Se abre el telón y aparecen un conservador, un socialista y un centrista. No es el inicio de un chiste; el telón es literal: pasadas las siete de la tarde de este jueves, se descubrió un tupido terciopelo rojo en el salón de actos de una biblioteca municipal de Boadilla del Monte y, tras él, se dejaron ver Mariano Rajoy, Edmundo Bal y José Luis Corcuera.
¿El motivo? Un coloquio sobre el tema político de actualidad: la Ley de Amnistía. Y en dos cosas principales han estado de acuerdo los tres ponentes. Uno, lamentar que el PSOE, desde que Pedro Sánchez lleva sus riendas, no alcance ningún acuerdo con el PP de Feijóo. Y dos: que la norma que prevé amnistiar los delitos vinculados al procés es perjudicial para España y sus ciudadanos.
¿Por qué lo es? «Es poner el país de rodillas ante unos prófugos de la Justicia», ha subrayado el hoy abogado del Estado y ayer portavoz de Ciudadanos en el Congreso.
«Es un ataque a la Transición», en palabras del que fuera ministro del Interior de Felipe González.
«Busca condenar al Gobierno de quienes paramos el golpe aplicando el artículo 155«, ha defendido Rajoy, antes de loar el comportamiento de «jueces, fiscales, ciudadanos y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que defendieron la legalidad».
Por partida doble —como ciudadano español y como quien capitaneó el Ejecutivo que suprimió la autonomía de Cataluña—, el gallego se ha colocado como una de las principales víctimas de la futura Ley de Amnistía. Y ha situado el origen de los males, de hecho, en los últimos minutos en los que desempeñó el cargo de presidente del Gobierno; concretamente, en la moción de censura que le desalojó de la Moncloa «con un fragmento de una sentencia» como «pretexto» para que le sustituyera Pedro Sánchez… al que Rajoy, en varias ocasiones y entre aplausos del público, se ha referido como «ese señor en el que ustedes están pensando».
Como si la historia reciente de España se concentrase este jueves en el microcosmos de Boadilla del Monte, apenas una treintena de vecinos, convocados por el PSOE, gritaban: «¡Gürtel, Gürtel!», a las puertas del auditorio donde se ha celebrado el coloquio.
Y fue, precisamente, la primera sentencia de la Audiencia Nacional sobre aquella trama corrupta, que también tuvo su epicentro boadillense, a la que Rajoy aludía en el salón de actos como la palanca que impulsó la moción de censura en su contra.
Ahora, ¿qué?
Ley de Amnistía: ¿hacia dónde nos puede llevar?, se titulaba el coloquio entre Bal, Corcuera y Rajoy. Este último, respondiendo a la pregunta, recomendó «no confiar en soluciones mágicas». Prefiere las carnales: «Que los políticos que estén de acuerdo en que esto es un disparate hagan su trabajo y el Poder Judicial, el suyo».
Corcuera fue más contundente: «Hace falta ser gilipollas para creer que no van a volverlo a hacer», pronosticó sobre las intenciones de Puigdemont y el resto de políticos independentistas que se beneficiarán de la futura norma.
Para apuntalar su agorero vaticinio y desplegar sus propuestas de solución, el exministro socialista citó a Gandhi —«Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar con la mentira»—, a Hannah Arendt y hasta a la cantante argentina Mercedes Sosa: «Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente, si un traidor engaña a unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente». El auditorio, de nuevo, tuvo claro a qué traidor se refería Corcuera.
No tardó mucho en acabar citándole por su nombre… y lamentó que Pedro Sánchez se niegue a firmar acuerdos con el Partido Popular y que encabece un Gobierno «con populistas de Ernesto Laclau, comunistas y seguidores de [Hugo] Chávez».
«No aguanto más que me mientan», se enfadó el exministro, antes de recomendar a los electores que ejerzan el voto de castigo cuando se sientan estafados. Pocos minutos después, lanzaba otro dardo a Sánchez, secretario general de ese PSOE en el que militó hasta 2017. En esta ocasión, vía cita a Pink Floyd y su Another Brick In The Wall. «[Sánchez] habló en el Congreso de muros y, como dice la canción: ‘Chico, sólo eres un ladrillo en la pared'».
El extitular del Interior en el felipismo lamentó que cierto periódico español afín al PSOE no emule al New York Times y contabilice, como sí hizo el rotativo neoyorkino con Donald Trump, «las mentiras de Sánchez». Especialmente, las vinculadas a la Ley de Amnistía.
Durante su discurso, Edmundo Bal —antes de aprovechar el atril para promocionar Nexo, la plataforma con la que se presentará a las europeas— también aludió a eso que Pedro Sánchez denominó cambios de opinión.
«Si el presidente del Gobierno nos dice que no habrá referéndum, porque no cabe en la Constitución Española, sólo nos cabe pensar que lo habrá», ha vaticinado el exporatvoz de Ciudadanos.
«Me da igual que sea constitucional, que no lo es. Si este Tribunal Constitucional, elegido a la medida del Ejecutivo y del Legislativo, decide que la amnistía cabe en la Constitución, seguirá siendo inmoral e injusta«, lamentó Bal. Respondiendo al título del coloquio, su pronóstico: «Lo que nos espera no pinta bien; delinquir saldrá gratis por siete malditos votos».
Ahora bien, quizá haya una solución: «Europa es la última frontera, la última garantía pata que esta tropelía no se cometa». «Y en las próximas elecciones europeas, se van a encontrar con una papeleta, la de Nexo, con mi nombre», bromeó al final de su discurso, entre las risas y aplausos de los asistentes al evento.
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