Microplásticos, granza, nurdles, gránulos, pélets, o lágrimas de sirena. Muchos son los nombres con los que se apela, de forma incesante estos días, a las diminutas bolitas de plástico que comenzaron a llegar hace un mes a las playas del litoral gallego. Antes de toda esta atención mediática, la plataforma medioambiental coruñesa We Sustainability ya llevaba años de meticuloso trabajo de limpieza de arenales a sus espaldas, a razón de unas ochenta batidas al año. A veces más numerosas, otras menos. La de ayer fue distinta.
“Han venido unas 350 personas. Normalmente, suelen ser entre 30, 40 o, las épocas buenas de motivación, hasta 70. Es fenomenal que la gente se concience y se de cuenta de que hay mucha más basura que esa todos los días”, dice Óscar Vales, impulsor de la plataforma, que programa, desde hace años, al menos dos limpiezas semanales en las playas de A Coruña. “Tuvimos que frenarlo para que no se desmadrase. Lo importante es que se sepa que va a haber muchos días para limpiar, que se puede ir más días, no solo el sábado por la mañana”, cuenta Óscar Vales.
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El trabajo laborioso de sacar manualmente las bolitas de entre la arena y las algas no es ajeno para los voluntarios habituales de sus iniciativas, que saben bien lo difícil que es retirar los pequeños plásticos que llegan a las playas todos los días, y que, aunque no sean visibles, se acumulan por toneladas en los arenales. “De pélets sacamos medio quilo, que parece poco pero es un montón. Son muy complicados de sacar. Aún así, Riazor no es una playa infestada de ellos, aunque seguramente aparecerán más en los próximos días. En San Amaro aparecieron muchos. Hemos retirado casi 300 quilos de basura”, valora Óscar Vales.
Los promotores de esta iniciativa se muestran satisfechos de que un trance tan perjudicial como es un vertido contaminante haya tenido, como derivada, la movilización popular de los coruñeses. Un ímpetu que, aguardan, no sea solo flor de un día. Para ello hacen mucha pedagogía. “A quienes vienen les contamos que esto es un desastre natural. No creemos que tenga la dimensión del Prestige, pero ocurre todos los días. Ocurre sobre todo en invierno, porque en verano se limpian las playas”, cuenta Óscar Vales. Por ahora, desde We Sustainability, además de organizar estas batidas, se centran en donar material a quien lo solicita, y ponen a disposición de los interesados en echar una mano una serie de kits de limpieza individuales para quien quiera ir por su cuenta. “Ahora vendrán dos o tres meses de mucho trabajo. A partir de septiembre vuelve el plástico. Está bien que la gente lo vea. Buscamos impactar a las personas para que impacten en el medio ambiente”, explica.