El bitcoin es una moneda virtual, pero sus impactos medioambientales afectan al mundo tangible. No solo supone una fuerte emisión de gases de efecto invernadero, sino también un elevado consumo de agua, según acaba de poner de manifiesto un estudio científico.
La minería de criptomonedas utiliza una cantidad significativa de agua y esta situación irá en aumento porque se prevé un incremento de la demanda de este tipo de moneda, según un informe elaborado por el economista financiero Alex de Vries y publicado en la revista Cell Reports Sustainability, donde ofrece la primera estimación exhaustiva del consumo de agua de Bitcoin.
El estudio advierte de que si las criptomendas siguen aumentando su escala de uso y no se aplican restricciones, ello puede generar problemas de agua, especialmente en países que ya luchan contra la escasez de este líquido, incluyendo a Estados Unidos.
«Muchas partes del mundo sufren sequías y el agua dulce es un recurso cada vez más escaso (afirma de Vries, estudiante de doctorado en la Universidad Libre de Ámsterdam (Países Bajos). Si seguimos utilizando este valioso recurso para hacer cálculos inútiles, la realidad será realmente dolorosa», afirma.
Las investigaciones anteriores sobre el uso de recursos de las criptomonedas se habían centrado sobre todo en el consumo de electricidad. Cuando se realiza el minado Bitcoins, la criptomoneda más popular, ‘mineros’ de todo el mundo compiten para resolver ecuaciones matemáticas en Internet, y los ganadores en ese proceso obtienen una parte del valor de Bitcoin. En la red Bitcoin, los mineros hacen unas 350 quintillones -es decir, 350 seguido de 18 ceros- de operaciones cada segundo, una actividad que consume una enorme cantidad de potencia de cálculo.
«La respuesta correcta surge cada 10 minutos, y el resto de los datos, quintillones de ellos, son cálculos que no sirven para nada y, por tanto, se descartan inmediatamente», afirma de Vries.
Una gran cantidad de agua para refrigerar los ordenadores
Durante el mismo proceso, se utiliza una gran cantidad de agua para refrigerar los ordenadores de los grandes centros de datos. Basándose en datos de investigaciones anteriores, de Vries calcula que la minería de Bitcoin consume entre 8,6 y 35,1 gigalitros (GL) de agua al año solamente en Estados Unidos.
Además de refrigerar los ordenadores, las centrales eléctricas de carbón y gas que suministran electricidad para hacer funcionar dichos equipos también utilizan agua para bajar la temperatura. Esta agua de refrigeración se evapora y no puede reutilizarse. Por tanto, el agua evaporada de las centrales hidroeléctricas también se suma a la huella hídrica de la demanda de energía de Bitcoin.
En total, de Vries estima que en 2021 la minería de Bitcoin consumió más de 1.600 GL de agua en todo el mundo. Cada transacción en la cadena de bloques de Bitcoin utiliza una media de 16.000 litros de agua, cantidad suficiente para llenar una piscina convencional. Pero las previsiones son aún más preocupantes, porque se espera que el consumo de agua de Bitcoin aumente a 2.300 GL en 2023, afirma de Vries.
Sólo en Estados Unidos la minería de Bitcoin consume entre 93 y 120 GL de agua al año, lo que equivale al consumo medio de agua de 300.000 hogares estadounidenses o de una ciudad como Washington D.C.
Un problema que va en aumento
«El precio del Bitcoin ha aumentado recientemente y ha alcanzado su punto más alto del año, a pesar del reciente colapso de varias plataformas de criptodivisas. Esto tendrá graves consecuencias, porque cuanto mayor sea el precio, mayor será el impacto medioambiental –subraya–. Lo más doloroso de la minería de criptomonedas es que utiliza mucha potencia de cálculo y muchos recursos, pero estos recursos no se destinan a crear algún tipo de modelo, como la inteligencia artificial, que luego se pueda utilizar para otra cosa. Sólo se hacen cálculos inútiles», denuncia.
Con un valor de más de 37.000 dólares por moneda, Bitcoin sigue expandiéndose por todo el mundo. En los países de Asia Central, donde el clima seco ya está ejerciendo presión sobre el suministro de agua dulce, el aumento de las actividades mineras de Bitcoin empeorará el problema. En Kazajistán, un centro mundial de minería de criptomonedas, las transacciones de Bitcoin consumieron 997,9 GL de agua en 2021. Este país de Asia Central ya está lidiando con una crisis de agua, y la creciente huella hídrica de la minería de Bitcoin podría exacerbar la escasez.
De Vries sugiere que estrategias como la modificación del software de minería de Bitcoin podrían reducir la energía y el agua necesarias para este proceso. La incorporación de fuentes de energía renovables que no requieran agua, como la eólica y la solar, también puede reducir el consumo de agua.
«Pero, ¿realmente se quiere gastar energía eólica y solar para el cripto? En muchos países, incluido Estados Unidos, la cantidad de energía renovable es limitada. Claro que puedes trasladar algunas de estas fuentes de energía renovable al cripto, pero eso significa que algo más se alimentará con combustibles fósiles. No estoy seguro de si se sale ganando», concluye.
Estudio de referencia: https://www.cell.com/cell-reports-sustainability/fulltext/S2949-7906(23)00004-6
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