Todo parece indicar que el PSOE carece de un modelo territorial de Estado y que el que presuntamente tiene no es el autonómico de la Constitución. Transita entre el federalismo y el sistema confederal, la nación de naciones, ambos promovidos pacto a pacto y ambos difícilmente compatibles con los principios de la izquierda a la cual se adscribe de palabra este partido. Porque el nacionalismo, el valor superior de los territorios sobre las personas, la desigualdad que implica por su esencia misma, la insolidaridad entre unos y otros, no son compatibles con los ideales de la izquierda. Nunca lo fueron. No son progresistas, cualquiera que sea el sentido que se quiera conferir a este concepto que ha venido a sustituir, por su ambigüedad y maleabilidad, al de izquierda democrática. El nacionalismo, en su esencia, es profundamente reaccionario y todo lo que con él se pacta tiene esa naturaleza. Toda concesión que se le hace se traduce en privilegios, diferencias y desigualdad.