A Carlo Ancelotti le regalaron de niño un caleidoscopio, uno de esos tubos traslúcidos con espejos y láminas que generan imágenes que cambian simétricamente al girarlo. Aquel objeto extraordinario fascinó al joven Carlo y le enseñó que un ligero movimiento era suficiente para alterar el resultado al otro lado del tubo. Esa enseñanza le ha sido de enorme utilidad al italiano en esta tumultuosa temporada. Porque arrancó conviviendo con el desequilibrio de la plantilla motivado por la espera del fichaje de Kylian Mbappé, a lo que se sumó a última hora la marcha sorpresa de Karim Benzema a Arabia Saudí, donde este miércoles disputa la semifinal de la Supercopa frente al Atlético.

Una baja sustantiva en un equipo en el que el delantero francés era al tiempo brújula y martillo. Sin embargo, Florentino Pérez mantuvo el ‘austericidio’ que ha caracterizado la política del club en los últimos meses, en los que salvo el fichaje de Jude Bellingham, el Madrid ha priorizado la remodelación del estadio sobre la reconstrucción de la plantilla.

Reinventando a Bellingham

Ante tal contratiempo, y advertido durante sus vacaciones en Canadá que no iba a llegar ningún refuerzo en ataque (más allá de Joselu por Mariano), el italiano se acordó del caleidoscopio y le dio una vuelta a su pizarra hasta dar con un dibujo táctico que le ayudase a exprimir el gol de BellinghamManiobra sobresaliente que ha descubierto el killer que tiene dentro Jude, quien aún está en lo más alto de la tabla de goleadores ligueros, con 13 goles. A los que suma cuatro en Champions y 6 asistencias. Con este movimiento parcheaba Carletto el problema del gol.

Además, ha sabido rentabilizar a un Joselu cuya apariciones administra en contextos favorables de juego, logrando que anote 9 goles (3 en Champions, 5 en Liga y otro en Copa). Y ha tenido la paciencia suficiente con Rodrygo hasta que el brasileño ha explotado, acumulando 11 goles y asumiendo de paso el protagonismo de Vinicius durante su lesión. Lo mismo ha ocurrido con un Brahim con el que admitió “no haber sido justo en el reparto de minutos” y que ahora es el jugador más en forma del equipo, por encima incluso de Bellingham, marcando y asistiendo en cada partido en el que juega. Sus 5 goles, en las tres competiciones, y 3 asistencias así lo atestiguan.

David Alaba, jugador del Real Madrid, se retira del partido contra el Villarreal sin poder apoyar el pie. Europa Press


Courtois, Militao y Alaba, adiós al curso

Pero si en lo ofensivo ha sabido encontrar el prisma adecuado rentabilizando el gol de su plantilla al colocar a sus extremos a pie cambiado para orientarlos al área en las diagonales, en lo defensivo sus decisiones han sido aún más destacadas. Porque Ancelotti dirige al equipo menos goleado de la Primera División pese a tener a su portero titular (Thibaut Courtois) y a sus dos centrales titulares (Militao y Alaba) en la enfermería con lesiones de larga duración como es la rotura del ligamento cruzado. A eso añade la baja durante casi dos meses de sus pivotes defensivos (Tchouaméni y Camavinga) o las recaídas recurrentes de Mendy y Carvajal.

Esto le ha obligado a reconstruir una defensa nueva con Lucas Vázquez en la derecha, Nacho y Rudiger en el eje y Fran García en la izquierda. Y encima ha sorteado la ausencia del capitán y canterano por sus expulsiones, coyuntura en la que Ancelotti decidió no pedir el fichaje de un quinto central y reubicar a Tchouaméni en el eje de la defensa.

La del francés ha sido la reconversión más sonada, pero Lucas Vázquez es el mejor ejemplo de la ‘magia’ del druida italiano en su pizarra. El gallego ya es reconocido como un lateral solvente, pero además cuando el equipo lo ha necesitado, que normalmente ha coincidido con la presencia de Joselu en el campo, Lucas ha llegado a línea de fondo como carrilero o mediocampista para servir centros al ariete convirtiéndose, junto a Fran García, en el mejor socio del delantero. E incluso ha pisado área para marcar goles decisivos como el de Vitoria, donde anotó el tanto ganador en el descuento ante el Alavés.

Valverde, el jugador primo de su pizarra

El otro futbolista al que ha convertido en un comodín es Federico Valverde, el jugador “primo” de la plantilla. El único que no tiene alternativa. Un jugador al que el año pasado le pidió que se asomase al área en ataque y le puso como deberes marcar más de diez goles. Anotó una docena el uruguayo. Pero este curso, con el cambio de dibujo para optimizar la llegada de Bellingham al área, le pidió más trabajo e incluso lo ha terminado reconvirtiendo en pivote defensivo del equipo cuando Tchouaméni y Camavinga han estado lesionados. Hoy Valverde es un todocampista por el que muchos equipos de la Premier suspiran, pero el charrúa tiene entre ceja y ceja convertirse en el capitán del Real Madrid, brazalete que ya ha lucido en algún partido.

Valverde, sobre su entrada a Morata en la final de 2020: «Claro que lo volvería a hacer». EFE


El Real Madrid 2023-24 con el que se va a encontrar el Atlético de Simeone en esta Supercopa de Arabia es un equipo de autor, un rival capaz de ofrecer perfiles totalmente diferentes durante un mismo partido. Descompensando en ataque sin la presencia de un Mbappé o un Haaland, Ancelotti ha hecho de la necesidad virtud activando recursos alternativos que ahora le convierten en un rival consistente de enorme versatilidad.

Por eso el Madrid aterriza en la Supercopa como favorito, líder en Liga y de grupo en Champions, especialmente por la reaparición de Vinicius, lo que permitirá a Carletto alinear una delantera con Rodrygo y Vinicius por delante de Bellingham, a los que puede sumar la electricidad de Brahim y la contundencia de Joselu. Mientras que en defensa Rudiger y Nacho tendrán por delante a jugadores de enorme despliegue defensivo como Tchouaméni, Camavinga o Valverde. Después de varias temporadas luchando con la flor de Zidane, ahora Simeone se enfrenta al caleidoscopio de Ancelotti.