Este 2024 nos ha traído lamentablemente ya una muy triste noticia, la muerte de Franz Beckenbauer, uno de los grandes-grandes de este deporte que tanto nos gusta llamado fútbol. Quienes tuvimos la suerte de ser contemporáneos suyos en un terreno de juego siempre le recordaremos como un defensa revolucionario. Pero revolucionario no entendido como un guerrillero, sino todo lo contrario: él fue el primer defensa que habría sido capaz de jugar con frac. Hasta entonces, los defensas defendían. Y ya está. Y los entrenadores, tan contentos. Pues con Beckenbauer la cosa cambió. De repente, había un tío que desde atrás cogía la pelota y con una enorme elegancia, y como si nada, iba avanzando con la cabeza siempre alta. Recuerdo verle muchas veces aparecer en la frontal del área rival, sin que nadie casi se enterara, y soltar un chut limpio, seco y preciso. Porque eso también lo tenía: ¡cómo llegaba! Beckenbauer jugaba en el campo como lo que era fuera de él: siendo todo un señor. A diferencia de esos defensas pasionales, que parece que en cada pelota les va la vida, no recuerdo haberle visto tirarse por el suelo nunca. No le hacía falta. Era tan listo que se anticipaba a las jugadas para llegar antes. Nunca daba sensación de estrés. Todo era fácil, fluido. Pero que fuera elegante no significaba que no supiera sufrir: le vimos en el famoso partido ante Italia en el Mundial del 70 jugando con un hombro fuera de sitio.

No me cuesta decir que Beckenbauer es, para mí, el nº1 de toda la historia del fútbol en su puesto. Creó escuela por su estilo. Tanto, que hoy es casi una definición: “Es un Beckenbauer”. Para los jóvenes que no le vieron y me entiendan, era el Federer del fútbol. A partir de él -alguno casi a la vez que él- se vieron ya defensas que la tocaban como un medio. El Atlético, por ejemplo, tenía a Luiz Pereira, un superclase. Posteriormente ya llegaron Baresi, Koeman… Entre los 60 y 70 marcó el fútbol con el Bayern y  Alemania de los Overath, Hoeness, Müller… frente a la gran Holanda de Cruyff, Rensenbrink, Krol, Neeskens o Rep. Beckenbauer era el líder de aquella Alemania. Años después, fue capaz de repetir como campeón del mundo siendo seleccionador. Pero yo me quedo con aquel defensa que cambió el concepto de defensa. Descanse en paz.

AL BAYERN DE BECKENBAUER Y MAIER

El día que Martí Filosía ganó él solo una tanda

Contra Beckenbauer jugué varias veces, en torneos y también en algún partido de ’resto del mundo’, tan en boga en aquella época. Pero de los duelos ante el ‘Kaiser’ recuerdo sobre todo uno que no lo pude jugar yo. Y lo recuerdo por algo nunca visto que hizo Martí Filosía. Fue en 1969, en Casablanca. Empataron Bayern y Barça y tuvieron que romper la ‘x’ en la tanda de penaltis. Entonces, las tandas no eran como ahora: no se tiraban alternativamente y cada equipo podía elegir entre varios tiradores o un tirador. Empezaron ellos y metieron 3 de 5. Y ahí salió Martí Filosía y, con personalidad, pidió lanzar los 5 él y, encima, a Maier, un porterazo. Cogió la pelota, tiró el primero: gol. El segundo: gol. El tercero: gol. Y el cuarto: gol. El quinto ya no hizo falta. Aquel día, Martí Filosía ganó él solo al ‘Kaiser’ Beckenbauer, a Maier y al ‘Torpedo’ Müller.