Laporta, en el almuerzo con los medios / EFE

Una de las claves del mandato de Joan Laporta está siendo los golpes de efecto, aquella que unos consideran audacia y otros una mera improvisación. Algo así se vivió este verano, cuando el FC Barcelona anunció que encontraba un nuevo pagador por las acciones de Barça Vision y que, además, iniciaba una potencial salida a bolsa que valoraba el negocio digital audiovisual en 1.000 millones. A unos poco les importó que un comprador fuera un inversor chipriota cuya identidad hoy aún se desconoce y el otro un fondo reconvertido al fútbol ese mismo mes de agosto que debía desembolsar el equivalente a toda su capitalización. Cuatro meses después, nos encontramos otra vez en ese momento: un mercado de fichajes e inscripciones donde no sabemos si habrá audacia o improvisación.