Ganar el campeonato de España de hamburguesas —que empezó en 2019 y va por la cuarta edición— es sinónimo de lanzamiento al estrellato. En Juancho’s BBQ, el restaurante que triunfó en la primera convocatoria, pasaron de un puesto en un mercado a nueve restaurantes; en Junk Burger, ganadores de 2022, de uno a cinco locales. Los campeones de 2023 son los responsables de Burger Food Porn, una hamburguesería con cuatro restaurantes en Sevilla que ya prepara su salto a otras ciudades, empezando por Jerez. El título de mejor hamburgesa del país, al que se presentan cientos de restaurantes cada año, garantiza cobertura mediática y crecimiento del negocio. Tan potente es la marca que incluso ha desatado broncas entre algunos equipos ganadores.

En 2022, el cocinero vallecano César Peña acusó públicamente a los dueños de Junk Burger de apropiarse de su receta y, justo después de ganar el concurso, dejar de contar con él. Peña montó su propio restaurante, Cesar’s Burgers: hoy, tanto él como los establecimientos de Junk Burger se promocionan como ganadores del certamen.

Ahora, son los responsables de Toro Burger —que en 2019 se alzó con el título de mejor hamburguesa con queso de España— los que andan a palos. Desde principios de octubre, la cuenta de Instagram de la cadena alerta en sus publicaciones de que ha sido plagiada y anima a sus seguidores a «derribar esa estafa» denunciando a la nueva cuenta en la red social. Su web incluye un comunicado en la misma línea, asegurando que una serie de locales con la marca «Toroburger.eu» no pertenecen a la enseña original. «Usan nuestra marca, fachada, decoración, imagen corporativa, productos y nuestra hamburguesa Maya, campeona de España. Por eso nos hemos visto obligados a iniciar un procedimiento judicial», dice el texto.

Incluso los emails de varios locales devuelven una respuesta automática indicando que ya no pertenecen a la cadena: que un día lo hicieron como franquicias y por eso tienen la misma imagen, pero que tras un «incumplimiento reiterado» por parte del franquiciado se ha rescindido el contrato.

Toro Burger es la marca de Eduardo Gomes de Lima, alias Dado Lima: un directivo publicitario brasileño que emigró con su mujer a España para montar su propia empresa. En Brasil, según ha explicado Lima, el matrimonio pertenecía a una clase social alta. Sin embargo, la idea de mudarse «a un país del primer mundo» y de ser sus propios jefes les sedujo. Hicieron las maletas y recalaron en Marbella, donde en 2015 abrieron junto a un socio la hamburguesería Bar BQ.

Tal como cuenta Lima en entrevistas, aquel negocio fue mal por peleas entre socios. Cerró y empezó Toro Burger Lounge. En 2019 se presentó al concurso de hamburguesas, ganó con la hamburguesa Maya (con queso flambeado y que toma el nombre de su hija) y el resto, siempre según su relato público, es historia. A Lima le llovieron las llamadas de franquiciados interesados y Toro creció como la espuma hasta alcanzar los cuarenta locales.

«Un matrimonio que no acabó bien»

La mayoría de estos locales están a nombre de Luis Xia, el hostelero chino detrás de Toroburger.eu, la marca a la que el chef brasileño acusa de plagio. Xia asegura a El Periódico de España, de Prensa Ibérica, que la guerra es mutua, que Lima y él son «como una familia» cuyo matrimonio «no acabó bien». Tiene intención de que se reconcilien, dice, porque su hijo (la hamburguesería) está en juego. Lima ha preferido no hacer declaraciones por consejo de sus abogados, aunque ha dejado que sea el director general de la empresa, Gonzalo Burgos, quien hable. «Estamos en conversaciones con nuestro franquiciado principal, origen del conflicto», dice Burgos. «En las cadenas que experimentan un crecimiento rápido es corriente hacer una parada técnica para resituar a las partes».

Dado Lima registró la marca Toro Burger Lounge en mayo de 2016, mucho antes de ganar el concurso que lo catapultaría al éxito. Cuenta Xia que ambos se conocieron antes del certamen y que la idea de presentarse fue mutua. Xia lleva más de treinta años en España y tiene a su nombre diversas sociedades: entre otras, la coctelería Shambala Lounge en el centro de Madrid.

«Empecé dedicándome a la importación y exportación, los restaurantes vinieron después», cuenta. «Tras ganar el concurso, teníamos planes de expandir. Él ha estudiado marketing y yo tengo dinero, así que la idea era que yo ponía el dinero y él se dedicaba al marketing. Son mis locales. Él se ha crecido y todo el mundo piensa que es el único dueño. Ahí fue cuando empezamos a discutir».

El origen de la disputa está, según el empresario chino, en la propiedad de la marca. «La marca la registró él. Habíamos quedado en que me daría el 50%. Pero pasaban los meses y no lo hacía», cuenta. Por eso en enero de 2023, según se puede observar en la base de datos de marcas, Xia solicitó el registro de su propia marca: Toro Burger, sin el Lounge, con un logotipo muy parecido al original y que aún no se le ha concedido. Según Xia, la otra parte del acuerdo al que habían llegado era que él abría los locales y le daba a Lima participaciones; por el contrario, Lima y el director general relegan al asiático a mero franquiciado.

Tras varias discusiones, cuenta Xia, Lima cambió las contraseñas de todas las cuentas de redes sociales y plataformas de reserva y dejó a su compañero tirado. «Durante meses perdimos muchos clientes. Él tenía las cuentas y podía cancelar las reservas. Ahí, en verano, creé una nueva web. Necesitaba vender. Creé una nueva cuenta en la plataforma de reservas y otra de Instagram. He recuperado todo porque era necesario».

Toroburger.eu es la web con la que Xia ha tomado el control de casi todos los locales, que siguen abiertos y funcionando a su nombre. Al contactar con varios de ellos, los trabajadores se limitan a explicar que siguen siendo la misma cadena y que las acusaciones de estafa responden a una guerra entre socios. En Toroburger.es, la web original, Lima mantiene el listado de todos los restaurantes pero destaca en rojo a los que son «copia», la mayoría. Desde su web solo se puede reservar en seis de ellos: el de Marbella, en el que empezó la aventura, y otros cinco, que según Xia son franquiciados que ha captado el propio chef. «Quedamos en que los franquiciados que captara eran para él», dice. «Yo no me dedico a las franquicias, tengo locales propios».

Ambas partes coinciden en que pronto llegarán a un acuerdo. Xia lamenta que las acusaciones de Lima sean públicas porque dañan la marca, mientras que el brasileño y su director Burgos insisten en que «las conversaciones» y el acuerdo al que lleguen la fortalecerá.