, por lo que no consiguen recuperar el gasto realizado.