Sonreía ayer más de lo habitual, detrás de la barra del bar Asturias, Amalia Gil López, vecina de Vegadeo y conocida hostelera de la capital del concejo que linda con Galicia. «Hay motivos», decía. El negocio vendió un décimo del primer premio del sorteo extraordinario del Niño: el 94974, dejando 200.000 euros. «Esperamos que cerca», añadía.
Es la primera vez que este bar con máquina de venta de boletos reparte la suerte gracias a un sorteo extraordinario de lotería. Ahora, «todos miramos de reojo, a ver quién es la persona agraciada, a ver quién cambia de coche», contó con una sonrisa la propietaria «del Asturias», como dicen en Vegadeo. El local, que es asimismo restaurante, tiene clientes fieles, pero también muchos de paso. «Somos una casa de comidas y la gente viene y va, por eso no sabremos seguro a quién le tocó; de momento es una incógnita», apuntó Gil López después de dar las comidas del día de Reyes.
El bar es icónico en Vegadeo. Lo abrió el abuelo de Amalia, José López, en 1936. El hombre hizo dinero con un camión de transporte y decidió comprar la casa en cuyo bajo hoy se encuentra el restaurante. El éxito acompañó a la familia y tanto es así que siguió con el negocio la hija del fundador y ahora lo hace su nieta. «Me crie en el bar, entre esto», apuntó ayer con otra sonrisa. No sabe bien cuándo se empezó a vender lotería en el establecimiento, pero sí que es un punto legendario de compra de boletos.
«Recuerdo que fue un camarero que trabajaba con mi abuelo, muy aficionado el fútbol, quien le propuso vender quinielas», relató Amalia Gil. La idea dio sus frutos. De la quiniela se pasó a otras fórmulas de juegos de azar hasta llegar a la lotería cuando se pudo vender directamente desde los bares.
En el bar Asturias nunca habían vendido hasta la fecha un décimo premiado de esta lotería. Sí otros. En 2012, con el Euromillón repartió 1.591.000 euros y en 2010, la suerte llegó con un Gordo que dejó 183.000 euros. «No estamos muy acostumbrados a estas celebraciones», apuntó la propietaria acompañada de sus fieles camareros, Agustín Prieto y Salek Mehdi Mohamed. Eso sí, ahora esperan que esto anime a todas las personas que se interesen por este tipo de juegos. «No sabía que se podía sentir tanta satisfacción al dar un premio», contó. En los demás puntos de venta del Occidente la suerte pasó de largo si se buscan premios de grandes cantidades de dinero.