Frustración, humillación e impotencia. Fue lo que sintió Marcos Lechet cuando acudió al servicio de Urgencias del centro de salud de El Calero (Telde) por un dolor muy fuerte de espalda. La doctora que le atendió llevaba una mascarilla y casi no podía entender lo que le decía. Es sordo profundo y, aunque tiene un implante coclear que le permite interpretar los sonidos, con la distancia de seguridad y sin poder leer los labios o las expresiones faciales, se le dificulta su recepción comunicativa. Lechet asegura que tuvo que llamar a una conocida que casualmente también se encontraba en el recinto para que le ayudara a descifrar las preguntas.
“No tengo ningún problema en que tengan mascarillas, en absoluto. Pero que busquen la forma de que nosotros nos podamos comunicar y entender lo que nos está diciendo” asegura Lechet, porque “las mascarillas opacas amortiguan el sonido y a quienes tenemos prótesis auditivas, implantes cocleares o audífonos no nos llega bien para que podamos entender”. Este activista teldense nacido en Toledo critica que, a pesar de la experiencia de la pandemia de coronavirus, “se sigue excluyendo a las personas sordas” en hospitales y centros de salud.
Lechet considera que los pacientes con sordera no pueden estar a expensas de la empatía que puedan tener los profesionales sanitarios. “Nos causa indefensión”, insiste. Por ello, demanda a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias que elabore un protocolo para que en los hospitales y centros de salud se informe al personal cómo comunicarse con el colectivo. “Queremos ser independientes, que se comuniquen directamente con nosotros, tenemos derecho a ser atendidos de una forma que podamos entender”.
Una de sus propuestas para mejorar la atención de las personas sordas es la instalación de bucles magnéticos en todos los centros sanitarios, un dispositivo que permite que el sonido llegue a los implantes o aparatos auditivos de una forma más clara. Lechet recuerda que ya lanzó esta demanda a la consejera de Sanidad, Esther Monzón, durante un encuentro celebrado en septiembre del año pasado. De forma paralela, también reivindica la instalación de pantallas que muestren los turnos en todos los centros y que las citas médicas puedan ser gestionadas de forma escrita, bien por correo electrónico o Whatsapp.
“Tampoco hay intérpretes para personas sordas que nos faciliten la comunicación. (…) Seguimos incomunicados y las mascarillas opacas nos lo ponen más complicado”, lamenta Lechet, sobre todo teniendo en cuenta que “durante la pandemia las personas sordas lo hemos pasado bastante mal con este tema”. Fruto de su activismo, llegó a conseguir que el Gobierno de España emitiera una orden para regular el uso de las mascarillas transparentes homologadas, tras reunirse en Moncloa con el entonces ministro de Sanidad Salvador Illa y con el ministro de Consumo Alberto Garzón.
El propio Lechet colaboró con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas para desarrollar la primera mascarilla higiénica transparente, una iniciativa a la que no tardaron en sumarse otras empresas. “Pero no fueron obligatorias y por motivos que ignoro, nunca se distribuyó. Solo por la página web a un precio que los interesados pudieran comprarlo”, resume Lechet.
Activismo
Lechet compagina como puede su labor como activista con su trabajo de mantenimiento en un polideportivo del Ayuntamiento de Telde. A los cinco años se quedó completamente sordo por un sarampión mal curado. Gracias al implante coclear que le colocaron a sus 23 años, pudo volver a oír y no tardaría en querer ser escuchado.
Un día del año 2013 se le averió un cable del implante y no podía escuchar la voz de su hijo de tres años. Tardó semanas en poder reunir el dinero necesario para conseguir uno nuevo, semanas de frustración e impotencia al no poder entender lo que su hijo le pedía. “Y le prometí que, sin saber cómo, lograría cambiar las cosas”, recuerda.
Fue entonces cuando tomó conciencia de que el aparato que para él había sido una salvación era totalmente desconocido para la sociedad y, además, escondía una cara B. El mantenimiento de los implantes cocleares o los audífonos tiene un coste elevado, algo que se debe a que el negocio está en manos de unas pocas empresas que tienen la exclusividad en cada dispositivo. Lechet recabó más de 260.000 firmas en su campaña para que el Gobierno de España interviniera en hacer estos aparatos accesibles para cualquier persona.
Además, ha organizado y participado en marchas por los derechos de personas sordas, ha comparecido en el Congreso de los Diputados y ha impartido charlas en países como Chile y Uruguay. Su labor le valió en 2021 el reconocimiento de la revista Forbes, al incluirle en su lista Las otras 100 mayores fortunas de España, que destaca a personalidades por sus acciones en favor de otros. En concreto, la publicación le atribuye lograr que el Ministerio de Sanidad emitiera una orden nacional para actualizar y ampliar la cuantía y la calidad de la cobertura a usuarios de implantes cocleares o prótesis auditivas.