Nunca es tarde para engancharse a los objetivos. Ni mucho menos, para alimentar sueños e ilusiones. Ni en el fútbol ni en la vida. Sobre todo, en los primeros coletazos de un 2024 que, como mínimo, aspira a ser menos dramático en Orriols que el anterior. Ni en el fútbol ni en la vida. En el Levante es difícil encontrar un equilibrio. El realismo es complicado de compaginar con la nostalgia de querer revivir tiempos pasados, donde la Primera División fue el hábitat natural de un club que, a pesar de su humildad, se lo ganó a pulso.

Sin embargo, Orriols, acostumbrado a pelear y a remar a contracorriente durante toda su historia, no dará su brazo a torcer. Y, ni mucho menos, renunciará a ilusionarse con un equipo que genera tanta inestabilidad emocional como denota pasión, entrega y compromiso. Esas son las armas de este Levante, que tras arrancar la segunda vuelta venciendo al Albacete, quiere dejar atrás el drama y las excusas. El equipo de Javi Calleja, después de verse dos goles por delante, sufrir cómo su rival le empató en un abrir y cerrar de ojos y sacar coraje y orgullo para sacar el partido adelante, está en condiciones de dar el salto. Sin duda, una auténtica locura las formas en las que se consiguió ganar, pero bendita locura la que se respira en un Orriols que está como loco por volver a ver a su equipo ascender.

Orriols, después de casi un mes sin presenciar ni vibrar con su equipo, no pudo tener más motivos para iniciar la segunda vuelta por todo lo alto. El adversario, además, apetecía. Y mucho. Los datos respaldan que el Levante le tiene tomada la medida al Albacete, pero los de Rubén Albés, más cerca del descenso que del sueño que la temporada pasada le tumbaron los levantinistas, fueron valientes desde el primer segundo del partido. De hecho, transcurridos cinco minutos, Manu Fuster, a pase de Carlos Isaac y prácticamente en boca de gol, abrió el marcador del Ciutat de València, pero el ‘10’ valenciano se encontró ligeramente adelantado.

Javi Calleja durante el Levante – Albacete F. CALABUIG


Después de los precedentes, todo el mundo supo que no iba a ser un encuentro más. Cada acción y cada balón dividido fue peleado como si fuera el último. Por ello, el Levante, consciente de que lo sucedido en la primera vuelta ya es papel mojado, se negó a negociar esfuerzos. El salto no solo en la tabla, sino también a las nubes de un coliseo de Orriols que sueña con volver a ver a su equipo competir contra los mejores. El Albacete, sin embargo, no se arrugó. Dani Escriche, mano a mano con Andrés Fernández, vio cómo, después del desvío del guardameta, Álex Valle le sacó el esférico de debajo de los palos. Y Jotathan Silva, desde una posición diagonal, la mandó fuera por pocos centímetros.

No obstante, el Levante, cuyas imprecisiones del inicio se fueron puliendo con el paso del tiempo, empezó a buscarle las cosquillas a un Bernabé que trasladó algunos síntomas de inseguridad bajo palos. Bouldini, a centro de Pablo Martínez y de cabeza, fue el primero en avisar, al igual que un Carlos Álvarez que, partiendo desde la izquierda y dejando pinceladas de su talento, exigió al ‘1’ del Albacete con un disparo fuerte, raso y al palo corto. No fueron los mejores minutos de los de Javi Calleja, pero en ganas, actitud y compromiso muy pocos equipos de la categoría de plata del fútbol español están por encima. Sobre todo, si, independientemente de las formas, se insiste en un premio que terminaron logrando.

A falta de menos de diez minutos para el descanso, un balón que merodeó dentro del área después de un saque de esquina, y del que se adueñó Djetei, fue hurtado por un Vezo que, nada más hacerse con sus servicios, lo picó por encima de todos para detectar a un Bouldini que, prácticamente a placer, envió el pase del portugués al fondo de las mallas. Orriols tenía ganas de cantar un tanto de su Levante. Se notó cuando el marroquí, casi cuatro meses después de su última diana, terminó con su sequía goleadora. Fue, sin duda, una noticia muy positiva, ya que contar con el mejor Bouldini hará más fuerte a un equipo que cotiza al alza. No obstante, su acompañante en la delantera, Dani Gómez, no solo tuvo también su relevancia en el resultado, sino que demuestra que, tras meses en los que buscó de todas las formas su mejor versión, es un inamovible en los planes de Javi Calleja.

