Una nueva investigación derrumba la idea de que el sentido común es un recurso evolutivo universal que nos ayuda a gestionar la vida. En realidad, cada persona puede entenderlo de forma diferente y ni siquiera las afirmaciones más corrientes generan suficiente consenso como para darle validez colectiva.
El sentido común es un concepto complejo y polémico, que se refiere tanto a una forma de pensar como a los juicios que se derivan de ella.
Según el diccionario de Cambridge, el sentido común es «el nivel básico de conocimiento práctico y juicio que todos necesitamos para ayudarnos a vivir de una manera razonable y segura».
Sin embargo, lo que se considera sentido común puede variar según el contexto, la cultura y la experiencia de cada persona, ha constatado una nueva investigación.
Larga historia
Existen diferentes enfoques y perspectivas sobre el sentido común, tanto en la filosofía como en la psicología, la sociología, la inteligencia artificial y otras disciplinas. Algunos autores han tratado de definir, medir, evaluar y mejorar el sentido común, mientras que otros han cuestionado su existencia, su validez y su universalidad.
En líneas generales, el sentido común se suele asociar con el pensamiento cotidiano, pragmático, intuitivo y empírico, que se basa en la observación directa de la realidad y en el conocimiento general compartido por la mayoría de las personas.
También se relaciona con el juicio moral, la ética y la convivencia social, ya que implica tener en cuenta las consecuencias de las acciones propias y ajenas, así como las normas y valores que rigen la sociedad.
En ocasiones, el sentido común se contrapone a menudo al pensamiento científico, teórico, abstracto y especializado, que se basa en el uso de métodos, principios, conceptos y lenguajes específicos de cada campo del saber.
Por último, el sentido común puede ser una fuente de conocimiento válido, pero también puede ser engañoso, incompleto, inconsistente o erróneo, ya que puede estar influenciado por prejuicios, estereotipos, falacias, ilusiones, emociones o intereses.
Aproximación científica
Científicamente, el sentido ha sido objeto de estudio, tanto a nivel individual como colectivo, mediante el uso de herramientas como la lógica, la probabilidad, la estadística, la psicología, la educación, la comunicación, la argumentación y la crítica.
Sorprendentemente, sin embargo, ni las propiedades intrínsecas del conocimiento de sentido común (lo que hace que una afirmación sea de sentido común) ni el grado en que es compartido por la gente (su “común-unidad”) se han caracterizado empíricamente.
La nueva investigación ha desarrollado un marco analítico para cuantificar ambos elementos del sentido común. Lo primero que aclaran los autores de esta investigación es que el término sentido común se utiliza con tanta frecuencia que se podría suponer que su significado y uso son claros.
Plan de medición
Pero en realidad, ocurre todo lo contrario: lo que una persona entiende como “sentido común” puede ser algo completamente diferente para otra. El sentido común puede ser individual para cada persona, según este nuevo estudio, cuyos resultados se publican en la revista «PNAS».
Además, ni lo que se entiende por “sentido común” ni si las afirmaciones y juicios que lo abarcan son realmente válidos se ha aclarado científicamente hasta ahora, según los investigadores.
Por este motivo, diseñaron un plan para medir el abstracto e indefinido sentido común: se valieron de 4.407 afirmaciones de una amplia variedad de áreas temáticas, desde ideas filosóficas hasta afirmaciones objetivas sobre el mundo, consideradas generalmente de sentido común.
A continuación, pidieron a 2.046 personas que evaluaran si estaban de acuerdo con las afirmaciones y si eran generalmente aceptadas desde su punto de vista.
Peor que al principio
El estudio mostró que las personas perciben de manera muy diferente qué afirmaciones corresponden al “sentido común”. Sólo un número muy pequeño de sujetos de prueba pudo ponerse de acuerdo sobre la gran mayoría de las afirmaciones, especialmente aquellas que representaban instrucciones y afirmaciones.
Según los autores del estudio, el consenso es mayor con «declaraciones claramente formuladas y parecidas a hechos sobre la realidad objetiva», como la frase «los triángulos tienen tres lados». Factores como la edad y el género no influyen en cómo las personas perciben el sentido común, constataron.
Eso significa, según los científicos, que el sentido común “sólo está presente de forma limitada” en la mentalidad humana, por lo que las afirmaciones que se le atribuyen suelen estar lejos de ser conocimientos generales y evidentes.
Cuestión de mentalidad
Con mucha más frecuencia, encajan en la visión del mundo de cada persona que usa el “sentido común”, lo que lo convierte más un recurso retórico que en una fuente de conocimiento válido.
El estudio concluye que relativamente pocas afirmaciones cumplen con la definición tradicional de sentido común como «conocimiento que es evidente para todos». Este resultado socava las afirmaciones sobre la posible universalidad del sentido común y respalda a los escépticos del término.
Al final, respalda al afamado físico Paul Davies, para quien el sentido común es el producto de modos de pensamiento profundamente arraigados en la física humana, probablemente porque aportan ventajas específicas para abordar la vida cotidiana, según escribió en uno de sus libros publicado en 1992.
Añade que al sentido común no hay que darle excesiva importancia porque, a fin de cuentas, el funcionamiento de nuestro cerebro depende de las leyes de la física y de la naturaleza del mundo material que nos ha tocado vivir.
Referencia
A framework for quantifying individual and collective common sense. Mark E. Whiting and Duncan J. Watts. PNAS, January 16, 2024; 121 (4) e2309535121.DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.230953512