Miles de personas participaron hoy en una manifestación en Potsdam en contra de la ultraderecha, entre ellas el canciller alemán, Olaf Scholz, y la titular de Exteriores, Annalena Baerbock, ambos residentes en esa ciudad vecina a Berlín. La marcha fue convocada por el alcalde de dicha ciudad, el socialdemócrata Mike Schubert, en respuesta a las revelaciones sobre una reunión entre destacados representantes del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), grupos neonazis alemanes y austriacos, así como algunos empresarios. En la reunión, celebrada en una villa de Potsdam, se planteó expulsar a unos dos millones de extranjeros o personas de origen inmigrantes, incluidos quienes ya adoptaron la nacionalidad alemana, pero se consideran «no integrados» en su sociedad.
La alcaldía de Potsdam habló de unos 10.000 participantes, mientras que en Berlín discurrió otra concentración similar con unos 25.000 asistentes, según informaciones de la televisión pública regional RBB.
A la concentración de Potsdam acudieron tanto líderes socialdemócratas, el partido de Scholz, como de los Verdes, el partido de la ministra Baerbock, así como de La Izquierda y de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU). La de Berlín contó con una amplia representación tanto de estos partidos como de los activistas medioambientales de Fridays for Future y se desarrolló ante la emblemática Puerta de Brandeburgo.
Un plan de expulsiones masivas que compromete a la AfD
El medio de investigación ‘Correctiv’ reveló el pasado miércoles que políticos de AfD participaron en Potsdam en noviembre en un encuentro organizado por influyentes figuras de la extrema derecha en el que se abordaron planes para expulsar del país a millones de extranjeros.
En el centro del evento se hallaba según diversas fuentes el austríaco Martin Sellner, considerado uno de los líderes del ultraderechista Movimiento Identitario, que presentó un «plan maestro» para lograr lo que ciertas facciones extremistas llaman «remigración», es decir, la limpieza étnica de la nación de elementos foráneos.
Asimismo se reveló la presencia de al menos dos exdiputados de la AfD. Uno de ellos es Roland Hartwig, asesor de la líder del partido Alice Weidel. El semanario «Die Zeit» ha asegurado asimismo que acudió a otra cita anterior con parecidos objetivos el otro presidente de la AfD, Timo Chrupalla, quien comparte la dirección colegiada del partido con Weidel.
Las revelaciones han activado las propuestas para pedir la ilegalización de AfD. Dicha vía se considera, sin embargo, compleja, ya que en Alemania hasta ahora solo han prosperado dos iniciativas para prohibir partidos con estructuras en todo el país, ambas en los años 50. Sucesivas solicitudes respaldadas por el gobierno y el Parlamento contra el Partido Nacional Democrático (NPD) fueron rechazadas por el Tribunal Constitucional, único órgano facultado para resolver estas cuestiones. Primero desestimó un procedimiento porque estaba fundamentado en testimonios de «confidentes» infiltrados por los servicios secretos. Finalmente, en 2017 rechazó otra propuesta por entender que el NPD, pese a perseguir objetivos anticonstitucionales, no estaba capacitado para llevarlos a cabo dada su marginalidad y nulo peso parlamentario.
La situación es muy distinta para la AfD, con escaños tanto en el Parlamento federal (Bundestag) como en 14 de los 16 estados federados. Ocupa, además, el segundo puesto en intención de voto a escala nacional e incluso el primero en el este del país, donde el próximo septiembre se celebrarán elecciones regionales.