20 de marzo de 2007. Un equipo de astrónomos detecta la existencia de un asteroide de unos 300 metros a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Los primeros cálculos de su trayectoria indican que, eventualmente, este cuerpo celeste podría impactar contra la Tierra. Un día y medio más tarde, su rastro desaparece del firmamento. Los expertos lo bautizan como ‘2007 FT3’, lo clasifican como «asteroide perdido» y, a partir de ahí, empiezan a estudiar cómo y cuándo podría colisionar con nuestro planeta.

Hace décadas que los astrónomos vigilan de cerca el paso de asteroides cercanos a nuestro planeta, aunque por ahora ninguno ha encendido las alertas




Tras varios análisis, se consigue establecer varias posibles fechas de impacto. Entre ellas, octubre de 2024. Así que ahora, mientras se acerca el momento, los astrónomos vigilan de cerca la posible llegada de este objeto (aunque, eso sí, ahora mismo nada indica que vaya a suponer un peligro para el planeta ni para la humanidad). Su historia es, en realidad, solo un ejemplo de cómo la humanidad vigila los cielos en busca de posibles amenazas. 

Para entender exactamente qué es este asteroide extraviado, cómo se está buscando su rastro y cómo, eventualmente, podría impactar contra nuestro planeta hay que abordar, con calma y sin alarmismos, diferentes preguntas. La primera, y por la que seguramente muchos se estarán preguntando, es cómo puede ser que le hayamos perdido el rastro a un asteroide de nada más ni nada menos que 300 metros.

Según explica el astrónomo Josep M. Trigo, es bastante habitual «perder asteroides» de este tipo. Sobre todo cuando se trata de cuerpos celestes relativamente pequeños, pocos reflectivos o con órbitas excéntricas. «Son tan escurridizos que solo los detectamos cuando pasan muy cerca de nuestro planeta y se ponen en el punto de mira de nuestros telescopios», explica este experto en meteoritos del Institut de Ciències de l’Espai (CSIC) y miembro del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC).

«Hay asteroides tan escurridizos que solo los detectamos cuando pasan muy cerca de nuestro planeta», Josep M. Trigo, Astrónomo


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El asteroide ‘2007 FT3’ entraría dentro de esta clase de asteroides «escurridizos» tan difíciles de seguir. El hecho de que consiguiéramos avistarlo en 2007 fue, seguramente, algo fortuito. Su trayectoria lo puso en el punto de mira de los observatorios terrestres durante un puñado de horas. Después, siguiendo su rumbo, este cuerpo celeste acabó alejándose de nuestro campo de visión y se perdió en la inmensidad del cosmos. De ahí que ahora mismo se clasifique como «asteroide perdido». Y así seguirá hasta que, en algún momento, vuelva a ponerse en el punto de mira de nuestros telescopios. Hasta entonces, su verdadero rumbo será un misterio

Probabilidades de impacto

Pero, ahora sí, vayamos a la pregunta más importante de todos. ¿Qué probabilidad hay de que este asteroide extraviadoreaparezca y acabe estrellándose contra la Tierra? En estos momentos, los análisis más exhaustivos apuntan a que estamos ante un riesgo «muy poco significativo» de impacto. Para ser más exactos, es de uno entre 11 millones. De hecho, incluso se estima que es más probable sufrir el impacto de un asteroide todavía no descubierto que acabar chocando con esta roca espacial avistada en 2007. Por ejemplo, como ocurrió el 15 de febrero de 2013 cuando un meteoro anteriormente no detectado impactó contra la ciudad rusa de Cheliábinsk dejando casi de 1.500 heridos y así como múltiples daños materiales en edificios e infraestructuras. 

La probabilidad de impacto de este asteroide perdido es de una entre 11 millones


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Las probabilidades de que el asteroide ‘2007 FT3’ impacte contra la Tierra el próximo octubre son del 0,000008%. «No hay motivo de preocupación«, destacan desde las oficinas de NASA, quien, junto a otras agencias y observatorios espaciales de todo el mundo, mantiene un exhaustivo programa de seguimiento de asteroides cercanos a nuestro planeta. «Ahora mismo, no tenemos ningún indicio que nos haga pensar que este asteroide supone un riesgo para la humanidad», afirman los portavoces de la agencia espacial recordando, entre otros, que en octubre de 2019 también se esperaba un posible impacto de este asteroide y que finalmente tampoco ocurrió. 

Mil años de tranquilidad

En estos momentos, la humanidad ha conseguido identificar más de un millón de asteroides a lo largo y ancho del cosmos. Aún así, se estima que la cifra total de meteoros podría ser decenas de magnitudes más grande aunque, hasta ahora, no seamos capaces de detectar su existencia. «Sí conocemos con precisión a los asteroides de tamaño kilométrico o los que pasan muy cerca de nuestro planeta», recalca Trigo, autor de del libro ‘La Tierra en peligro’ (Universitat de Barcelona Edicions). En la práctica, estos son los que podrían suponer un mayor peligro para la Tierra. El resto suponen una gran incógnita y, justamente por eso, observatorios de todo el mundo mantienen programas de seguimiento continuo para detectar la aparición de estas rocas espaciales que, eventualmente, podrían acercarse a nuestro planeta. 

No se espera ningún choque de asteroides de gran tamaño en el próximo milenio, apuntan los expertos


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El análisis más exhaustivo realizado hasta la fecha, encabezado por el astrofísico catalán Óscar Fuentes-Muñoz, concluye que ninguno de los asteroides de gran tamaño detectados hasta el momento se aproximará a la Tierra en los próximos mil años. El análisis de las órbitas de todos los objetos espaciales de más de un kilómetro de tamaño conocidos ahora, que se presuponen como el 95% del total, desvela que ninguno de ellos se acercará a una distancia crítica de nuestro planeta. Esto nos proporcionaría al menos mil años de tranquilidad en cuanto al impacto de grandes asteroides se refiere. Así que, al menos por ahora, no hay motivos para temer la llegada de una roca espacial masiva como la que extinguió a los dinosaurios. La historia del asteroide perdido es, en el fondo, una curiosidad espacial.