Una imagen del duelo entre el Levante y el Albacete en Orriols F. CALABUIG


El ‘9’, en pleno descuento, encaró a Olaetxea, se deshizo de Silva, pisó línea de fondo y asistió a Pablo Martínez para colocar más ventaja en el luminoso. El ‘10’ esperó en línea de gol para solo tener que empujarla. De esta manera, la segunda parte se postuló como un periodo tranquilo. Así lo demostraron sobre el campo, jugando con soltura y probando recursos. Bouldini, desde muy lejos, probó al Albacete, pero la más clara del segundo tiempo estuvo en las botas de Pablo Martínez. Habilitado por Dani Gómez, el capitán manó a las nubes su cara a cara con Bernabé, sin saber que, minutos después, el Levante terminaría arrepintiéndose. Además, en un abrir y cerrar de ojos.

Con suspense, ante la revisión del VAR, el colegiado validó la diana de Juanma. “Sí se puede”, empezaron a cantar desde el quesito habilitado para la afición del Albacete, demostrando que jugar contra el Levante, para ellos, es de vida o muerte. Y, minutos más tarde, Orriols no dio crédito a cómo se le escapó el partido. Un cabezazo de Higinio, después de un lanzamiento desde la esquina de Manu Fuster, fue atrapado por Andrés Fernández, pero la humedad del esférico, en su intento de adueñárselo, acabó pasando la línea de gol. Ver, para creer. Otra vez, los fantasmas empezaron a sobrevolar los alrededores del Ciutat de València, pero la tendencia, ojalá de manera definitiva, es diferente.

Esa moneda, que tantas veces se la ha jugado al Levante, empieza a caer de cara. Si no, que se lo digan a Higinio, que en el descuento, estrelló un remate en el larguero. Antes, en el 77’ Brugué, percutiendo en el área como cuchillo en mantequilla, se deslizó para que un envío desde la medular se convirtiese en el gol de la victoria, cómo no, no ausente de sufrimiento, convertido por Bouldini. Orriols volvió a ser feliz y a disfrutar de su Levante. Esta hinchada, sin duda, está loca por verte ascender. Por ello, este equipo se dejará la piel hasta el último segundo. Porque, en el Ciutat, los sueños se cumplen.

Ficha técnica

3 – Levante UD: Andrés, Dela, Vezo, Álex Muñoz, Valle, Algobia (Cantero, m.74), Rey, Carlos Álvarez (Brugué, m.74), Pablo Martínez (Rober Ibáñez, m.87), Bouldini (Capa, m.87) y Dani Gómez (Lozano, m.68).

2 – Albacete Balompié: Bernabé, Carlos Isaac (Álvaro Rodríguez, m.13 (Julio Alonso, m.84)), Djetei (Ros, m.62), Olaetxea (Juanma, m.62), Glauder, Silva, Medina, Riki, Fuster, Quiles y Escriche (Higinio, m.62).

Goles: 1-0, m.38: Bouldini. 2-0, m.45+3: Pablo Martínez. 2-1, m.64: Juanma. 2-2, m.69: Andrés Fernández (en propia puerta). 3-2, m.78: Bouldini.

Árbitro: Trujillo Suárez (Colegio canario). Amonestó al local Álex Muñoz y al entrenador del Albacete, Rubén Albés.

Incidencias: partido correspondiente a la vigésimo segunda jornada de LaLiga Hypermotion celebrado en el Ciutat de València, ante 15.487 espectadores, con unos seiscientos seguidores del Albacete. Con motivo del 200 aniversario de la Policía Nacional, dos agentes fueron los encargados de realizar el saque de honor.