Los colegios electorales de Bangladesh han abierto sus puertas este domingo a las 8.00 horas (hora local) para que los cerca de 170 millones de habitantes del país participen en unas elecciones generales cruciales ante el creciente clima de crispación política y el boicot de más de una decena de partidos de la oposición.

El proceso electoral, que podría convertirse en una cuestión de supervivencia tanto para la gubernamental Liga Awami como para el opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), parece sin embargo apuntar a un resultado inevitable: una victoria del partido gubernamental que facilite a la actual primera ministra, Sheij Hasina, renovar el cargo para un cuarto mandato consecutivo.

Hasina llegó al poder en 2009 y en el marco del último proceso electoral, que tuvo lugar en 2019, se libró de su principal oponente, la presidenta del BNP, Jaleda Zia, que fue encarcelada un año antes por corrupción. Ahora, las principales fuerzas opositoras insisten en que no existen garantías sobre la posibilidad de que las elecciones se desarrollen de forma libre y justa en un país en el que, según denuncian, la democracia «ha muerto».

Entre acusaciones de represión contra figuras disidentes, las voces críticas con el Gobierno bangladeshí alertan de que el país se aproxima inexorablemente a un sistema de partido único. Desde su llegada al poder, organizaciones de defensa de los Derechos Humanos han denunciado medidas «autoritarias» contra opositores y disidentes.

Varios relatores de Naciones Unidas han expresado además su preocupación a lo largo de este año debido a lo que han descrito como una «instrumentalización del sistema judicial para atacar a actores de la sociedad civil, periodistas y defensores de los Derechos Humanos».

Hasina, sin embargo, insiste en destacar los logros obtenidos bajo su mandato. Desde que llegó al cargo, el país ha registrado un significativo crecimiento económico a pesar de las alarmas a nivel internacional sobre los estándares democráticos, especialmente ante las denuncias de ejecuciones extrajudiciales de activistas y opositores.