Fue uno de los robos más comentados de la historia criminal reciente de nuestro país. Tres ladrones, cubiertos con pasamontañas y guantes, asaltaron en Carmona (Sevilla) la sede de Dreamlove, la mayor distribuidora nacional de juguetes sexuales, y se llevaron sus productos más preciados: once consoladores, algunos de ellos bañados en oro de 24 quilates, y valorados en más de 50.000 euros, además de 25.000 euros en efectivo. En total, un golpe de casi 80.000 euros que, un año después, podría salir gratis a los responsables.
Según ha podido saber CASO ABIERTO, el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, el juzgado de instrucción número 3 de Carmona ha decidido archivar el caso por falta de autor conocido, después de que la investigación de la Guardia Civil no haya permitido dirigir la acusación contra ninguna persona.
Cortaron la luz de las farolas
Todo quedó grabado por las cámaras de seguridad de la empresa y del Parque Logístico de Carmona el 1 de febrero de 2023. Los ladrones sabían lo que hacían y, antes de acceder a las instalaciones de la firma, que cuenta con 153 empleados y también vende lencería y cosméticos para la salud sexual, cortaron la calle colocando contenedores y algunas vallas en los accesos para dificultar el paso a la policía en caso de que los sorprendieran. Además, manipularon el cableado de las farolas para dejar la calle a oscuras.
Los vibradores robados, cuyo precio oscila entre los 3.500 y los 15.000 euros, son fácilmente reconocibles y se fabrican muy pocas unidades, por lo que es difícil venderlos en el mercado negro
A las 23:41 las imágenes muestran a tres encapuchados, armados con mazos y hachas, accediendo por la entrada principal y abriendo a golpes cada una de las puertas del edificio hasta conseguir llegar a la oficina donde los propietarios de Dreamlove tenían instalada una caja fuerte. Solo los dueños y algunos trabajadores de la empresa sabían que, además de miles de euros en efectivo, también guardaban en su interior once vibradores de alto standing, de la gama más lujosa y exclusiva que comercializan, de ahí que estuvieran en una caja de seguridad.
Consoladores de alto standing
A simple vista, parecen lingotes de oro. Se trata de juguetes eróticos solo al alcance de clientes «con una posición económica importante como para poder permitirse un juguete sexual de esa magnitud», según explicó a los medios una de las responsables de su departamento comercial. Del botín con el que se hicieron los asaltantes, el consolador más asequible cuesta 3.500 euros y el más caro 15.000 euros.
La Guardia Civil inicio su investigación con los vídeos de las cámaras de seguridad. Solo alguien que conociera bien la nave de Dreamlove, de 8.000 metros cuadrados, y supiera moverse allí dentro pudo cometer el robo en apenas unos minutos sin ser descubiertos ni por la policía ni por vigilantes de seguridad de otras empresas cercanas, como Seur o Puerto de Indias, que podrían haber visto o escuchado a los ladrones en plena noche.
Vigilancias o un ‘santo’
Trabajaron con la hipótesis de que los ladrones tuvieron que hacer vigilancias previas en el recinto para planificar el asalto. Otra línea de investigación se centró en la posibilidad de que algún antiguo empleado de la empresa hubiera participado en el robo o que la banda contara con la ayuda de un ‘santo’, es decir, una persona que habría pasado información privilegiada a los asaltantes desde el interior de Dreamlove.
La investigación no ha permitido aclarar si los ladrones conocían el valor de los consoladores o se toparon con ellos cuando forzaron la caja fuerte y decidieron sumarlos al botín
La Guardia Civil se afanó en identificar a todas las personas que estuvieron en el polígono aquella noche, pero su investigación llegó a un punto muerto después de que el juzgado denegara las últimas diligencias solicitadas por los agentes, según las fuentes consultadas por este medio. Ahora el juez instructor ha tomado la decisión de cerrar el caso, al menos provisionalmente.
Las pesquisas no han arrojado luz sobre si los responsables del robo conocían realmente el valor de los vibradores sustraidos, ni si entraron a por ellos cuando asaltaron las instalaciones de Dreamlove o solo buscaban hacerse con el dinero y, al forzar la caja fuerte, se toparon por casualidad con esos juguetes y decidieron sumarlos a su botín.
En el mercado negro
Al contrario de lo que ocurre con otros productos robados, expertos consultados por CASO ABIERTO advierten de que es muy difícil colocar en el mercado negro once consoladores de oro, por muy atractivos que puedan resultar los metales preciosos que los envuelven. Algo con lo que coincide el director general de Dreamlove, Mario Romero, que ha rehusado atender a este medio pero explicó tras el robo que estos productos son fácilmente reconocibles y hay muy pocas unidades en el mercado, por lo que moverlos al margen de la legalidad es complicado.
La propia empresa, que además de en España vende en países como Portugal, Francia, Alemania o Italia, tiene muy acotado su mercado de clientes: sobre todo tiendas sex-shop, pero también asesoras sexuales dedicadas a celebrar tuppersex.