Cada uno de nosotros crece rodeado de sus propias tradiciones. Algunos le dan un abrazo fuerte a los festivales, otros se enamoran de la cocina familiar, algunos se aferran a esas conexiones entrañables y otros encuentran su espiritualidad en prácticas religiosas que les dan un toque especial a la vida. Pero, con toda la tecnología actual y las redes sociales en la jugada, las culturas y sus tradiciones muchas veces quedan en segundo plano. Entonces, ¿por qué nos deberíamos complicar la vida sosteniendo esas tradiciones que nos han imbuido desde pequeños?