Lluís Lozano
Henko, un pastor belga malinois de 12 años, pasó una década buscando papel moneda para la Guardia Civil y fue uno de los primeros agentes caninos en recibir una condecoración por su trabajo, pero nadie le garantizaba una jubilación a la altura.
Para encontrarle un nuevo hogar a su medida, a él y a tantos otros perros jubilados, trabajan asociaciones como Héroes de 4 Patas o Adopta K9, que han dado la vuelta a los procesos de adopción: es el perro el que elige el humano que le es más conveniente, y no al revés.
«Queremos evitar que haya devoluciones o adopciones que no lleguen a buen puerto, porque queremos que sean definitivas. Está yendo bastante bien desde que lo hacemos así, no han devuelto casi ninguno», explica a EFE Manuel Lorenzo, representante de Adopta K9 y agente de Policía Nacional.
Evitar, en definitiva, que perros que muchas veces acarrean dolencias entren en situación de abandono. Henko, por ejemplo, fue operado de la uretra tras dejar el instituto armado y tuvo que pasar por dos casas de acogida temporales.
Hasta que llegó a manos de Héroes de 4 Patas y, de ahí, a casa de Susana Cela y su esposo Juanjo, a quienes la organización ya había dado en adopción a otro malinois ex guardia civil: la especialista en búsqueda de estupefacientes Enma, fallecida el pasado septiembre a causa de un tumor.
«Lo hablamos un viernes y el lunes estaba el perro en casa», recuerda Cela, aunque no es lo habitual. Los procesos de adopción, sobre todo para primerizos, suelen ser largos y exhaustivos.
Pasar el filtro
Primero se les realiza un cuestionario a los potenciales adoptantes para estudiar sus características (su formación, su familia, la zona en la que viven…); si pasan el filtro llega la primera de las entrevistas, telefónica, para resolver dudas; y finaliza con un encuentro en la casa de la familia adoptante.
Llegar al final del proceso, no obstante, no garantiza nada: solo significa que la asociación ha recogido la información suficiente para estar en su base de datos.
En el momento en que las necesidades de uno de los agentes jubilados sean compatibles con las características del adoptante, y normalmente tras el visto bueno de su antiguo guía, se reactiva el proceso.
«No es como una protectora convencional, en la que eliges al perro que quieres, sino al revés: el perro te elige a ti, de acuerdo con sus necesidades y características», zanja la agente de Policía Nacional Rosa Chamorro, presidenta de Héroes de 4 Patas.
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Además, ambas organizaciones realizan un seguimiento «de por vida» de las adopciones para cerciorarse de que los perros tienen «un futuro digno» en sus nuevas familias.
Un perro no es un capricho
Durante estas fechas, en las que es frecuente que los perros -adoptados o comprados- lleguen a las casas en forma de regalo navideño, son tradicionales los mensajes que llaman a la sensatez: un animal de compañía no puede ser un capricho y supone una gran responsabilidad. El abandono, se afana en recordar la Policía Nacional, es delito.
Aún más cuando se trata de un agente canino jubilado, pues muchos son perros ancianos y algunos sufren patologías médicas, inciden desde las asociaciones.
«Todos los perros merecen el mejor de los hogares, pero estos han estado trabajando para nosotros la mayor parte de su vida y nos han estado protegiendo, por lo que tenemos la responsabilidad de darles el descanso que merecen de la mejor manera posible. Además, son mayores y requieren más atención», argumenta Chamorro.
Por sus problemas de uretra, Henko necesitaba salir a orinar cada dos horas, y Cela se desvelaba cada noche con él. «Si no estás dispuesto a asumir que enferme, que es lo que va a ocurrir, no acojas», subraya.
También entra en juego el hecho de que están acostumbrados a una rutina de trabajo que no siempre les es sencillo abandonar.
«Son perros distintos a los que vemos en la calle, exigen más que un perro, por llamarlo de alguna forma, normal. Necesitan tener actividad, porque están acostumbrados a trabajar jornadas de ocho y diez horas. Hay que tener la responsabilidad de darle la vida que se merece», agrega Lorenzo.
Sea como sea, la mayoría se adaptan sin problemas a una vida en la que se dedican a correr detrás de una pelota y no a perseguir criminales. «Desde el primer minuto los adoptantes nos suelen decir que parece que el perro lleva toda la vida en su casa, y que inmediatamente establecen vínculos con alguien, como si fuese su guía», incide la presidenta de Héroes de 4 Patas.
Un plan «Voraz» para los equinos
Los perros no son los únicos animales con los que trabajan las fuerzas de seguridad o el Ejército, y en Adopta K9, aunque su nombre hace referencia específica a los canes, no se olvidan de ellos. Por ello, en 2021 pusieron en marcha el «Plan Voraz», con el que pretenden dar una segunda vida a los agentes equinos.
Al jubilarse, los caballos de la Policía Nacional suelen ser subastados por el Ministerio de Defensa -a quien pertenecen-, pero cuando son muy mayores o tienen lesiones, la asociación trata de buscarles un retiro más humano.
«El procedimiento es exactamente igual que con los perros, pero obviamente no buscamos el mismo perfil de familias. Que no sea para tenerlos en un garaje, sino que estén en una finca, con espacio, con más caballos y en libertad», explica Lorenzo.