Carlo Costanzia, hijo de Mar Flores tomaba la decisión de ponerse frente a las cámaras de Telecinco para contar, con la mayor transparencia posible las experiencias que le habían marcado a lo largo de su vida y qué errores estaba pagando todavía.

Como no podía ser de otra manera, su relato comenzaba recordando lo dura que fue la separación de sus padres y cómo lo gestionaron. Fue una situación muy difícil, una historia muy mediática que acabó dinamitando que sufriera acoso en el colegio por los titulares que protagonizaba su madre.

Esto ocasionó que necesitara ayuda profesional y, desde bien joven, necesitase tomar antidepresivos para sobrellevar los insultos que sus compañeros le decían a él y a su madre. Confesaba también como llegó a autolesionarse cuando aún vivía con su madre en España, algo que era fácil de hacer ya que normalmente estaba junto a su cuidadora y no junto a la modelo. Debido a la bajada de rendimiento escolar, le llevan fuera del país y ahí es cuando vive un punto de inflexión de su vida. Tuvo un intento autolítico del que, por suerte, pudo ser salvado a tiempo. Al despertarse, no sabía si sentir vergüenza por intentar acabar con su vida o fracaso por no haberlo conseguido.

Avanzando un poco en su vida, llega otro de los momentos más claves de su historia: la acusación de estafa. Al regresar a España, su consumo con las drogas empieza a ser un problema y acaba ocasionándole problemas con la justicia por recibir numerosas multas por atentar contra la seguridad vial. Comentaba como, al ser su primer delito, alegó ser adicto para conseguir evitar la prisión e ir a un centro de deshabituación, algo que no terminó de salir bien ya que recayó y le tuvieron que expulsar. Hoy día, mantiene privación de libertad con 86.4 y pulsera telemática.

Es entonces cuando, trabajando, conoce a una persona que alquila coches de alta gama por un precio más asequible y confía en él. Los coches no llegaban a España pero su conocido le daba documentos que creía fiables. Comentaba cómo usaba su nombre e imagen para respaldar su credibilidad a la hora de pedir dinero para que le trajeran los coches. A todo esto, su compañero está en búsqueda y captura, en paradero desconocido.

Para conseguir una rebaja en la pena, consigue devolver las cantidades reclamadas, para lo que necesitó, según los colaboradores de plató, la ayuda de Mar Flores, quien hipotecó sus propiedades e hizo las ventas necesarias para conseguir la cantidad. Javier Merino, expareja de su madre, también ha significado un apoyo muy importante en los últimos años. ¿Cuál es su situación económica actual? Carlo Costanzia tiene un trabajo de jornada parcial que le permite llegar «a malas penas a final de mes» y vive en un barrio obrero. Lo que más le duele de todo esto es que su pasado le impide conseguir nuevos trabajos porque «nadie quiere trabajar con una persona que está cumpliendo condena» y por la privación de libertad, no puede abandonar España. Con lágrimas en los ojos, reconocía que su mayor temor es no poder ver a su abuela en Italia de nuevo.

Asimismo, Costanzia ha cargado contra sus padres por airear sus trapos sucios para atacarse mutuamente en los medios de comunicación. «Con esto siempre he tenido un desacuerdo total, con respecto a mi padre y con respecto a mi madre por esto. Los trapos sucios de cada uno deben lavarse en su propia casa. No tiene ni pies ni cabeza. Entiendo que sea muy tentador por el dinero que pueda haber de por medio, para hacer una justicia personal… pero yo no estoy de acuerdo», ha manifestado.

“Mi primer contacto con el consumo fue con tan solo 10 años”, relata el joven actor y cantante, que señala a su familia como culpable al responder rotundo: “Hombre, claramente”, reconociendo que ha llegado «a culparles de todo lo que me ha pasado», entre otras cosas, su caída en las drogas. «Claramente, era la mejor manera de evadirme de todo esto», ha zanjado.

En cuanto a su futuro, tiene claro que abandonará España, pues está saturado tras todo lo que ha pasado en los últimos meses. Se siente orgulloso de haber dejado atrás su problema con el alcohol y el problema con las drogas, pues «todo es excusa para consumir». Agradece el gran apoyo que le dan sus hermanos pequeños, un amor incondicional, pero a la vez, confiesa que le cuesta ir a visitarles porque se siente culpable de no ser el hermano mayor ejemplar que actúa como un súper héroe.

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