Decenas de neofascistas, todos vestidos de negro, colocados uno al lado del otro en fila como si estuviesen en un ejercicio militar. Después, un hombre grita tres veces a pleno pulmón: «¡Atentos! ¡A todos los camaradas caídos!». La masa entonces emula el saludo fascista con el brazo en alto y, otras tantas veces, responde al unísono: «¡Presente!». Y, a continuación, el hombre finalmente insta: «¡Re-po-so!». Es la escena de otro siglo que se ha visto en Roma, delante de una antigua sede del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI), partido en el que también militó en juventud Giorgia Meloni, la hoy primera ministra de Italia.
Los hechos ocurrieron al término de un acto este domingo en memoria del asesinato de tres jóvenes simpatizantes del MSI en 1978, en la época de los llamados «años de plomo», en el barrio romano de Tuscolano. Allí habían acudido el presidente de la región del Lacio, Francesco Rocca, afín a Meloni, así como representantes de otras fuerzas políticas, lo que ha disparado los decibeles de la polémica.
Tanto que incluso Rocca, ya con la diatriba en curso, se ha desmarcado del episodio. «Si hubiera habido saludos romanos [durante el acto, y no al final, cuando él ya se había ido], no habría dudado en estigmatizarlos y distanciarme de ellos», ha dicho el político, un antiguo dirigente de la Cruz Roja que en las últimas elecciones fue elegido con el apoyo de Hermanos de Italia, el partido de Meloni. «Quienes se han comportado así deben ser condenados ciertamente por todos, igual que deben ser condenadas todas las manifestaciones de apoyo a las dictaduras. Hay una ley, no se puede hacer apología del fascismo en nuestro país», ha añadido el viceprimer ministro y ministro de Exteriores, Antonio Tajani.
«Parece 1924»
Palabras, estas, que no han apagado las críticas sobre un acto que se repite, en formatos similares, todos los 7 de enero en la calle Acca Larenzia de Tuscolano, pero que este año se ha viralizado en las redes sociales. «Roma, 7 de enero de 2024. Y parece 1924«, ha criticado la líder de la oposición y del progresista Partido Demócrata (PD), Elly Schlein, al pedir también una comparecencia parlamentaria del ministro del Interior del Gobierno de la ultraderechista Meloni.
En la misma línea, también también han intervenido otros, entre ellos conocidos intelectuales y periodistas. «¿Se imaginan una escena así hoy en Berlín?», se ha preguntado el reportero Paolo Berizzi. «El mundo al revés. Esto es una vergüenza», ha coincidido Laura Boldrini, exjefa del Congreso italiano y exportavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Franco Bigonzetti, Francesco Ciavatta y Stefano Recchioni, simpatizantes del MSI, murieron en 1978. El asesinato de los primeros dos fue posteriormente reivindicado por los Núcleos Armados contra el Contrapoder Territorial, un grupúsculo de extrema izquierda. En cambio, el tercero murió como consecuencia de enfrentamientos con la policía ocurridos tras el homicidio. La masacre propició luego el nacimiento de los NAR, una organización terrorista de extrema derecha, que ensangrentó Italia entre 1977 y 1981.