Traer un hijo al mundo es uno de los momentos más recordados en la vida de cualquiera que pueda pasar por una experiencia como esa. Muchos padres y madres recordarán las primeras miradas, risas y lloros de su bebé. De lo que no se acordarán tanto es de la burocracia implícita con un nacimiento, pues ciertamente inscribir a un recién nacido no es de los trámites más apasionantes que se puedan experimentar. Sin embargo, una pareja de Almassora nunca olvidará este sencillo paso, pues para ellos se ha convertido en una auténtica pesadilla.
Hablamos de María Jesús Chappotín y Alexis Martínez. Su caso parece de película, pero no lo es. La jueza encargada del registro de Castellón dispuso que su segundo hijo, Áxel, solo podía llevar los apellidos de la madre, con las consecuencias que eso está teniendo para la familia. “No solo es el tiempo que estamos perdiendo, sino lo que nos está costando”, lamentan los padres. Lo curioso del caso es que su primera hija, Keisy, sí se apellida como los padres, por lo que no entienden cuál es la razón de la magistrada.
María Jesús, la madre, llegó de Cuba hace ahora 16 años. En su país natal se casó en “un desliz de juventud”, pero llegó a España ya divorciada con 19 años. Desde el primer momento ha trabajado y cotizado –ahora lo hace en un supermercado de Castelló-, y hace 12 años conoció al que es su pareja, Alexis. Son legalmente pareja de hecho, conviven juntos en Almassora y cuando hace cuatro años tuvieron a su primera hija no hubo inconveniente en inscribirla de forma habitual. Su hija se llama, por tanto, Keisy Martínez Chapottín.
Dos libros de familia en una familia
Dos años después nació Áxel y cuál fue su sorpresa, la jueza denegó que el niño llevara los apellidos de sus padres. Solo lleva por tanto los de su madre, llamándose Áxel Chapottín Utría, segundo apellido de la madre. “No nos dieron más explicaciones, pero sí me pidieron mucha información, desde mis datos de nacimiento, empadronamiento, mi estado civil en Cuba… Lo presenté todo. Costó varios meses conseguir esos papeles porque allí va todo un poco lento, pero acredité que estaba divorciada en Cuba, que no tenía antecedentes, cuándo y dónde había nacido…”, recuerda María Jesús. Sin embargo, no fue suficiente.
Lo próximo que les pidieron fue el certificado de paternidad. “Esto nos costó también mucho dinero, pero lo hicimos y como es normal acreditó que Alexis es el padre. No contentos con eso, ahora nos han vuelto a pedir otra prueba de paternidad, por lo que la primera no sirvió para nada. Parece que se están riendo de nosotros”, lamenta la afectada, que cuando termine con esta pesadilla tiene pensado solicitar daños y perjuicios a un sistema judicial que en este caso parece de todo menos justo.
Más de 2.500 euros de ‘broma’ pesada
“El primer abogado nos costó ya mucho dinero y ahora tenemos otra abogada que también estamos pagando. Al no ser considerado de forma legal hijo de Alexis, su permiso de paternidad tampoco pudo cobrarlo, por lo que estuvimos los cuatro primeros meses viviendo solo de mi sueldo. De haber sabido que iba a pasar esto no habría pedido la baja porque llevamos gastados más de 2.500 euros, más lo que no le dieron por el permiso”, asegura la vecina de Almassora, que ya no sabe dónde acudir: “Estamos pensando qué hacer para buscar una solución, si acudir al Ministerio de Justicia en Madrid y presentar todas las pruebas o protestar de alguna manera en los juzgados de Castellón, porque no hay por dónde cogerlo. En una familia y en una casa tenemos dos libros de familia distintos; dudo que haya más casos así. El problema es que los dos trabajamos y con los dos hijos tenemos el tiempo justo para presentar los papeles que nos van pidiendo y pagar lo que nos dicen que hay que pagar”.
Otro de los quebraderos de cabeza para la pareja es la indefensión legal en la que se encuentra Áxel en caso de que a su madre le ocurriera una desgracia: “Vivimos los cuatro juntos y está la prueba de paternidad, pero a efectos legales Alexis no es el padre de Áxel, así que no sabemos qué pasaría. Es todo un sinsentido que espero que se pueda solucionar pronto por el bien de todos”.
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