«Amb molt de gust jo vos vull contar una historia, perquè la duc ben fresca dins la memòria». Con este verso de la mítica canción Una nit d’estiu arrancó anoche Tomeu Penya su concierto en la plaza Major, donde un público entregado aguardaba ansioso minutos antes de las doce. Paraguas en mano, cantaron a pleno pulmón Festejam, Els millors anys, Maciana y Un pinyol. Todo bajo una lluvia que no impidió trasladarnos al rock catalán más puro de los años 70 y 80.
Antes de subirse al escenario, el cantautor vilafranquer confesaba a este rotativo que es un asiduo en las fiestas de Sant Sebastià. «Habré actuado unas diez o doce veces», indicaba, sin recordar el dato exacto. Eso sí, «siempre es un placer actuar en Palma y muy especial». Tras su clásico repertorio aprovechó la ocasión para adelantar en primicia una canción de su nuevo disco, Pedra de foguera, que verá la luz a lo largo de este 2024. Los asistentes le respondieron corearon su nombre en varias ocasiones.
Aunque la fiesta había comenzado horas antes en la plaza Major. Lo hizo de la mano de Aires d’Andratx, que arrancó su actuación puntual como un reloj, a las 20:30, animando así a los presentes a bailar ball de bot al ritmo de su folklore más puro para quitar ese frío que penetra en los huesos. En ese momento la lluvia había dado una tregua, por lo que las ganas de fiesta eran patentes. Con los primeros compases de Sant Antoni el ambiente cogió un aire más cálido, que terminó con una gran ovación. Aún está en el corazón de muchos el fervor santantonier vivido hace apenas unos días en la Part Forana.
Los boleros continuaron la actuación, como Maria o Pòrtol, seguido de algunas jotas, entre ellas Palma, y los míticos fandangos. Los artistas pidieron a los presentes en varias ocasiones que dejaran sitio a los balladors, aunque fue en vano. El agua volvió a hacer acto de presencia aunque eso no fue excusa. Los más animados continuaron haciendo suya la plaza con sus bailes. Ataviados con chubasqueros, siguieron danzando al ritmo de las xeremies.
«Podemos ir a bailar», le rogaba una pequeña a su madre, a lo que le respondió que mejor «no mojarse». Así que el pórtico de la plaza Major se convirtió en el escenario ideal desde donde cantar y danzar sin límite ya que estaban resguardados de la borrasca ‘Juan’. Eso sí, el suelo estaba resbaladizo por la lluvia y alguno que otro se llevó un buen susto.
Desde la banda andritxola no dejaban de animar a su público, llamándoles «valientes» o que «el agua no podrá con nosotros».
‘Ball de bot’ bajo la lluvia
Tras un parón de cuarenta minutos a causa de la intensa lluvia (con achicamiento de agua incluido), el grupo Ramallets sacó toda su artillería a escena para hacer olvidar a los pocos presentes que resistían que la fiesta de Sant Sebastià continuaba. En el centro de la plaza se hallaba un grupo de una veintena de personas que desafiaba al mal tiempo, poniendo con sus bailes color a una jornada que se avecinaba gris. A escasos metros, bajo el pórtico, otros optaron por reponer fuerzas con pan y butifarrons. El ánimo, sin embargo, fue decayendo así como se acentuaba la borrasca, aunque la banda esporlerina no dio por perdida la batalla y alentó a su público hasta el final. «Somos unos incansables del ball de bot», repetían, al tiempo que agradecían a los técnicos su titánica labor.