Como sucede con los pellets que llegan con cada marea a las playas, la polémica política en torno al vertido arrecia con el paso de las horas. La de ayer volvió a ser jornada de reproches entre Gobierno central, Xunta y partidos políticos a cuenta de la fecha en la que el Ejecutivo gallego recibió la alerta de Madrid sobre el cargamento perdido por el Toconao, pero también sobre la manera en que se produjo esa comunicación, con llamadas, mensajes de WhatsApp y correos electrónicos, y, finalmente, la propia gestión de la marea plástica.
Si en días anteriores fueron los ministros Teresa Ribera y Óscar Puente los que fijaban el día 13 de diciembre como la fecha en la que la Xunta recibió el primer aviso, ayer era la ministra portavoz Pilar Alegría la que acusaba al Gobierno de Alfonso Rueda de faltar a la verdad. “La mentira no soluciona absolutamente nada”, indicó Alegría, que ofreció la “máxima disposición, máxima disponibilidad y máxima colaboración” para atajar el vertido.
En la controversia terciaba el líder del PP, para quien está clara “la utilización política” que se está haciendo de la marea plástica. Alberto Núñez Feijóo cree que el Gobierno intenta “intoxicar” con este asunto y que toma a los gallegos “por personas poco inteligentes”.
Cuestionado en una entrevista radiofónica sobre las críticas a la supuesta “inacción” de la Xunta, Feijóo no dudaba en defender la gestión del Gobierno Rueda, que ya por la tarde, tras elevar el nivel de alerta, reclamaba colaboración al Ejecutivo central, en una carta que la vicepresidenta Ángeles Vázquez remitió a la ministra Teresa Ribera, como responsable de Transición Ecológica: “Es el momento de que se tomen las medidas oportunas para localizar antes de que llegue a la costa lo que queda de esta carga, de la que el Ejecutivo central tiene pleno conocimiento desde el pasado 8 de diciembre”. En la misiva Vázquez fija el 3 de enero como el momento en que la Xunta tuvo “constancia oficial” de lo ocurrido y comenzó a desplegar medios.
Horas antes, era el conselleiro do Mar, Alfonso Villares, en una visita a la cofradía de Muxía, el que censuraba que Madrid no hubiese tomado medidas pese a conocer lo sucedido desde el 8 de diciembre. Admitía, no obstante, que la Xunta tuvo conocimiento de la primera aparición de los pellets el día 13.
Al rifirrafe con Madrid por la fecha en la que se supo del vertido, el Ejecutivo autonómico suma las críticas desde los grupos de la oposición, por boca de sus candidatos a la Xunta, que han adaptado su agenda de precampaña para visitar las zonas a las que están llegando los pellets.
La nacionalista Ana Pontón se desplazó por la mañana a Corrubedo, en Ribeira, y desde allí pidió a Alfonso Rueda “toda la transparencia y toda la información” sobre “un problema ambiental muy grave”. Para Pontón, el PPdeG “repite el mismo manual que durante el Prestige”, al “ocultar el problema, intentar minimizarlo y aplicar “la manipulación y propaganda informativa”.
También el socialista José Ramón Gómez Besteiro, quiso acercarse a una de las zonas más afectadas por el vertido, la playa de O Carreirón, en A Illa de Arousa, para acusar a Rueda de no “preocuparse por la gente del mar” y “ocultar” la crisis ambiental provocada por la marea plástica. “Merecemos un gobierno que no nos mienta”, dijo.
No Besteiro, pero sí Pontón, como portavoz parlamentaria del BNG, recibía por la tarde la llamada de la vicepresidenta Ángeles Vázquez, para dar cuenta a los nacionalistas de la situación. Una llamada que hizo extensiva al portavoz socialista en el Pazo del Hórreo, Luis Álvarez. Lo cierto es que Vázquez ya solicitó su comparecencia en la Cámara para informar sobre el vertido.
Pero todo apunta a que el asunto llegará también al Congreso de los Diputados, si la ministra Ribera comparece para explicar las actuaciones que está llevando a cabo el Gobierno central, como reclamó ayer mismo la secretaria general de Podemos, Ione Belarra.