J K. Rowling publica excelentes y oceánicas novelas detectivescas, bajo el Nom de guerre de Robert Galbraith. El último tomo de su saga del exmilitar Cormoran Strike se titula The running grave y gira en torno a una secta destructiva, la Iglesia Humanitaria Universal. La introducción a los actos de culto se produce a los acordes de Heroes, de David Bowie. Allí escuchamos que «Yo seré rey y tú serás reina. Y aunque nadie puede espantarlos, seremos héroes, héroes por un día».
La última novela negra del superventas Jo Nesbo es Eclipse, y alinea a su detective fetiche Harry Hole. El relato amazónico contiene una disertación sobre una canción de Bowie, de nuevo Heroes. El escritor noruego cuenta con una vida paralela como cantante de la banda de rock Di Derre, por lo que acomete una discusión sobre los distintos guitarristas que escoltaron al cantante en las distintas versiones. Con mención destacada para Robert Fripp, que en su momento reclamó su parte por la coautoría de la canción.
Tal vez la novela más aclamada del año pasado sea Biography of X de Catherine Lacey, donde la letra incógnita es una artista que cruza sus caminos con Susan Sontag, Andy Warhol o David Bowie. El pastiche biográfico de un personaje con flecos de Marina Abramovic o Rebecca Horn se centra de nuevo en la canción Heroes, detallando su génesis en 1977 y que diez años después sirvió de eje a un concierto berlinés que influyó en la caída del Muro.
El consenso apunta a Mick Herron, descubierto en España gracias a la teleserie Slow Horses protagonizada por Gary Oldman, como el sucesor más probable de John Le Carré. Su última novela es The secret hours y también cuenta con una etapa en el Berlín de los años noventa, donde destaca la decoración de locales de la capital alemana con carpetas de álbumes del autor de Heroes. En fin, el novelista Daniel Silva ha convertido a Gabriel Allon en el James Bond judío. En la última entrega de la serie, titulada The collector, bromea con la atribución de una cita existencial a Bowie. Y así sucesivamente, para recordar quizás que la versión más aclamada de la canción fetiche, con introducción festiva incluida, amasa por encima de doscientos millones de visualizaciones en Youtube.
Ninguno de los libros citados trata estrictamente de Bowie, se podría eliminar fácilmente al cantante sin alterar el curso de las narraciones. De hecho, el artista londinense usurpa en esta relación exhaustiva el papel de referente obligado que la tradición asigna a Bob Dylan. El enigma es fácil de resolver. No se trata de un fenómeno de hipnosis colectiva provocado por el hombre con dos ojos de distinto color. Son novelas escritas inmediatamente después de la muerte de Bowie, el homenaje póstumo de los grandes novelistas que crecieron escuchándole, y que certifican así la imposible sustracción de la literatura a la actualidad.