La imagen de Virginia Torrecilla con la camiseta del Atlético siendo manteada por las jugadoras del Barça en la final de la Supercopa del 2022, en su feliz regreso después de casi dos años de ausencia por culpa de un tumor cerebral, habla por sí sola. El inmenso cariño de sus excompañeras del Barça y de la selección, donde ‘Vir’ no solo aportó su talento como líder en el centro del campo sino sobre todo su alegría, entusiasmo y generosidad en el vestuario, se pudo ver en un gesto más que elocuente.
‘Vir’ ha dicho esta semana adiós al fútbol profesional después de 14 años, aunque ha matizado que «seguiré vinculada a este deporte que tanto me ha dado». Nos dio una lección de vida y valentía cuando volvió a los terrenos de juego tras superar la lucha más difícil. «Me dijeron que no volvería a jugar al fútbol», recordaba. Lo hizo y nos volvió a enamorar, como lo ha hecho en tantas ocasiones, en los escenarios como ejemplo de superación tras recibir diversos reconocimientos y en el campo con su visión de juego y toque magistral, cuando en el fútbol femenino empezaban a hacerse populares los nombres de Alexia Putellas, Jenni Hermoso o Mapi León y empezaban a abrirse camino promesas como Aitana Bonmatí, Patri Guijarro o Mariona Caldentey.
La mallorquina ya era ejemplo para todas ellas. Y se convirtió después en un referente más allá del fútbol para inspirar a todos los que deben hacer frente al infierno de un cáncer, siempre con palabras de agradecimiento a los que nunca dejaron de apoyarla y alentarla. Su valor y entereza nos sirven de guía. Gracias por tanto, Vir.