El ciudadano argentino-español J.L.M. no es conocido por sus nombres y apellidos reales en ámbitos de fuera de su familia, sino por el apodo de ‘El Rubio’. Así le llaman quienes tratan con él en las agencias de seguridad privada y en los servicios de inteligencia de varios países.
El 4 de junio de 2016, en su casa de las afueras de Madrid, ‘El Rubio’ destapó en entrevista exclusiva a EL ESPAÑOL algunas de las aventuras que acababa de protagonizar como militar privado en países de África. En el reportaje se le presentaba como ‘el mercenario madrileño’.
«Es un mercenario que tiene una dilatada formación militar. Exmiembro de la legión francesa, nació en Argentina pero pasa temporadas del año en una ciudad próxima a Madrid. Tiene 47 años y por su aspecto físico podría confundirse con un empleado de banca», describió la periodista Nuria Coronado.
[El mercenario ‘madrileño’ que liberó a 55 niñas de las garras de los terroristas de Boko Haram]
Por entonces, ‘El Rubio’ acababa de volver de Camerún, donde había encabezado misiones de protección contratado por una empresa internacional de seguridad privada con sede en Jerez (Cádiz) para la que trabajaba habitualmente, UC Global Security Consulting (UCG).
«Vivió una aventura que nunca podrá olvidar», contaba el reportaje. Y vaya si fue así. ‘El Rubio’ rememoró cómo junto a sus hombres armados, los ‘camisas negras’, repelieron dos ataques del grupo terrorista islámico Boko Haram, que operaba en la frontera entre Camerún y Nigeria.
En el primer ataque, abatieron a 70 terroristas y consiguieron liberar a 25 niñas nigerianas, de entre 14 y 17 años, que mantenían cautivas en un campamento y a las que sometían como esclavas sexuales. En el segundo, 60 terroristas muertos y liberadas 32 adolescentes y rehenes sexuales. Desde aquel reportaje de EL ESPAÑOL, el periodismo había perdido el rastro de ‘El Rubio’, salvo por sus publicaciones en la red X (antes Twitter) bajo el apodo scorpiongids.
Tras el atentado a Alejo Vidal Quadras en Madrid, tuiteó: «Si la izquierda quiere sangre, pues será su sangre la que corra. El Petro español y el Diosdado Iglesias atacaron España. Que quede claro que ellos empezaron y nosotros lo acabaremos. ¡¡¡Viva España!!!».
Pero el pasado jueves, el ‘mercenario madrileño’ reapareció en la vitrina mediática de Buenos Aires: se ha conocido que está detenido en los calabozos de los tribunales federales de la capital argentina, y está acusado de terrorismo antisemita por un presunto intento de ataque a la embajada de Israel.
La ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, ya había anunciado el 3 de enero la detención, pero sin revelar su identidad. En ese momento, aclaró que no daría nombres. «No sabemos si son verdaderos», declaró en un comunicado. Sí informó de que eran tres personas las detenidas «con identidades cruzadas y pasaportes cruzados».
«Habían llegado en distintos vuelos aéreos y estaban a la espera de un paquete de Yemen», detalló la ministra, y alertó de que «eso era un llamado de atención» por lo que «se está intercambiando información para saber de dónde es la identidad y cuál es el objetivo de la venida a Argentina».
Junto a J.L.M., los policías federales de Argentina han detenido a Chassam Naem Chatay, un sirio libanés con segunda nacionalidad colombiana, y a Ramón Alberto Domínguez, argentino y peluquero de profesión, que trabaja en la peluquería Rubí en la avenida Rivadavia de Buenos Aires.
Chata, Domínguez y ‘El Rubio’ se encuentran detenidos preventivamente en los calabozos de los tribunales federales de Buenos Aires por disposición de la juez María Servini de Cubría, la misma que lleva la causa sobre los crímenes del franquismo. Los tres son investigados por presunta asociación al terrorismo.
‘El Rubio’ se alojaba en el Gran Hotel España, en la calle Tacuarí de Buenos Aires. Chatay había reservado habitación, pero fue capturado al llegar al país. A dos calles del hotel se encuentra la embajada de Israel en Argentina, cuya sede anterior fue demolida por un ataque terrorista con explosivos, que causó 22 muertos y 232 heridos, en 1992.
La ministra Bullrich y los policías federales encendieron las alarmas, se presume, por la posibilidad de un nuevo atentado a esa embajada. Por momento, los investigadores judiciales investigan el contenido de los móviles de los detenidos, y declaran no haber hallado indicios de que se trate de «una célula terrorista».
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