La cantante Dua Lipa (28) fue una de las invitadas de los Globos de Oro 2024 con mejor puntuación en las listas de los mejores vestidos de la gala de entrega de premios de la industria del cine y la televisión, que se celebró en Los Ángeles el pasado domingo. La artista londinense, que estaba nominada por su canción ‘Dance the Night’, de la película ‘Barbie’, desfiló con un maravilloso vestido negro estilo ‘old Hollywood’ y silueta sirena de terciopelo negro y seda. Estaba hecho a medida de Daniel Roseberry para Schiaparelli (con motivo de huesos dorados bordados en el cuerpo) y unas joyas a juego muy llamativas: un collar ‘vintage’ de Tiffany & Co., concretamente, sacado de su archivo de 1962.
Pero el bello diseño de alta costura escondía un desafío inesperado: la cantante, a duras penas, podía sentarse y permanecer en una postura normal encima de la silla. Ella misma ha compartido un vídeo del momento en que trata de adoptar una postura recta enfundada en el vestido. Es ahí cuando se puede apreciar que la tela del vestido está montada sobre un rígido y ceñidísimo corsé interno.
«Lo único que faltaba era una silla reclinable», ha escrito con humor la cantante.
Sin embargo, en las redes algunos han recordado por qué el corsé dejó de usarse desde principios del siglo XX, cuando el diseñador francés Paul Poiret tuvo el mérito de liberar a la mujer de esta odiosa prenda, gracias a sus colecciones inspiradas en las ‘Mil y una noches’. Eso fue a partir de 1912, ya hace más de un siglo.
Hasta entonces, el cuerpo femenino encorsetado era la silueta ideal, la moda. Debían tener forma de ‘S’: busto marcado, cintura de avispa, caderas hacia atrás y estómago plano.
Una incomodidad fraguada en la época victoriana, que, además, perjudicaba la salud de la portadora. Sus efectos, si se usaba a diario, podían ser mortales.
El corsé presionaba el hígado contra las costillas y empujaba hacia abajo el intestino, dañando los demás órganos. Por su puesto, también impedía que los pulmones recibieran suficiente oxígeno, lo que predisponía a las usuarias a contraer enfermedades respiratorias. Incluso hay literatura de costillas rotas.
Mareos y hemorragias
Summer Strevens, autora del libro ‘Fashionably Fatal’ recuerda que el corsé dio origen al «pecho jadeante» victoriano «provocando indigestión, constipación, mareos frecuentes por dificultades al respirar e incluso hemorragias internas«. También agrega que «otros órganos internos quedaban expuestos a daños, al tener que modificar su posición natural para amoldarse a la nueva forma ósea».
Enfermedades del corsé
En 1874 se publicó una lista de casi un centenar de enfermedades atribuidas al uso del corsé, incluyendo estados alterados de histeria y melancolía. Strevens destaca que entre finales de la década de 1860 y comienzos de los 90, la revista ‘The Lancet’ publicó al menos un artículo al año sobre los peligros médicos de ajustarse demasiado los cordones.