En el ‘clásico’ de Supercopa había algo más en juego que un título. Era una batalla de estilos, porque así se empeñó Xavi, invocando en vano al ‘cruyffismo’, frene al pragmatismo que tan bien domina el Real Madrid. Una proclama tan arriesgada como el planteamiento defensivo de los azulgranas, apabullados en el primer tramo del partido. Se levantó un ciclón contra el Barcelona, porque volvió el mejor Vinicius después de varios partidos intentando recuperar su lugar en el mundo. Lo consiguió tras anular a Araújo, su criptonita en los ‘clásicos’. Le sacó un penalti, consiguió su expulsión y desquició al Barça con goles y actitud.
Esta vez sí fue capaz de anular al seguro antiincendios que Xavi descubrió en marzo de 2022. Fue precisamente en la semifinal de la Supercopa. Araújo tuvo que hacer las ayudas a Dani Alves ante las acometidas de su compatriota. Aquí todavía ejerció de central. Poco después, en Liga, el técnico azulgrana trasladó al uruguayo a la banda derecha. El experimento fue todo un éxito y el encuentro terminó con un 0-4 favorable al Barça con Vinicius totalmente inhabilitado.
La muerte en directo de Kepa
En el séptimo asalto entre ambos contendientes, Vinicius arrasó con su marca en apenas diez minutos en los que el Real Madrid cobró una ventaja irrecuperable. Es uno de los intocables de Carletto, impermeable a las filtraciones y los ‘lobbies’, como demostró al poner a Lunin por delante de Kepa, en lo que supuso la muerte en directo del portero vasco. Con el italiano no caben las dudas. Él mismo reconoció en la previa al encuentro que cada uno debe saber su rol.
El de Vinicius estaba muy claro. Jugarlo todo para llegar en el punto exacto a la final en la que Xavi quería accionar el ‘clic’ para recuperar el sentido de la temporada y acabó escuchando un ‘crack’ en su pizarra. No hay pegamento que una ahora mismo a un equipo que se desmorona ante el ritmo.
Para el Barça era importante no sufrir un atropello de partida y eso fue justamente lo que sucedió. Koundé no es ni un reflejo del jugador que vino del Sevilla. Balde está fuera de juego. Y Araújo queda muy tocado después de sucumbir ante Vinicius. Solo Christensen retiene cierta regularidad, totalmente insuficiente.
Expulsión de Araújo y «así gana el Madrid»
Por si no fuera suficiente el agravio comparativo con Vinicius en los marcajes, el uruguayo cometió un penalti sobre el brasileño con el que le entregó el triplete. El extremo está totalmente recuperado de la lesión que le había dañado completamente el resorte del que vive. Para el brasileño ha sido como volver a andar, con un trabajo inmenso a través del que ha acortado los plazos.
Pero necesita jugar, hasta cargar la barra de energía que llegó frente al Barça al ‘golpe final’. El recurso que permite asestar un golpe al jefe final de un videojuego que tiene más que dominado. Sale y entra de la partida con una facilidad pasmosa. Cuando parecía estar mirando el juego como un espectador más se revolvía para forzar una pérdida.
Pocos interpretan como él los espacios en un equipo que juega sin nueve, aunque a veces parece que lo hace con 12. Es la diferencia entre tener un arma letal y un ataque inocuo como el del Barça. Pueden buscarse los ‘ismos’ que se quieran, porque un jugador como Vinicius es capaz de romperlos con sus arrancadas.
Sin embargo, sigue teniendo una asignatura pendiente como es la de su comportamiento. La que le hará pasar a la historia como un icono global. Tras un partido bastante limpio, Araújo vio la segunda amarilla -la primera fue en el penalti-. Era el ‘K.O’. No hacía falta hacer nada más, pero entró en la refriega, embarrando su magnífica actuación. Con todo, el Al-Awwal Park terminó coreando el «así gana el Madrid». Una crítica convertida en oda.