La vida visible de los hermanos Milei, el presidente de Argentina, Javier, y su secretaria general de la Presidencia, Karina, lo que hacen o dejan de hacer, ocupa por momentos mayores planos de relevancia que las urgentes situaciones políticas. El Gobierno de ultraderecha encuentra obstáculos en los tribunales y el Congreso para poner en marcha sus planes radicales. La inflación de diciembre fue del 20% en la ciudad de Buenos Aires. A la vez, se emiten gestos desconcertantes: sus jóvenes asesores en comunicación dejaron plantada una bandera trumpista en la base aeronáutica en la Antártida argentina. La ministra de Exteriores, Diana Mondino, recibió a la representante taiwanesa, Miao-hung Hsie, provocando la ira de Pekín. Sin embargo, son los hábitos privados del mandatario los que concitan risueña atención, en especial los que se relacionan con sus mascotas y su mediática novia.
Milei se ha mudado hace unas horas a la residencia del Ejecutivo en la localidad de Olivos, en la periferia norte de la capital. Trabajará allí la mayor parte de la semana, con la excepción de los martes y los jueves, cuando encabezará las reuniones de Gabinete en la sede gubernamental, frente a la Plaza de Mayo. El anarcocapitalista vivió en un lujoso hotel durante la campaña electoral y casi el primer mes de su mandato. A veces lo acompañó su pareja, Fátima Florez, una popular imitadora. Ella no solo se hace pasar por Cristina Fernández de Kirchner sobre el escenario, sino su propio novio. La caracterización del jefe de Estado es uno de los platos fuertes del espectáculo que realiza a sala llena en un teatro de Mar del Plata, el principal centro balneario de este país. Al igual que él, le hace gritar al público la consigna «viva la libertad, carajo». La era Milei trae consigo, además de una vocación de transformaciones en todos los órdenes, cierta confusión en el uso del lenguaje: la hermana suele ser llamada «El Jefe» y se desempeña en los hechos como Primera Dama, mientras que ella, la novia, actúa como si fuera «él».
A modo de ritual de despedida de la capital, Milei y Florez salieron al balcón presidencial y comenzaron a saludar con la intención de ser retratados por las cámaras. No había nadie en la Plaza de Mayo que los vivara especialmente, salvo los transeúntes en una zona financiera y de oficinas que levantaron la vista con entusiasmo disímil. A la par, los medios de prensa aseguraron que la llamada residencia de Olivos fue escenario de un ritual de purificación. El magnate Mauricio Macri hizo lo mismo en 2016. Aseguraba tener fuertes dolores de cabeza y no los atribuía a lo que sus adversarios llamaban una poca predisposición a trabajar.
Las recientes tareas de «limpieza energética» de la residencia y, en especial, el despacho del presidente, quedaron a cargo de Karina. Antes de asumir la estrategia electoral de La Libertad Avanza, la hermana se destacaba por sus fuertes inclinaciones esotéricas, detalladas en ‘El Loco’, la biografía de Milei escrita por Juan Luis González. Se ha encargado entre otras cosas de comunicarse en el «más allá» con Conan, el perro muerto de su hermano que había ocupado un lugar afectivo enorme y fue clonado en Estados Unidos por miles de dólares. Conan, el clon de su anterior mastín, lleva ese nombre inspirado en las novelas del escritor Robert E. Howard que fueron llevadas al cine con el protagonismo de Arnold Schwarzenegger. De ese segundo perro han descendido, también con ayuda de la tecnología, Murray, Milton, Robert y Lucas. Fueron bautizados así en honor a los economistas neoliberales de cabecera del presidente: Milton Friedman y Robert Lucas, y el fundador del anarco capitalismo, Murray Rothbard.
Mudanza a las apuradas
La residencia de Olivos fue donada al Gobierno nacional por Carlos Villate Olaguer, en 1918, pero con una cláusula de hierro: debe ser ocupada por el presidente. De lo contrario, la propiedad retornará a los herederos. Por esas razones debió acelerarse la mudanza de Milei, aunque no finalizaron las refacciones internas. Todavía no puede vivir con sus cinco perros. Para el hombre que dirige los destinos de Argentina, ellos son algo más que una manera de sentirse acompañado. González ha revelado, y nunca fue desmentido, que se desempeñan como «guías» y «asesores» en diversos temas económicos y políticos. Se desconoce si los mastines «opinaron» sobre las circunstancias que atraviesa el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la Ley Ómnibus que buscan barrer con la estructura económica y legal que ha regido en el país durante las últimas décadas.
El presidente no puede contar por ahora con su pequeña y querida manada en Olivos. «Lo que pasa es no se pueden mudar mis hijitos porque los mastines son muy grandes, Milton mide dos metros (parado) en dos patas, y pesan 100 kilos, y la casa para que estén no es una construcción muy fuerte». Para construir caniles especiales se necesitan materiales importados. «Estoy esperando que lleguen; no quiero ningún privilegio». El Gobierno informó que ese dinero saldrá del bolsillo del dueño.
Milei no estará completamente solo. Lo visitará su novia imitadora, cada vez que pueda. Karina vive muy cerca de la residencia oficial. Y, además, Olivos tendrá otra inquilina permanente, la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello. Ella habitará una de las casas de huéspedes. Resta confirmar si se establecerá definitivamente o solo pernoctará algunos días de la semana. Nada parecería compararse con el ruido encantador de los ladridos de Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas.