El presidente francés, Emmanuel Macron, apuesta por derechizarse para relanzar su segundo mandato declinante. Tras haber compuesto un nuevo Gobierno con una mayoría de ministros de la derecha sarkozista —8 de 14—, el dirigente centrista ha reafirmado su línea conservadora para la nueva etapa que se abre en este quinquenio. Macron ha anunciado este martes una nueva reforma laboral, recortes en el gasto público y la posible obligatoriedad del uniforme en las escuelas. Después de un 2023 horribilis —marcado por la impopular reforma de las pensiones y una dura ley migratoria—, el presidente prefiere no darle una tonalidad más social a su presidencia y confía en satisfacer al núcleo duro de su electorado para hacer frente a la ultraderecha en las elecciones europeas.
Una semana después de haber designado a Gabriel Attal, de 34 años, como primer ministro, Macron ha detallado las políticas que llevará a cabo el nuevo Ejecutivo en una rueda de prensa nocturna, de más de dos horas, desde el Elíseo. Quizás para evitar que le haga sombra el nuevo inquilino de Matignon —el responsable del Gobierno más joven en la historia de la Quinta República—, el presidente ha pronunciado una intervención más bien propia de un discurso de política general.
Sin grandes anuncios —algo significativo teniendo en cuenta que esta rueda de prensa había sido presentada como un «gran encuentro con la nación»—, la comparecencia ha servido para desgranar las principales directrices de la política macronista para los próximos meses y años. La apuesta ideológica resulta clara: neoliberalismo a la francesa (bastante menos agresivo que el anglosajón) en lo económico y propuestas mayoritariamente conservadoras en lo social.
«Impulsar un rearme cívico»
«Debemos promover de nuevo valores comunes como el del respeto. Debemos impulsar un rearme cívico«, ha asegurado Macron en la parte introductoria de su rueda de prensa, en la que ha insistido en la idea del «rearme cívico» que ya había repetido varias veces en su discurso de fin de año. Para impulsar este «rearme», ha defendido «reforzar la autoridad» en el país. Para ello, el presidente ha anunciado más medidas en materia de seguridad, como el hecho de realizar 10 operaciones policiales cada semana para luchar contra el narcotráfico.
En materia educativa, Macron también apuesta por reforzar la «autoridad». Y para ello ha defendido una propuesta que probablemente generará controversia en el país vecino: la obligatoriedad del uniforme en los centros educativos. Ha precisado que este año se experimentará el uso de una misma vestimenta para todos los alumnos en un centenar de escuelas públicas. «Y la vamos a generalizar» en todos los centros en 2026 «en el caso de que esta experiencia resulte satisfactoria».
Además, el presidente se ha mostrado favorable al aprendizaje de La Marsellesa, el himno nacional, en la educación pública y a una generalización del Servicio Nacional Universal —una controvertida ‘mili’ sin formación militar obligatoria— a partir de los 15 años. También ha prometido medidas para regular «el uso de las pantallas» —teléfonos móviles, tabletas, videoconsolas…— entre los menores de edad. «Quizás habrá prohibiciones, quizás habrá restricciones», ha explicado sobre este tema complejo, que será examinado por una comisión de expertos. También ha reivindicado políticas para aumentar la natalidad, como una fusión del permiso de maternidad con el de paternidad (de un total de seis meses), después de que Francia registrara el año pasado su índice de nacimientos más bajo desde la Segunda Guerra Mundial.
Recortes en gasto público y reforma laboral
Resulta una evidencia que el Macron de 2024 ha envejecido políticamente. Hasta el punto de que los periodistas le han reprochado en la rueda de prensa que defiende una visión «añeja». Aunque su línea ha cambiado en lo social, se mantiene idéntica en lo económico. El dirigente centrista ha confirmado su voluntad de llevar a cabo una nueva reforma laboral «con reglas más severas cuando los desempleados rechacen una oferta de trabajo», así como «un mejor acompañamiento hacia la formación». También ha hablado sobre una legislación para este año que suprimirá burocracia y una disminución de 2.000 millones de euros de impuestos en 2025 para «las clases medias». Ha defendido «un recorte desde la raíz de aquellos gastos inútiles del Estado», sin dar más detalles.
Quizás estos anuncios satisfarán al núcleo duro del electorado macronista —compuesto por los votantes jubilados y las clases acomodadas—, pero no parece nada claro que sirvan para darle un nuevo impulso a Macron. Y aún más teniendo en cuenta que los anuncios significativos en materia social y ecológica han destacado por su ausencia. ¿Se trata de una hoja de Gobierno suficiente para remontar la situación de cara a las próximas elecciones europeas del 9 de junio? El tiempo lo dirá.
Según los últimos sondeos, que deben cogerse con pinzas, Reagrupación Nacional (RN, extrema derecha) lidera los sondeos para esos comicios con el 28%, 10 puntos más que la coalición macronista (18%). «No me hace feliz de ver a RN en el primer lugar en los sondeos», ha reconocido Macron, después de ser preguntado sobre la posibilidad de que la ultra Marine Le Pen lo reemplace en el Elíseo en 2027.