Los aviones de Boeing se han quedado en tierra. Los 737 Max 9 permanecen sin volar tras el incidente que ocurrió en pleno vuelo el pasado viernes 5 de enero, cuando una pieza de gran envergadura se desprendió de un aparato nuevo (llevaba menos de dos meses en activo) de Alaska Airlines que salía de Portland (Oregón) dejando un agujero en la cabina mientras se encontraba a 16.000 pies de altura. Ahora serán inspeccionados por la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés).

Boeing está en el punto de mira desde hace tiempo, ya que sus aparatos han sufrido diversos fallos de calidad que amenazan con erosionar la confianza en su capacidad de fabricación. Lo ocurrido hace unos días podría acabar por dar la puntilla a la compañía, que había acabado 2023 con grandes perspectivas para el año nuevo. De momento, debe sortear estas nuevas dificultades, aunque se ha mostrado dispuesta a colaborar y a llegar hasta el fondo del asunto.

«La seguridad es nuestra máxima prioridad y lamentamos profundamente el impacto que este suceso ha tenido en nuestros clientes y sus pasajeros», decía la firma en un comunicado el sábado. «Estamos de acuerdo y apoyamos plenamente la decisión de la FAA de exigir inspecciones inmediatas de los aviones 737-9 con la misma configuración que el avión afectado», añadía.

También explicaba que un equipo técnico de Boeing estaba apoyando la investigación de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) sobre el suceso del día anterior. «Permaneceremos en estrecho contacto con nuestro regulador y nuestros clientes», confirmaba.

Sin embargo, las dudas ya planean sobre el fabricante estadounidense y su avión 737 Max, que es una fuente de ingresos crucial para Boeing. Tal es la situación que, según recoge ‘Bloomberg’, el director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, ha decidido tomar cartas en el asunto.

En concreto, ha cancelado el retiro anual de altos directivos de Boeing que debía haber comenzado este mismo lunes en las afueras de San Diego, y ha convocado a los empleados a una reunión general que se transmitirá por Internet desde la fábrica 737 de Boeing este martes. Él y otros altos ejecutivos de la compañía abordarán lo ocurrido, que podría haber acabado en tragedia, aunque por suerte nadie resultó herido, y reforzarán el compromiso de Boeing con la seguridad, la calidad, la integridad y la transparencia.

«Situaciones como esta son un recordatorio de que debemos seguir centrados en seguir mejorando cada día», dijo Calhoun a los empleados en un mensaje a toda la empresa este domingo.

Los reguladores han dejado en tierra los aviones de la variante 737 Max 9 tras el incidente, y antes de que puedan volver a retomar el vuelo habrá de concluir la investigación para determinar qué es lo que pasó para que una sección del fuselaje, un panel con forma de puerta, se desprendiese dejando un gran agujero.

La NTSB examinará el proceso de fabricación de Boeing para el 737 Max 9 e investigará qué pudo haber provocado la explosión del panel. Revisará al detalle los componentes alrededor de la apertura de la puerta, incluidas las bisagras y los topes, así como la presurización, según anunció Jennifer Homendy, presidenta de la agencia de seguridad, en una rueda de prensa el sábado.