El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto a dar un paso adelante para legitimar la nueva hoja de ruta del partido con la amnistía y la relación con los independentistas. Con “lealtad” y siempre “dispuesto a ayudar”, como suelen destacar desde Ferraz. Protagonista del arranque de la convención política del partido este viernes, Zapatero se mostró como “un firme defensor de la amnistía”. Por democracia, generosidad y convivencia, enumeró, pero también para “volver a empezar”, como una forma de pasar página del ‘procés’.
Un mensaje en contraste con Felipe González, cada vez más crítico con la estrategia que los socialistas ratificarán este fin de semana en su convención política en A Coruña. El cónclave servirá para rearmar al partido orgánica y programáticamente y retrasar con un ello un congreso federal hasta el ecuador de la legislatura. Con 1.200 delegados y 300 invitados, en el capítulo de ausencias destacan las de las voces críticas que encabeza dentro del partido el presidente del Castilla-La Mancha, Emiliano-García Page y, con una posición más débil tras perder la presidencia de Aragón, Javier Lambán. El primero excusó su ausencia por un viaje institucional y el segundo por motivos de salud.
Felipe González, quien sí acudió al último congreso federal de 2021 en un intento fallido de reconciliación, se encargó esta semana de fijar posición en público antes del debate en el seno de su partido. Cargó contra la amnistía y los pactos con ERC y Junts y subió el tono para hacer un llamamiento a la sociedad a «reaccionar». Nada más lejos de las posiciones de Zapatero, quien defendió la norma como plenamente constitucional la amnistía y puso en duda las advertencias en sentido contrario: “Conozco todas esas críticas de otros momentos históricos, de que se rompía España, de que cediamos al chantaje. El PSOE es la columna vertebral de la Constitución”. En la misma línea, ironizó con que “ahora resulta que se acuerda por el artículo 152.2 para delegar competencias (en inmigración a Cataluña) y dicen que es inconstitucional. Van a acabar declarando inconstitucional a la Constitución”.
Zapatero trató de espolear a los suyos dándoles argumentos a favor de la polémica norma porque España “estuvo a punto de romperse en 2017”, en referencia al 1-O, mientras que “ahora vamos por el camino de recuperar y volver a empezar”. A Sánchez, ironizó, “no le ha declarado la independencia ningún territorio del país”. Entre los socialistas todavía resonaban las palabras de González el pasado martes adviriendo de que la salud constitucional se está viendo amenazada con una Constitución «atacada» de forma «despiadada e irracional».
«Ahora estamos viendo que es necesario hacer una defensa de la Constitución y de sus posibles y necesarias reformas que inciden en consensos como los que hubo hace 45 años», reclamó González en el marco de un acto de la fundación Gegrorio Peces-Barba en relación al ataque a los jueces y magistrados por parte de los partidos independentistas catalanes y en defensa, al mismo tiempo, de la división de poderes.
El PSOE se encomienda al aval de Zapatero frente a los ataques de fuera y las dudas de dentro, como ya lo viene haciendo desde la pasada legislatura y, principalmente, en la campaña electoral del 23-J. El expresidente no solo ha autorizado en los últimos tiempos las decisiones de Sánchez que más debate han generado dentro y fuera del partido, sino que incluso ha participado de ellas desde la sombra. Su relación con dirigentes de Podemos, como Pablo Iglesias e Irene Montero, contribuyó a evitar que las discrepancias en la coalición durante la pasada legislatura fueran a más. También “ayudó” con ERC para engrasar su relación con los socialistas. Gestiones discretas y privadas que el portavoz de los republicanos en el Congreso, Gabriel Rufián le llegó a reconocer en público.
La «aportación» del expresidente
«Hablas con los catalanes, hablas con Podemos. No quiero desvelar nada, pero ayudas en un montón de cosas», se sinceró Rufián en una conversación con Zapatero antes de las municipales y autonómicas en su programa de entrevistas. En la investidura fallida de Pedro Sánchez tras las elecciones de abril de 2019, Iglesias se refirió sobre la tribuna a sus gestiones de última hora para salvar un desencuentro, aunque sin éxito en aquella ocasión.
Rehabilitado por la izquierda y con una creciente ascendencia en el PSOE que busca contrarrestar el discurso e influencia de Felipe González, el expresidente Zapatero ganó galones entre las bases tras su protagonismo en la última campaña electoral. «Cuando las cosas se pusieron difíciles, y se pusieron muy difíciles, José Luis estuvo ahí, echando una mano, y esta victoria es también de Zapatero», le reconoció Sánchez en el primer acto de partido tras la investidura.
Los aplausos del público este viernes en la inauguración de la convención política lo ratificaron. Y es que González no solo no se pronunció durante la campaña ni pidió elegir la papeleta del puño y la rosa, sino que incluso confesó posteriormente que “me costó votar al PSOE en las últimas elecciones”. Pese a todo, advertía esta semana que “yo no me he salido de las posiciones del partido. Me llaman dinosaurio y tienen razón, pero eso me permite decir que, cuando hablo del futuro, no hablo del mío».
«Diálogo» con los independentistas
El expresidente «aporta», defienden desde Ferraz tratando de ignorar los golpes de Felipe González, y en esta convención política lo ha hecho mostrando sintonía y defendiendo sin complejos la amnistía y el acercamiento a los independentistas para limar cualquier reparo. El texto sometido a debate que se prevé ratificar este domingo en un comité federal recoge que «la experiencia de los indultos y sus efectos positivos, que hoy son reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras, constituyen una evidencia empírica y el mejor aval para una nueva etapa de reencuentro total”. Como herramienta fundamental se pone sobre la mesa una ley de amnistía que “suscita el apoyo de la mayoría absoluta de los diputados del Congreso y el respaldo de seis grupos parlamentarios”. Una ley plenamente constitucional, según continúa el texto, “que servirá para devolver a la política la solución de un problema que nunca debió de salir de ella».
El desgaste de los acuerdos de investidura, como coinciden en señalar todas las encuestas, a excepción del CIS, amenaza las expectativas del partido en este ciclo electoral, como reconocían algunos delegados al inicio de la convención. Un ciclo electoral que comenzará con las gallegas el próximo 18 de febrero y continuará con las vascas, previsiblemente en abril, y las europeas del 9 de junio, y en el que los socialistas vuelven a centrar sus mensajes en un gobierno de progreso frente a otro de los populares de mano con Vox. Zapatero confirmó que se implicará en la campaña con el candidato del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, y para combatir el desgaste insistió en que “el país está en un buen momento” social y económicamente. La clave de ello, dijo, “es la firmeza, valentía y determinación de un compañero que se llama Pedro Sánchez”.
Los socialistas han aprovechado las últimas revelaciones sobre la ‘Operación Cataluña’ que involucran al Gobierno de Mariano Rajoy en el uso de las fuerzas de seguridad para atacar a independentistas, para atacar al PP por “corrupción”. “Por eso pusieron a Feijóo, para tapar la corrupción”, apuntó el secretario de Organización, Santos Cerdán. El responsable de las negociaciones con Junts defendió durante su intervención para inaugurar el cónclave el “diálogo” y la necesidad de tender puentes: “Apostando por la convivencia, reconociendo al diferente y respetándolo”.