Pedro Acosta está ante un año de cambios. Nueva categoría, equipo, moto, preparación… Por eso, el piloto más rápido de la historia en conseguir dos Campeonatos del Mundo, después de la experiencia que vivió cuando pasó de Moto3 a Moto2, está con «los pies en el suelo». Así lo reiteró ayer en una jornada que compartió con los alumnos de Automoción del Instituto Superior de Formación Profesional de Universae, a los que impartió una clase de mecánica en las aulas donde cursan unos estudios que en un futuro no muy lejano les proyectarán al mundo laboral y, por qué no, a integrarse en la estructura de un equipo del Mundial de motociclismo.
‘El Tiburón’, que en su visita estuvo acompañado en todo momento por Pedro Guerrero, director técnico de Automoción de Universae, y Ricardo Fernández, responsable de comunicación de la empresa de formación, ha aprendido en su aún corta trayectoria en la élite que «meterse presión no es bueno», y por ello, en su primer año en MotoGP con una KTM del GasGas Tech3 Racing, se lo plantea como «de aprendizaje», sobre todo al principio con el reto de «ser competitivo a partir de mitad de la temporada o al final».
Para alcanzar esos objetivos realistas para el único novato en 2024 en la categoría reina, Acosta ha estado trabajando especialmente durante el invierno haciendo «hincapié en la formación física, porque siempre he sido muy delgado, y necesito un físico para estar al nivel», dijo. Y se ha centrado especialmente «en ponerme más grande de la parte de arriba, más que en ganar peso, porque si ves a pilotos como Jorge Martín, Brack Binder o Jack Miller son como una puerta de grande y yo soy muy canijo todavía», comentó el piloto de 19 años.
Será un año de cambios para Acosta, con «cosas nuevas, gente nueva y con una moto a nivel técnico alto, muy diferente a la de Moto2. Por eso no tenemos objetivos ni presión, que es algo que he aprendido años atrás», comentó, pero también está la novedad de las carreras al sprint que se celebran los sábados a doce vueltas, la mitad de los grandes premios de los domingos, de las que aún «no tengo opinión porque solo me he subido un día a la moto y me he venido a casa. Lo más positivo es que estaré más tiempo en una moto durante el fin de semana de carreras y será positivo para evolucionar».
Comienza el trabajo en Austria
Para conocer mejor al equipo técnico que tendrá a su servicio, el día 14 se marchará a Austria para vivir una semana «de convivencia», aunque no todo será nuevo porque «he logrado traerme a gente que ha estado conmigo los dos últimos años en Moto2». Después, el 28 de enero viajará a Malasia para afrontar a primeros de febrero los primeros test oficiales de la temporada, donde podrá conocer más a fondo la nueva moto que pilotará.
Acosta también siente ahora menos presión cuando sale a la calle y pasea por Mazarrón o Murcia: «Todo se ha normalizado. Después de ganar mi primer Mundial, fue todo una locura, pasé de que me conocieran mi padre y mi madre a que todo el mundo me reconociera por la calle. Al quedarme en Murcia, en casa, la gente lo ha normalizado. Ahora pasear por el centro de Murcia es más sencillo. Me hago una, dos o las fotos que hagan falta, pero no es como antes. Estoy a gusto en casa y en Murcia y por eso no voy a cambiar un sitio que te acoge y protege tanto», explicó.
Aunque luchar por el título de MotoGP es algo que aún ve lejos el murciano, tiene claro que esta temporada «las miradas estarán puestas en el ganador del Mundial, Pecco Bagnaia», pero también considera que «Jorge Martín o Marc Márquez estarán a gran nivel. El problema es que es una categoría en la que hay muy poca diferencia y en momento pasas del primer al decimoquinto puesto y te ves fuera de los puntos. Tendré que ir con calma y aprender de ellos«, concluyó.